Anisa.
Sinceramente no sé porque le he soltado eso. Lo había hecho sin pensar. Ha sido mi subconsciente la culpable. Aunque he de admitir que sí se me hace curioso y misterioso. A lo mejor no es tan malo conocerlo. Siento que no le caigo bien, pero es porque no me conoce, si lo hiciera me amaría. Y permítanme preguntar... ¿quién no me amaría? Si soy una bella y hermosa persona.
Desde que he hablado con él, su imagen no sale de mi cabeza. Parece que me está llamando la atención, supongo que será porque lo veo como un reto más.
A la hora de la salida, le veo, está con una chica morena con buenas curvas, pero seguramente no esté en tan buena forma como yo. Se están riendo, siento una opresión en el pecho, no sé qué me está pasando, pero siento que debo interrumpirles. Inconscientemente estoy caminando hacia la parejita risueña, me cuelo entre ellos dos, ganándome una mirada sorprendida y una mirada acusatoria. Ups, parece que he interrumpido algo, lo siento mucho.
— Estrella, nos vemos en otro momento, ¿sí?
Vaya así que Estrella. Lo siento Estrella, pero te has Estrellado. Dios, soy una genia con las palabras. La chica se despide de él algo molesta y yo ruedo los ojos. Menuda dramática. El chico el cuál tengo en frente de mí, se me queda mirando, fastidiado. Me sale una pequeña sonrisa y me lanzo el pelo hacia atrás. Él alza las cejas, esperando a que hable.
— ¿Y bien?, ¿por alguna razón has estropeado mi momento triunfador?
— Pues la verdad es que no hay razón, lo he hecho porque me ha dado la gana, bebé.
— No me llames así, ricachona.
Ruedo los ojos, que apodo más original. Me cruzo de brazos y me lo quedo mirando.
— Estoy aquí, porque te he dicho que nos íbamos a conocer, ¿no? - le doy una sonrisa arrogante. Y le cojo del brazo.
— Sepárate idiota.
Frunzo el ceño, ¿qué le pasa?
— Espera... ¿tienes vergüenza de que las niñas te vean conmigo? En todo caso eres tú quien fastidiaría mi reputación, no tienes pinta de buen estudiante.
Enarco una ceja y él bufa, como si tan solo escuchar mi voz fuera pesado. No le entiendo, cualquiera desearía estar en su lugar. Es un malagradecido.
— ¿Vamos?
— No.
— Oh vaya, le tendré que decir a mi papá que ya puede despedir al espía que contrató, ya que no lo necesito. - me encojo de hombros desinteresada y hago un puchero.
No quería ser hija de puta, pero se lo ha buscado. Si no vamos por las buenas, será por las malas. Anisa Williams siempre consigue lo que quiere, cielito.
— No creo que seas tan cruel. Dejarías a un pobre joven sin dinero.
Sin duda, que poco me conoce. Empezamos a caminar, por lo menos ha aceptado, ya que si se hubiera negado, no estaríamos caminando. Aunque bueno puede ser que los dos lo hiciéramos de forma inconsciente.
— Por cierto, ¿cómo te llamas?
— No es asunto tuyo.
Bufo, pues sí que empezamos bien. me lo quedo mirando con una mueca de fastidio, él está mirando al frente como si nada.
— ¿Tan mala persona crees que soy que no me vas a decir ni tu nombre, Xion?
De repente se para en seco, seguramente se ha quedado sorprendido al escuchar su nombre salir de mi boca, obviamente no iba a esperar a que Dios me dijera la respuesta. Le pregunté a una chica y ella me dijo su nombre al segundo. Es fácil conseguir información de las personas. Aunque he de decir que solo saben de él, su nombre. Es una de las cosas que más me interesó. ¿Cómo un chico que parece hecho por los dioses nadie sabe nada sobre él? Ni siquiera las chicas que se habían acostado con él sabían la dirección de su casa. Me dijeron que quedaba con ellas en un hotel o como mucho en el coche. Ese chico picaba mi curiosidad. Quería conocer todos sus secretos, quería conocer todo sobre él.
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El espía de mi padre
Romance- Te dije que no era una buena persona, que no te iba a tratar bien, ¿por qué aún así sigues a mi lado? Me mira entre expectante y curioso. Quiere que le dé una respuesta. Bien, pues se la voy a dar. Le voy a decir lo que realmente siento y pienso...