Capítulo 13

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Xion.

Desde que ha hecho nuevos amigos, Anisa y yo no hemos quedado. Siento una sensación extraña en el pecho, como si me lo presionaran. Es una extraña sensación, pero siempre decido dejarla estar y buscar actividades para realizar a lo largo de mis tardes.

Estoy caminando hacia la entrada del instituto, van a empezar las clases y una voz conocida llega a mis oídos.

— Xion, ¿te apetece quedar esta tarde?

Mi estómago revolotea y me quedo mirando hacia mi barriga, confuso, será que tengo hambre. Asiento y ella se va no sin darme una sonrisa antes. Mi corazón empieza a palpitar rápido. Suspiro frustrado. ¿Qué mierda me pasa? Solo voy a quedar con Anisa como siempre.

El timbre suena y es hora de entrar en clase y aunque van pasando las horas la sensación de confusión no se esfuma. Llega la hora del descanso y voy con mis amigos a tomar algo de comer.

Escucho la voz de Anisa y su risa. Si antes llamaba la atención, ahora lo hace aún más. Se la ve feliz, se la ve cómoda y me alegro tanto por ella.

— Hermano deberías disimular, la gente se va a dar cuenta.

Dice Teo mirándome con una sonrisa. Frunzo el ceño, ¿de qué habla?

— ¿De qué hablas?

— No paras de mirarla, - hace un gesto con la cabeza señalando a Anisa. – Estás enamorado.

— ¿Eh? ¿Qué mierda hablas? No estoy enamorado de Anisa.

— Si claro, si tú lo dices...

Acaba ahí la conversación y cambiamos de tema gracias a Matt. El timbre suena y ya estoy rezando para que se acaben las malditas clases.

Cuando acaban las clases voy a casa a comer y me llega un mensaje de Anisa al móvil, lo abro y dice:

"Quedamos hoy a las 17:00"

Para hacerle una broma escribo y envío:

"¿Quién eres?"

Me llega al segundo un mensaje suyo que dice:

"¿PERDONA? ¿No me tienes agendada? Es lo primero que vamos a hacer hoy."

"PD: SOY ANISA."

Me echo a reír y mi padre me mira extraño. Niego con la cabeza, menuda chica. Las cinco llegan y estoy yendo hacia el parque para encontrarme con Anisa. La veo sentada en un banco mirando hacia su teléfono. Seguramente esté hablando con sus nuevos amigos.

Llego junto a ella y me siento a su lado, mi pierna derecha roza la suya. Escucho su voz irritada decir.

— ¿Con todo el espacio que tienes se siente que sentar ahí? Me incomoda señor.

No me ha reconocido, hago un intento para no reírme. Seguramente sea porque me cambié de perfume. Cuando me ha dicho eso, su vista estaba pegada a su teléfono.

— He dicho que... - Despega su vista del teléfono y me mira. Nos miramos por un largo rato, abre su preciosa boca y dice:
— Xion...

Desvía la mirada y aprecio un leve sonrojo. Le ha dado vergüenza no poder reconocerme. El gesto me parece muy tierno y una pequeña sonrisa aparece en mi cara.

— ¿Vamos?

Le digo para hacerla olvidar ese momento. Asiente sin mirarme y se levanta de su asiento. Me levanto y empezamos a caminar. Estamos en silencio, pero no es un silencio incómodo, no sé por qué, pero siento una sensación cálida cuando estoy con ella.

— Estoy muy feliz ahora mismo. - la observo y está mirando al frente. Lleva una coleta y una bufanda. Estamos en otoño, asique hace frío. – Con mis nuevos amigos, ahora puedo ser yo misma sin miedo a que me juzguen.

Me da una mirada y asiento. Me siento orgulloso de ella por todo lo que ha conseguido.

— Es todo gracias a ti. Muchas gracias.

— ¿A mí?

— Si no me hubieras dado ese consejo, seguramente seguiría igual, asique sí es gracias a ti.

Me da una amplia sonrisa y siento un poco de envidia al ver como sonríe siempre, yo no sería capaz de hacerlo.

— Por cierto, dame tu móvil.

Se pone en frente de mí y me observa con una mano hacia mí, esperando que le dé el móvil.

— No.

— ¿Cómo qué no?

— Es una invasión hacia mi privacidad.

— Oh venga ya...

Se acerca más a mí y en un movimiento rápido en donde la intento esquivar, se agarra a mi abrigo y quedamos muy cerca uno del otro. Nuestras narices se están tocando. Ella se me queda mirando y yo me la quedo mirando a ella. Ella se empieza a acercar y sin pensarlo dos veces cierro los ojos. Siento sus labios tocar los míos y la sensación que embraga dentro mí es diferente y nueva, jamás me había pasado. Le respondo al beso y siento conexión entre nosotros.

Nos separamos, porque ella decide romper el beso antes de tiempo.

— Yo esto... lo siento, me tengo que ir.

Se va corriendo y me deja ahí con el corazón latiéndome como loco.

El espía de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora