Capítulo 15

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Sentía los segundos correr tan despacio estando mis labios contra los suyos sentir su sabor en mi boca y su olor llenando mis pulmones de oxígeno.

Está era mi chica y lo sabía, en tan poco tiempo sentí lo que nunca había sentido por nadie; Diana me tenía como un loco donde ella era la medicina que me podía tranquilizar.

- por favor escúchame, no quiero que te alejes de mí, ella no sabía nada de nosotros por eso me beso pero ya quedó claro que yo soy tuyo, por favor escúchame.- sin soltarla y hablando casi de nuevo sobre su boca- por favor sólo está vez te lo ruego por eso vino junto conmigo par aclararte todo.

- Yo lo siento, no sabía nada de su relación y pues no quiero ser la culpable de que haya un mal entendido entre ustedes; entre Mike y yo no hay nada, además fui yo quien lo beso. Lo lamento.- ceci hablaba tan rápido que apenas y se podía entender.

- ves hermosa no es nada de lo que tú crees, no volverá a pasar sólo dime qué todo esta bien- está vez viendola a los ojos - dime qué estás acá junto a mi y nunca te irás.

Diana dirigió su mirada a Ceci luego me vio a los ojos y estaba seguro de escuchar algo que no me gustaría.

- confío en ti Mike, y se que dices la verdad, nunca me iré de tu lado, no mientras ambos así lo deseemos.

Unas horas más tarde estábamos en mi apartamento yo ya me había dado un baño y ella seguía dormida en mi cama, sólo cubierta por esas sábanas blancas que la hacían ver tan irreal, algo que sólo en esas historias de dioses griegos se pueden encontrar.

La forma en que se entregó a mi hace un momento fue único en realidad es como si ella estuviera hecha especialmente para mi, cada parte de ella se amolda perfectamente para acoplarse a mi, como si fuera mi complemento; esa parte que me hacía falta desde hace mucho.

No se cuanto tiempo pasó, en el umbral de la puerta observándola pero se me hace muy poco, camino con cuidado de no despertarla hasta mi clóset y busco ropa. Ya vestido voy al sofá y sigo con lo de los planos que papá me pidió, y es allí cuando recuerdo que siempre traté de hacer lo que el quería pero al parecer no era lo suficiente, no es que el lo haya dicho pero nuestra relación ha sido muy distante ya que sólo pasan en viajes de negocios y mi madre que nunca lo deja ha sido así desde que yo tenía 7 años; recuerdo que mi madre siempre estaba a mi lado y era sólo mi padre quien salía pero después de un tiempo pasaba hasta dos semanas en casa con mamá.

Luego mi madre al parecer enfermo o algo así, estaba muy demacrada y mi padre no daba señales en casa y así pasó como un año hasta que fue mi cumpleaños número 7 y mi padre llegó a lo cual mi madre no le gustó por su manera de verlo, por la noche ya en mi habitación escuchaba murmullos, y seguramente mi madre estaba llorando, pero el día siguiente desayunamos en el jardín y ellos parecían muy felices, comenzaron a salir a los viajes de negocios juntos, y mi abuelo junto con su esposa que no era la madre de mi padre me cuidaron por ello éramos muy unidos; crecí con el como figura paterna ya que a mis padres poco los veía y la muerte de mi abuelo Agustín marco mi vida y me volví un hombre frío, siempre escondiéndose de todo y todos pero Diana, ella a vuelto a abrir esa esa puerta de la cual no existía llave.

Vuelvo en sí, cuando una pequeña mano toca la mía y la veo sentada a mi lado con su seño fruncido.

- estas bien? Desde ya hace un momento te haz quedado sin moverte.

- Si todo está bien sólo estaba recordando unas cosas.

Y es cuando la veo que está con su melena revuelta sin sus gafas y sólo una camiseta mía cubriendo su cuerpo, se mira extremadamente sexy, pero sin esa parte morbosa, más bien tierna, inocente; pura.

- Yo... Me desperté y no te sentí entonces salí a buscarte y sólo encontré tu camiseta en el piso- y no puedo dejar de percatarme de el rojo de sus mejías.

- Te ves tan hermosa- y en un movimiento lento que más parece una invitación la dejo a orcadas sobre mi - eres la perdición más deseable de mi vida, eres lo único que hace que encuentre felicidad.

Y la beso, un beso donde le entregó promesas, deseos y muchas cosas sin decir ni una sola palabra, sus manos acariciando mis hombros y su cabello adherirse a mi rostro su respiración agitada, es lo que me demuestra que la deceo tanto como ella a mí, levanto la camiseta hasta sacarla completamente de su cuerpo y dejarla sin nada más que la cubra más que mis manos sosteniendo su cuerpo recorriendo cada parte de él, arropando sus pechos que en realidad me tienen loco, lo suave de su piel ese olor a frutos adentrándose en mi sistema, con un poco de torpeza comienza a sacar mi camiseta, y es donde siento su piel contra la mía, queriendo fundirse en ella, que todos sepan que está mujer es mía sólo mía.

La cojo de su lindo trasero, y la dejo sobre el sofá no lleva ni sus hermosas bragas, está completamente desnuda así que hago lo mismo y quito cada prenda de ropa de mi, y me acomodo entre sus piernas - no sabes lo que provocas en mi, no sabes hasta que punto soy capaz se llegar sólo por ti, no se que sería se mi si no te hubiera conocido. - lamo cada uno de sus pezones sintiendo su cuerpo erizarce en cada roce, mi mano divagando esos lugares donde se sólo yo he estado, bajo hasta su ombligo, mientras masajeo firmemente sus pechos y ella suelta gemidos ahogados de placer comienzo a descender hasta llegar a mi lugar favorito e inhaló fuerte - esto es la gloria- y sin más palabras pasó mi lengua sobre su sexo, siento su sabor en mi boca y a ella estremecerse y abrirse más de piernas y me da más acceso a su interior su sabor es exquisito, muerdo, saboreó, penetró con mi lengua todo lo posible y ella suelta pequeños gritos que sólo me dejan más exitado si poder más me introduzco de un solo golpe a la cual ella suelta un grito fuerte que yo silencio con un beso, me quedo quieto hasta que se acostumbre a mi, poco a poco me muevo lento pero firme, con golpe pero es que no me puedo resistir, su interior es tan estrecho que ya no soporto mas con el hecho de que sus músculos internos aprietan tanto mi masculinidad que se que ella está por terminar y yo junto a ella y sin poder más suelto mis fluidos, llenando por completo su interior.

Mientras ella está tratando de reponer su respiración la levanto y juntos entramos a la ducha donde me encargo nuevamente de complacerla y de hacerle saber que me encanta su sabor.

Si No Te Hubiera Conocido ( Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora