CAPÍTULO 11

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Aiza

Unos días más tarde...

Han pasado algunos días desde que hable con el amigo de mi jefe., debo admitir que no he podido dejar de pensar en ese hombre, me siento patética porque no conozco ni su nombre.

— Deja de pensar tanto y limpia la mesa — ordena una mesera mientras que me avienta un trapo.

¿Qué carajos le pasa?

Limpio las mesas, escucho que se abre la puerta, me quedo sin aliento y embobada al ver a Ryan con una niña en brazos.

¿Será su hija? Seguro que está casado

Sacudo mi cabeza porque es absurdo, sigo haciendo mi trabajo hasta que siento alguien frente mío, levanto mi cabeza y veo a Ryan frente mío.

— ¿Puedo ayudar? — pregunto con amabilidad

— Quisiera que le cuides a mi hija un rato ¿podrías? — pregunta con nervios.

¿Por qué tengo que hacerlo?

— Está.... — mis oraciones son interrumpidas

— Te dije muchas veces que mis empleadas no son niñeras — gruñe acercándose hasta mí.

Ya sé su nombre, al fin. Tiene un lindo nombre como él.

— Pero sabes que no me podré concentrar — se queja como un niño pequeño

— No está en discusión — dice serio mi jefe y me arrebata a la niña de las manos, me mira.

— Vuelve al trabajo, Aiza — ordena, me pongo a limpiar de nuevo las mesas.

— Yo me encargaré de esta preciosura — habla mientras hace cosquillas a la niña mientras se aleja. Miro al hombre, el me mira y guiña los ojos, me sonrojo, sacudo mi cabeza y vuelvo al trabajo.

¿Por qué me hace esto?

Horas más tarde...

Saco las cosas de mi closet y me dirijo hacia la salida de la parte de atrás, suspiro antes de caminar hasta la parada de colectivo, pero el hombre me detiene ya que esta frente mío.

— Ven conmigo, te llevaré a tu casa — dice con una sonrisa

— No creo que sea necesario, gracias por la oferta — manifiesto. El frunce el ceño y me mira.

— No era una pregunta, es una orden — dice tranquilo.

¿Quién se cree que es? No es mi jefe.

Trato de hablar, pero no puedo porque la posa sus labios sobre los míos, corresponde el beso cuando nos separamos.

— ¿Y tu hija? — pregunto buscándola.

— Con Diego está de niñero — habla encogiéndose los hombros. Aparto mi cabeza y me muerdo los labios

— Sólo iremos a mi casa, tengo que llegar temprano — comenta. mirando su reloj y miro confundida.

— Diego estará en mi casa con la niña y tiene mi auto — aclara.

— Vámonos — es lo único que dice. salgo del trance cuando toma mi muñeca y me arrastra hasta el auto del jefe. El silencio se hace presente es cómodo hasta llegar a casa, le miro de reojo de vez en cuando para que no se dé cuenta, observe que llegamos a mi casa. Mi hermano como siempre me espera en la entrada, abro la puerta del auto para salir, pero sin antes darme la vuelta para agradecerle.

— Gracias por traerme — agradezco y asiente con una sonrisa.

— No hay problema, buenas noches Aiza — habla mirándome. Camino hasta mi hermano que me mira con una sonrisa pícara

— No me mires así y no digas nada — advierto.

— No hice nada. En unos minutos estará la cena — avisa mi hermano, asiento con la cabeza, subo las escaleras para ir a mi habitación, me doy una ducha fresca y me pongo mi ropa de dormir.

— La cena está lista — grita mi hermano y bajo para comer, siento la mirada de mi hermano y le fulmino con la mira el alza la mano en forma de rendición cuando termino de comer todo subo las escaleras de nuevo para irme a mi pieza, al llegar me acuesto en la cama y suspiro mientras miro el techo.

Pienso en Ryan, no puedo quitármelo de la cabeza y eso me asusta mucho. 

Los Hermanos Rahman (#1 H.R)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora