CAPITULO 34

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Ryan

Un mes después...

Ha pasado un mes del regreso de Lander, él está yendo a terapias, la pandilla sigue, pero por ahora no hay nada nuevo. Volvimos al departamento. Aida está mejor, hoy empieza a trabajar de nuevo en el restaurante.

Mi hija hoy cumple ocho meses, según el doctor, ella puede comer puré, cereales sin sal con un poco de agua, él intentó que coma, pero no ha querido.

— Sami — me quejo como un niño pequeño y ella ríe de mí.

— Papá — Dice aplaudiendo.

— Eso no se hace hija — le regaño mientras limpio mi remera.

Horas más tarde...

Fuimos al restaurante de Diego, no por ella, el me necesita ya que su sobrino está dando muchos problemas a la pandilla ya él. Entro en el restaurante sin mirar a nadie y me dirijo directamente a la oficina de Diego.

— Hola — digo sin tocar la puerta, me encuentro por primera vez en tres meses con Aiza sentada en la silla. Mi hija aplaude y estira su mano hacia ella, le alza.

— Hola pequeña — saluda a mi niña.

— ¿Qué pasa Diego? — pregunto en tono frio

— Tengo un problema con mi sobrino, necesito que se vaya a tu departamento por un mes. La pandilla del Norte le busca por metro con la hija del líder — cuenta.

— Joder, hermano. No puede dejar de meterse en problemas ese niño —gruño.

— No sé qué hacer con él, las niñeras se salen de él — dice

— Yo sé quién puede ayudar — habla Aiza, le miramos los dos asombrados.

¿Que ella hace aquí?

— Se llama Summer Carson era militar, pero dejó por motivos de la vida ahora se dedica a cuidar a adolescentes rebeldes como tu sobrino, ella es amiga mía — comenta, miro a Aiza de arriba hasta abajo, está preciosa.

— Entonces llámala — dice Diego y ella asiente. Mi hija me mira, estira su mano hacia mí y le alzo, sonríe.

— Bueno, está solucionado. Me tengo que ir — hablo y Diego asiente. Salgo del restaurante con mi hija en brazos, me siento porque culpable por mí, Aiza fue al hospital, porque yo mismo deje de que se aleje de mí también porque me había enamorado de ella y no fui capaz de estar con ella en todo momento.

— Ryan — escucho que gritan y me doy vuelta, miro a Aiza que viene hasta mí.

— Ya no quiero correr, no puedo alejarme de ti, no puedo alejarme de Samira. Te amo Ryan Rahman. Trate de olvidarte estos meses, pero no puedo hacerlo — confiesa con lágrimas en los ojos. Me quedo mudo.

— Yo te amo, no quiero alejarme más de ti — afirma frente a mí, se acerca hasta nuestros labios. Nuestras bocas se unen, nos besamos con mi mano libre, le acerco más a mí, cuando nos separamos nuestros frentes se unen.

— Te amo Aiza, quiero que algún día seas mi esposa, mi mujer, la madre de Samira — afirmo y ella me mira con una sonrisa.

— Quiero ser parte de ese futuro — declara. Nos besamos de nuevo pero esta vez es más intenso, nos separamos al escuchar la queja de mi hija y reímos ya que nos olvidamos que ella está con nosotros.

Aiza está conmigo de nuevo aunque es muy pronto para asegurar, tengo algo claro. Ella es mi mujer, solo mía.

Los Hermanos Rahman (#1 H.R)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora