Anisa.
Siento como mi corazón se acelera cuando lo veo caminar en mi dirección. Llevo sintiéndome así mucho tiempo. No sé cómo explicarlo, el ambiente se vuelve mucho más cálido a pesar de que él es frío como el hielo. Un rincón de mi cabeza me dice a gritos que no es algo bueno, pero simplemente lo ignoro.
Hace unos días que me he separado de mis amigas. La gente se ha vuelto loca y hacen lo mejor que saben hacer: murmurar e inventar rumores, que si me alejé de ellas porque no son lo suficiente buenas para mí, que si ellas descubrieron como realmente soy... Vamos una sarta de mentiras.
Por este motivo y por muchos más, a veces el instituto es de lo más complicado. Sabía que esto iba a pasar porque a la gente le encanta el chisme.
Estoy sentada en la biblioteca y me paso las manos por la cara, mientras recuerdo las palabras de Xion: "Deja que la gente te conozca por como eres Anisa" esas palabras calaron en mí. ¿Cómo voy a expresarme tal y como soy, si no sé como hacerlo? La gente tiene una imagen sobre mí. ¿Cómo voy a hacerles entender que no soy esa persona que todos creen que soy? Es de lo más frustrante.
— Aquí te encuentro de nuevo. No pareces una persona que le guste venir aquí. Salvo que quieras escapar de los murmullos de la gente.
Levanto la cabeza y me encuentro a un chico con gafas observándome. Parece el típico nerd, pero está bien estilado. Bajo sus gafas cuadradas tiene los ojos azules. Me observa con una sonrisa tímida a pesar de que lo que ha soltado por la boca no lo fuera. Tiene una nariz puntiaguda y unos labios redonditos.
— Más bien es para escapar de la gente.
Le sonrío y su cara cambia a sorpresa como si lo que ha escuchado fuera lo más extraño del mundo.
— Nunca me esperé que quisieras escapar de la gente. Pensé que te agradaba. Eres una persona interesante.
Afino los labios y asiento. Por esto es cuando digo que la gente tiene una idea sobre mí.
— Pues ya ves.
Suena el timbre y es hora de entrar en clase. Me levanto y cuando paso por su lado siento aún su mirada sobre mí.
— Si quieres puedes venir conmigo y mis amigos en el recreo. Me gustaría conocerte.
Me giro y me lo quedo mirando. ¿De verdad tenía interés en conocerme o era algo más? No sabía bien que era lo que tenía que esperar, pero no iba a decirle que no, ya que se me presentaba la oportunidad, tenía que aprovecharla, ¿no? Asiento.
— Genial, me llamo Alex, por cierto.
— Encantada Alex, seguramente sabes cómo me llamo.
— Así es Anisa. Nosotros solemos ir a la cafetería y nos sentamos en la tercera mesa. Espero verte por ahí.
Asiento y le sonrío, de verdad espero que todo salga bien esta vez. Voy hacia mi clase y cuanto más pasan las horas más nerviosa me siento. No sé como van a reaccionar sus amigos y seguramente tengan una imagen sobre mí. La tercera hora suena y es hora del descanso. Recojo mis cosas y voy hacia la cafetería. Encuentro a Alex en la tercera mesa. Él al mirarme me da una pequeña sonrisa.
Empiezo a caminar hacia ellos. Sus amigos, bueno más bien sus amigas, están de espaldas a mí, charlando, asique no saben que está pasando.
— ¡Anisa! Te estábamos esperando con mucha ilusión. Vamos, siéntate.
Me siento y empiezo a escuchar los murmullos de la gente. Expiro e inspiro para relajarme. Necesito estar tranquila. Las dos chicas me observan y me dan ambas una pequeña sonrisa. Tienen pinta de ser super majas. Estoy en el medio de ambas.
— No les hagas caso, lo único que hacen es comentar sobre los demás, porque si comentan sobre su vida sería algo muy triste y aburrido.
Me dice la chica de mi derecha, la cual tiene un maquillaje exuberante. Además del maquillaje tiene ropa bastante ancha y de color negro. Sus ojos son de color miel, tiene una boca pequeña y una pequeña nariz. Su pelo es de color morado.
— Sí, eso es Marla.
La que habla ahora es la chica de mi izquierda la cual está más rellenita. Tiene la cara rellenita, unos ojos pequeños, tiene unos labios gordos y una nariz aguileña. Su ropa es muy colorida. Su pelo es rubio teñido.
— Tienes razón como siempre.
Dice Alex, parece que esa tal Marla siempre tiene razón.
— Aunque he de decir que me parece extraño que te unieras a nosotros. Pareces una oveja perdida en un sitio llenos de lobos hambrientos.
Me quedo mirando a Marla sorprendida y los tres se echan reír.
—No te preocupes también me dijeron algo así, cuando me junté con ellos. Por cierto, me llamo Mery.
Le sonrío forzadamente, vaya parece que es una broma, aunque la verdad parece que fue muy sincera.
— Bueno, sea como sea, te acogeremos y te haremos sentir como una más de nosotros. No te preocupes si acogimos a Alex, acogemos a todo el mundo.
— Eh, te recuerdo que fui yo quien os junté. Yo las junté y mira cómo me lo agradecen.
Me mira con cara de afligido y me echo a reír. Hace mucho tiempo que no me reía en el instituto, me siento bien.
Siguieron hablando de temas triviales de vez en cuando también hablaba, hasta que sonó el timbre. Me despedí de ellos. Justo cuando salí de la cafetería una voz conocida llegó a mis oídos.
— Se te ve feliz.
Mi corazón se acelera al escuchar su voz. Niego con la cabeza, ¿por qué me ocurre esto? es solo Xion.
— Sí, bueno, aunque no se parecen nada a mí.
— A veces es bueno conocer a gente diferente.
Asiento, porque tiene razón. Aunque sinceramente pensé que se iba a burlar de ellos.
— Seguramente ahora te va a ir bien, ya lo verás.
Frunzo el ceño, Xion está demasiado positivo y amable.
— ¿Qué?
— Estás siendo muy amable.
Niega con la cabeza y puedo apreciar una pequeña sonrisa.
— ¿Quieres que vuelva a ser el de siempre?
— ¡NO!
Rueda los ojos, pero vuelve a tener una pequeña sonrisa en la cara. Vaya, hoy está de buen humor.
Se marcha y tras unos pasos se gira al escuchar mi voz.
— Xion, gracias por tus palabras.
— No seas idiota.
Me echo a reír y es mi turno de negar la cabeza.
ESTÁS LEYENDO
El espía de mi padre
Romance- Te dije que no era una buena persona, que no te iba a tratar bien, ¿por qué aún así sigues a mi lado? Me mira entre expectante y curioso. Quiere que le dé una respuesta. Bien, pues se la voy a dar. Le voy a decir lo que realmente siento y pienso...