Cuando volvimos, la familia Burke estaba de mal humor, todos ellos estaban tensos y fueron a hablar a la piscina, miraba a Jhoney a través del ventanal de la sala, sus expresiones eran rudas, yo no entendía la gravedad, eran cuatro materias podría ver esas y las del siguiente semestre sin problema.
—Ven hija, no veas eso. —mi padre me llamó, al parecer no estoy siendo lo suficientemente discreta. Me alejé del ventanal y fui a la cocina con él.
—¿Qué crees que pase? —pregunté.
—Bueno, no le digas a nadie pero... al parecer no solo lo están regañando por las notas. —suspiró. —Tal vez Jhoney haya bajado el promedio por consumir sustancias psicotrópicas. —susurró.
¿Jhoney? ¿Mi Jhoney drogándose? No sé qué pensar ni como reaccionar solosé que si él me cambió para bien, yo tendría que hacerlo. Estuve con mi papá jugando dominó en la encimera de la cocina hasta que los padres de Jhoney entraron y nos dieron las buenas noches, pude notar que los adultos querían hablar así que me retiré.
Busqué a Jhoney con la mirada, estaba en la piscina parecía estar meditando. Me metí en el agua vigilando la cocina, tratando de que no nos vieran, me acerqué a él y me mantuve a pocos centímetros frente a él.
—¿Qué pasa? —le pregunté con suavidad.
—Solo... no me dejes ¿Sí? ¿Me lo prometes? —dijo con voz ronca, había gritado mucho ese día.
—Hasta los huesos. —puse mis manos sobre sus mejillas y lo acerqué poco a poco a mi boca, le di un beso largo y él me abrazó, estaba respirando entrecortadamente y me separé levemente. —Te voy a dar unos masajes y me contarás qué sucede. —le ordené mientras me situaba atrás de él. Posé mis manos sobre sus hombros y él tomó
mi mano y le dio un beso.—¿Qué hacen? —escuchamos la voz de su madre y nos pusimos en alerta. Volvió por su bolso.
—Me está quitando el nudo que me provocaron ustedes. —dijo Jhoney con total normalidad y sin atisbo nervioso, mientras que yo temblaba como un chihuahua.
—Bien. —se tragó la mentira. —Pero esos nudos no te lo hicimos tu padre y yo, tú causaste esa reacción. Elizabeth —me llamó y alcé la mirada a sus ojos azules, eran como los de Jhoney, redondos y muy expresivos, no se necesitaba ser un detective para averiguar el enfado detrás de sus ojos. —, como Jhoney y tú son tan amigos, espero que algo de tu bondad se le contagie. Mañana iremos a comprar unos recuerdos pues tengo que volver al estudio en tres días ¿Irás con nosotros?
Debajo de mis manos sentí los músculos de Jhoney tensarse, estaban muy duros, estaba incómodo y no podía hacerlo sentir mejor estando su madre ahí. Asentí y la señora Burke se fue encantada.
Pasé mis manos por los músculos tensos de Jhoney presionando los nudos con delicadeza, y poco a poco su tensión fue desapareciendo, antes de él solo le había dado masajes a mi padre, cuando era pequeña él se acostaba en el piso boca abajo y me dejaba caminar por su espalda.
Permanecimos en la piscina hasta que los dedos se nos arrugaron, salimos y caminamos hasta la ducha de la piscina para quitarnos todo el cloro, no podía dejar de observarlo, ver como el agua recorría gentilmente su abdomen, su rostro perfecto, era una maravilla escondida en El Médano y yo era la única que lo estaba apreciando, la única y afortunada.
Tomó una toalla y me cubrió mirándome con dulzura, esos gestos me atrapaban y enamoraban más de él.
Al otro día me desperté por unos golpes en la puerta, me levanté lentamente pues aún estaba adormilada, abrí y era Jhoney.
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Hasta los huesos // #PGP2020
FanfictionElizabeth es una adolescente reprimida que al conocer al joven Burke, intenta dejar aquella personalidad distante para acercarse a él pues queda totalmente anonadada ante su encanto. El joven Burke aprovecha de su inocencia y juega con ella pero al...