me equivoqué.

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me estiré para alcanzar lo más alto del clóset
saqué un par de pantaletas azules
se las enseñé y
le pregunté: «¿son tuyas?»
ella las vio y dijo,
«no, son del perro».
después de eso se fue y no la
he vuelto a ver. ya no está en su casa.
pero yo la sigo buscando, le dejo notas clavadas
en la puerta, regreso y las notas
siguen ahí. tomo la cruz de Malta
la quito del espejo de mi carro, la amarro
con una agujeta a la cerradura de su puerta,
y le dejo un libro de poemas.
cuando regreso la noche siguiente todo
sigue ahí.
no dejo de buscar en las calles el
acorazado sangre-vino que ella maneja
con una batería vieja y las puertas
colgando de las bisagras rotas.
manejo por las calles
a sólo una pulgada del llanto. avergonzado de mi sentimentalismo
y supuesto amor.
he aquí un hombre viejo confundido manejando
bajo la lluvia, preguntándose a dónde se ha ido
Su buena suerte.

Charles Bukowski.Where stories live. Discover now