El bullying afecta a millones de personas en todo el mundo, dejando cicatrices emocionales que pueden durar toda la vida. Desde insultos y burlas hasta agresiones físicas y exclusión social, el acoso escolar puede manifestarse de muchas formas, todas igualmente dañinas.
Pasado
Anahí se encontraba en el pasillo de la escuela, rodeada de murmullos y risas de sus compañeros. Su corazón latía con fuerza mientras caminaba con la mirada fija en el suelo, tratando de ignorar las miradas burlonas que le lanzaban. De repente, una voz áspera rompió el aire.
—¡Miren quién está aquí, Anitta!— exclamó Alfonso, con una sonrisa maliciosa en su rostro, acompañado por sus amigos.
Anahí levantó la vista y se encontró con la mirada burlona de Alfonso. Un nudo se formó en su estómago mientras intentaba mantener la compostura.
—¿Qué quieres ahora, Alfonso?— murmuró, tratando de sonar valiente, aunque su voz temblaba ligeramente.
Alfonso se rió con desdén y se acercó a ella, con sus amigos rodeándola.—Solo quería recordarte lo patética que eres.— dijo con una sonrisa retorcida.
Las lágrimas amenazaron con escaparse de los ojos de Anahí mientras se sentía cada vez más impotente.
—Déjame en paz.—susurró, luchando por contener el dolor que la invadía.
Los amigos de Alfonso se rieron entre dientes mientras él continuaba burlándose de Anahí, arrojando insultos crueles y comentarios hirientes. Se sintió completamente sola, atrapada en un mar de hostilidad y crueldad. Finalmente, Anahí logró escapar de la situación, corriendo hacia el baño para ocultar sus lágrimas y su dolor.
Se prometió a sí misma que no dejaría que el bullying la derrotara, pero en lo más profundo de su corazón, sabía que las cicatrices emocionales que dejaba el acoso eran difíciles de sanar.
Presente
—Annie.—interrumpe Lana Monet, la madre de Alfonso y Maite, mientras estoy en medio de una conversación con la última. Su voz suave y gentil contrasta con el murmullo de la fiesta que se escucha de fondo. Estamos sentadas en una mesa decorada con elegancia, y las luces brillantes iluminan el salón con un resplandor cálido.
—¿Cómo te va en el colegio?—pregunta, inclinando ligeramente la cabeza hacia mí. La señora Lana es una mujer elegante, con una sonrisa amable que ilumina su rostro.
—Bien, señora Lana.—respondo con cortesía, manteniendo la compostura a pesar de la incomodidad que siento.—Aunque hay algunos compañeros prepotentes y odiosos que a veces hacen que mi estancia en el colegio sea un poco intranquila, pero es algo que puedo controlar.—Mi mirada se desliza hacia Alfonso, quien está de pie en un rincón del salón, rodeado de amigos y con una expresión arrogante en el rostro.
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𝘿𝙖𝙣𝙜𝙚𝙧𝙤𝙪𝙨 𝙒𝙤𝙢𝙖𝙣 ©
ChickLit"No hay redención para los culpables, solo un sendero oscuro y sangriento que yo misma trazaré." Primera Etapa | 17/20 Segunda Etapa | 0/20