CAPÍTULO 5

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Aiza

Trabajar en unos de los restaurantes más famosos ha sido un privilegio para mí porque sé que mis esfuerzos y sudor valieron hasta ahora. Nunca creí lograr pasar las pruebas que me han hecho.
Hace dos semanas que empezó a trabajar aquí, mi jefe Diego Arias, ha sido increíble conmigo, me ayuda en todo lo que puede ya que muchas chicas han renunciado.

Actualmente estoy como cajera y mesera, solo somos dos chicas aquí.

— ¿Se encuentra Diego Arias? — pregunta un oficial mientras que estoy limpiando las mesas. Alzo la vista para encontrarme con las miradas de los oficiales.

— Enseguida lo llamo — es lo único que digo antes de irme para llamarlo, los oficiales solo se limitar a asentir con la cabeza.

¿Qué habrá sucedido para que los policías estén aquí?

Toco la puerta de la sala de reuniones.

— Adelante — dice y abro la puerta, entro, me hace una seña para que espere y así lo hago.

—Unas personas quieren hablar con usted- digo en cuanto termina de contestar la llamada.

— Hazlos pasar — dice y asiento, me encamino hasta donde están los oficiales.

— Enseguida está con ustedes — informo y vuelvo a mi puesto de trabajo.

— ¿Quieren algo para tomar? — cuestiono, pero ellos cuando iban a responder son interrumpidos por mi jefe.

— No hace falta que les des nada, Aiza. Ellos ya se van — habla mientras acomoda su saco.

— Queda detenido por tráfico de drogas, asesinato de Linda Peterson —declara el oficial grave. Desconcertada miro a los oficiales

— Esperen un momento oficial, tiene que haber pruebas que demuestren que mi jefe lo hizo — me expreso con voz firme.

Ya me salió mi lado abogada.

— La hay señorita — afirma el hombre

— Quiero verlas, no pueden arrestar a ese hombre sin pruebas alguna de que es culpable — comento con seriedad y ellos se miran entre sí. Mi jefe se queda asombrado ya la vez callado por lo que he hecho, pero no me importa en estos momentos.

¿Por qué querrían llevarse a mi jefe sin prueba alguna? ¿hizo algo malo?

Los oficiales frustrados se retiraron del restaurante sin no antes mirarme con furia.

— Señorita Volvok ¿Dónde ha aprendido leyes? — pregunta mi jefe

— Hago un curso de leyes, señor— espeto y asiente en silencio.

— Pero algo no me cuadra en esos oficiales señor — pienso en voz alta. El me observa confundido y con interés

— ¿Cuál? — cuestiona.

— Ellos tienen trajes de policía, pero nunca mostraron su placa o alguna cosa que indican que son policías — hablo tratando de investigar, pero mi jefe me observa con seriedad.

¿dije algo malo?

— Vuelve al trabajo — ordena con voz ruda y asiento varias veces

— Está bien, está bien — repitiendo muchas veces esa palabra.

Minutos mas tarde...

Me concentro en limpiar las mesas, enseguida observo que unos hombres llegan al restaurante con pasos apresurados, uno de ellos se acerca a mí, abro mis ojos al reconocerlo y enseguida bajo la cabeza

— ¿Dónde está tu jefe? — pregunta con preocupación y le indico con mi dedo su oficina. Escucho mi celular sonando y maldigo mentalmente dejo que suene hasta no escuchar más porque se que es mi padre.

Horas después ...

La hora del descanso llegó, me voy hasta la puerta de atrás que encamina a un pequeño callejón, decido mirar todas las llamadas que me han estado y son todas de mis hermanos, decido llamar a Andrew.

— Hola Andrew ¿qué ha pasado? — pregunto preocupada.

— Tienes que ir al hospital — dice desesperado

— ¿Qué ha pasado? — repito la pregunta.

— Papá está en el hospital con Jackson — me avisa y me quedo en shock

— ¿Como sucedió? — pregunto con voz entrecortada

— Un accidente de tráfico, los doctores están ahora revisándoles a los dos — me informa.

— Enseguida estoy ahí — manifiesto, me levanto de mi lugar y entro de nuevo con los ojos llorosos y me voy hasta la oficina del jefe, toco dos veces la puerta.

— Adelante — grita al otro lado de la puerta.

— Disculpe jefe, necesito retirarme por un asunto familiar — hablo con la voz entrecortada.

— ¿Qué ha pasado? — cuestiona.

— Mi padre y mi hermano tuvieron un accidente — explico.

— Puedes ir, avísame cualquier cosa. Veras que todo se solucionara —afirma.

El siempre es tan atento y comprensivo conmigo ¿Por qué?

— Gracias jefe, vendré enseguida — agradezco.

— Tomate el día libre — habla.

— Gracias, jefe. Con permiso — digo educadamente a todos los hombres que están ahí. Salgo del restaurante y camino hasta la parada de autobús para irme al hospital.

Espero que mi padre este bien.

Los Hermanos Rahman (#1 H.R)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora