Capítulo 11

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Después de hablar con mi madre, ya me sentía libre, no tenia que ocultar mis sentimientos, ella estaría siempre para mi apoyando todas mis decisiones, y sabía que la abuela haría lo mismo. Ellas son las únicas mujeres a la que amaré con todo mi ser.

Estaba en mi habitación acostado en mi cama, tratando de quedarme dormido. Pero me era imposible, así que me dispuse a leer un poco más mi nuevo libro. No llevaba ni dos capítulos leídos cuando mis párpados se cerraron, cayendo en un sueño profundo, hasta que el despertador sonó como de costumbre. Ya era lunes y estaba de vuelta a la rutina universitaria. El fin de semana me pareció perpetuó, pero no me quejo, la pase súper bien en la cena con George y Christopher –que por cierto, no sabia nada de él, desde que me vine de su casa. Tengo que llamarlo–. Ayer el almuerzo en mi casa fue muy ameno, la presencia de George, y la manera en que se acoplo con mi madre y abuela en una larga conversación, que parecía mas un interrogatorio, fue estupendo.

Apague mi despertador, encendí la luz de mi cuarto y me fui directo al baño. Media hora más tarde, mi madre había dicho que me llevaría a la universidad, por lo cual ya me encontraba en su camioneta de camino a mi primera clase.

Cuando llegue a la facultad busque a Heizel, pero no había llegado; así que decidí esperarla en el salón de clases. Quince minutos después, entraron mis amiga seguidas por el profesor Roger.

La clase había empezado, el profesor inicio con la primera unidad del programa, y ya me encontraba en el segundo tema. El primero fue la introducción al derecho Publico, sus fuentes, y la diferencia entre ciencia política y derecho. El tema dos trataba sobre los principios del estado de derecho, haciendo una diferencia entre aquellos constitutivos, es decir, de donde provienen o nacen, y aquellos derivados que surgían como auxiliares de los constitutivos. La clase terminó justo a la hora señalada, enviando a realizar un organigrama sobre lo visto en clases.

Como era costumbre me fui junto a Heizel y Thais al comedor, moría de hambre y tenía sólo media hora para desayunar antes de entrar en la siguiente clase. En la cual la profesora era una arrogante como ella sola.

Termino mi segunda clase e iniciaba inmediatamente mi ultima clase del día, era Derecho Romano y el profesor inicio la clase continuando con el primer tema, hablando sobre la historia del Derecho Romano, su evolución y características. Finalizo la clase, gracias a Dios no asigno ninguna actividad. Salí del aula de clases y fui directo al estacionamiento a esperar el autobús, ahí se encontraba mi mejor amigo hablando por teléfono, me acerque y pude escuchar, "esta bien, el sábado estaré ahí, cuente conmigo".
Finalizo la llamada y volteo a mirarme.

—Hola Pepe, como has estado.– preguntó él.

—Muy bien y tú Pepe. Por fin te veo, tenemos mucho de que hablar. –dije con una sonrisa de medio lado.

—Estoy bien gracias. Eso digo yo de ti, desde que te fuiste ayer no me has enviado. Pero claro como hay santos nuevos, San Pepe Grillo ya no hace milagros. –dijo volteando sus ojos. Yo solo solté una gran carcajada, sabia que solo era parte de su drama.

—No seas dramático chico. Estuve todo el día ocupado, solo eso. Recuerda que los domingos tengo que ser el amo de casa y terminar todos los quehaceres de la casa antes de que mi madre y abuela lleguen de misa, a menos de que vaya con ellas. Y ayer no fui.

—Siempre es lo mismo, escusas. Pero no importa; yo también estuve ocupado. Después de que te fuiste, dejando esa nota en mi cama, mi madre me despertó y soltó su sermón, y para que no estuviese tan molesta me toco hacer el almuerzo.

—Que casualidad, ayer también hice el almuerzo, e invite a George. Mi madre estaba encantada, paso toda la tarde conversando con ella y abuela. –La cara de mi amigo se transformó en una de sorpresa y con una "O" en sus labios.

Amar Sin LímitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora