Capitulo 8

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Fue una noche magnifica, algo que nunca olvidaré; George se portó como todo un caballero, y lo que hizo por mi amigo me sorprendió muchísimo. Nunca deja de sorprenderme.

Luego de que Christopher tocara un par de músicas más, George nos trajo de regreso a casa de mi amigo. Me despedí agradeciendo por todo.

Cuando estoy en la puerta de la casa de mi amigo, escucho encender el motor del auto pero, antes de dar marcha toca el claxon y volteo para verlo una vez más. Sus ojos azules, como dos zafiros, llenos de luz y brillo como la noche estrellada, me dice:

—Gracias por aceptar mi invitación esta noche. Descansa, feliz noche.

Y antes que pueda decir algo se marcha, un largo suspiro sale de mi interior, este hombre es impresionante.

Termino de entrar y con sumo cuidado subo hasta la segunda planta de la casa de mi amigo, sin hacer ruido; sino la señora Rouse nos daría un sermón por haber llegado pasada la media noche. Entro a la habitación de mi amigo, y me doy cuenta que se encuentra en el baño por el ruido de la regadera. Busco en el armario mi bolso para cambiarme, pero primero tomare una ducha. Christopher sale del baño con una toalla ajustada a su cintura, y nunca antes lo había detallado bien, pero tiene un cuerpo bien definido, los músculos de sus brazos y pecho están bien tonificados. Si no lo acompañara al gimnasio todas las semanas lo envidiaría, pero no puedo negar que estando así se ve sexy. No es la primera vez que duermo en su casa. Lo hago cada vez que tiene un examen y quiere que le explique sobre legislación tributaria o laboral; se sobre esos temas por los libros que tiene mi madre en su biblioteca.

—Pensé que ibas a fugarte con él, tardaste mucho en entrar. Por suerte mi madre no se despertó, pero eso no quiere decir que me salve de su sermón.– dijo mi amigo observándome.

—Solo espere a que se fuese. Hoy fue una de mis mejores noches. Y esperó haberme ido antes de que Rouse tumbe la puerta y comience su sermón.

>>Iré a darme una ducha rápida. Por cierto, te vez sexy así.– Entre al baño riendo bajo para no hacer tanto ruido, mientras Christopher me lanzaba una mirada asesina, no le gusta que le diga esas cosas. Pero se que en el fondo siempre espera que le diga algo.

Luego de ducharme, me acosté junto a mi amigo, nuestra confianza cada día crecía más. Él estaba perdido en sus pensamientos mientras escuchaba música hasta que corte con el silencio.

—¿En que piensas?.

—Nada, solo trató de quedarme dormido.

—Se que mientes, te conozco muy bien Pepe. Tus ojos te delatan.

—Tú nunca me crees. Solo trato de dormir, fue una noche larga.

—¿Sabes que no te dejaré dormir hasta que me digas, en que piensas?–Cuestione, entrecerrando mis ojos y mirándolo con determinación.

—Eres insistente, Dios. Esta bien, te diré pero deja de mirarme así.–Sonreí, y él continuó —¿Te diste cuenta en donde estuvimos hoy?–Negué.— Era él restaurante de Pablo, acaso no ves noticias, o lees el periódico. –Volví a negar. — Pablo es un reconocido empresario de la ciudad, no sólo tiene ese restaurante, donde él es el chef,  sino que también es dueño de una cadena hotelera, tiene miles de conocidos. No sabes lo que significó para mi estar en su tarima. Vos Veis antes de ser famosos tocaban en esa tarima, también estuvo Felipe Pirela. Ese es un restaurante que fue primero de su padre, y él heredo.

Lo mire perplejo, no sabia que conociera tanto sobre él.

>> Te preguntarás porqué se tanto sobre él. – Asentí curioso de saber más. — Pues siempre quise tocar en su tarima y hoy ese sueño se ha cumplido. Pero lo que nunca imagine fue que él fuese tan joven. Todos los admiran y respetan, por eso le dicen Sr. Pero viste su apariencia, no parece tener mas de treinta y cinco años. Aunque antes de salir, me dio su tarjeta y me comento que tenia apenas treinta años. Me dijo que me espera mañana antes de las 4:00p.m. en su restaurante.

Amar Sin LímitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora