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Una pequeña nota antes de comenzar: sé que a muchos lectores les gusta la acción rápida pero en el caso de este fic creo que lo estoy haciendo con demasiado amor y no lo sé, me gusta escribir sobre amistades, espero que no les aburra. 

Saludos

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Semanas más tarde Nick y Alex estaban pasando un rato en la terraza del departamento de este último mientras todo adentro era un caos, desde la borrachera de Jamie, los vasos quebrados, el alcohol esparcido por el suelo, Joy Division a todo volumen, hasta la risa frenética de todos los invitados. Sí, quien le dijo que sería buena idea prestar su casa para ese tipo de fiestas estaba muy equivocado. Y si mal no recordaba había sido Matt.

Lo iba a matar, Alex estaba seguro de que a la mañana siguiente nadie se quedaría a ayudarlo con la limpieza, y lo iba a matar, y se vio pensando más en la limpieza que en divertirse en el momento. Cada día más viejo y amargado, Turner, pensó dándole una calada a su cigarrillo.

—Así que… nueva chica —Nick lo despertó y él le echó una mirada, pensativo.

—Huh —murmuró ido, sin molestarse en decirle que no era su “nueva chica”, lo cual consideraba un mero detalle, quizás luego le explicaría que eran amigos, cuando tuviera ganas de abrir la boca.

Sin embargo, los ojos de Eleanor Perkins aparecieron en su mente como si la hubieran invocado sin siquiera decir su nombre, el azul oscuro del lado más profundo del mar, del cielo a esa hora en la que está a punto de anochecer pero aún queda un atisbo de naranjo que ilumina todo y hace que el tono del azul del cielo no sea tan oscuro, pestañeó sintiéndose un poco cansado, deseando que ella estuviera por ahí escogiendo la música que escucharían esa ocasión, dándole su fragancia a violetas, manzanilla y dulces cada vez que se acercaba un poco más de lo que debía y sus mejillas se tornaban rosas…

 Sonrió, el rosado se veía bien en el blanco de su piel, allí en el retrato que su mente pintaba de ella solo para él.

—Debo suponer que es pasajero —continuó su amigo y bajista de los Arctic Monkeys, Alex suspiró, no, el plan no era ese, no era dejar de sentir lo que sentía ni arruinar por enésima vez lo que tenía.

Se decidió a hablar.

—No —confesó entonces tal y como lo pensaba, con un tono de voz tan serio y tranquilo que hizo a Nick extrañarse.

—¿Ah no? —desde que su relación con Arielle Vandenberg terminó se había acostumbrado a verlo con algunas chicas que luego desaparecían de la faz del planeta, en especial cuando se iba con Miles a sus fiestas y eventos, todo era temporal para ambos amigos solteros y exitosos, no era nada poco usual.

—No quiero que lo sea —explicó el vocalista—. Es decir, me agrada… mucho, y raramente he intentado hacerlo todo bien, no solo emborracharla y traerla aquí. Bueno, eso pasó pero en realidad no pasó nada… nada de lo acostumbrado, ya sabes de lo que hablo —se trabó, Nick rió.

—Sí, lo sé —concedió—. Aunque no podría creer que nada ha pasado entre ella y tú.

—¿Podrías creer si te digo que somos amigos?

—¿Qué? No me digas que no le has dado siquiera un beso —ambos se miraron y se echaron a reír. Alex negó luego del lapso y Nick a esas alturas ya estaba al borde de llamar a un médico para que diagnosticara lo que le había dado a Turner por esa muchacha en especial.

Algo debía tener.

—Te lo juro, nada —la memoria de Alex lo traicionó de inmediato, llevándolo a esa noche en la que pudo tocar por primera vez la suave piel de su pierna, eso había sido lo más cerca que había estado de hacerle algo, en realidad todo, y ella se había escapado—. Es seguidora de la banda, por cierto.

The sky is a scissorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora