Capítulo 7: Ninguna como tú (Actualizado)

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|Alfonso Monet|

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|Alfonso Monet|

La veo irse, y no puedo evitar mirar su trasero. Recuerdo el día que fue a mi casa, llevaba una falda tan corta que por un momento pude ver el comienzo de su trasero. Esa imagen se quedó grabada en mi mente y desde entonces no he podido dejar de pensar en eso. Suspiro y miro al cielo. Me ha gustado desde que llegó a la escuela hace tiempo, pero simplemente no puedo tener nada con ella. Si lo hago, ella podría pagar las consecuencias.

Recuerdo cuando la vi entrar a la escuela. Su cabello rubio agarrado en una coleta alta. Sus ojos azules brillaban con nerviosismo.

Recuerdo que sus piernas se veían fenomenales en esa falda que traía. . Ella siempre ha sido bella. Pero en ese momento, justo cuando iba a hablarle, apareció Sol, la chica que siempre había estado enamorada de mí y que hoy en día es mi novia.

Y todo se fue a la mierda.

Tampoco diré que la molestaba porque Sol me obligaba. La molestaba porque, aunque sea así, podía dirigirle la palabra, captar su atención. Luego me di cuenta de que ella me miraba mucho.

En los recreos, en el salón de clases. Y cuando yo la miraba, ella de inmediato miraba hacia otro lado, haciendo como si nunca lo hubiera hecho. Molestarla era lo único que podía hacer. Cuando la molestaba, ella me hablaba, aunque sea para decirme alguna palabra hiriente.

Me hablaba y yo me sentía bien con eso.

Y ahora estoy aquí, tratando de entender qué le pasa. Ella me mira, se acerca a mí, va hasta mi habitación a intentar seducirme. O bueno, seducirme, porque... sí, obviamente lo logró.

Simplemente que... yo tengo que juntar muchas fuerzas para no caer en su juego, porque sé que es un juego. Es que no puedo creer que de repente venga y me diga que le gusto, y que trate de tener algo conmigo.

Me muero por corresponderle, por besarla, por hacerle de todo, pero no aguantaría que todo fuera un juego y tampoco aguantaría que le hicieran daño. Ella me gusta. Me gusta demasiado. Me gusta de una manera que no puedo describir. Es como si cada vez que la veo, el mundo se detuviera por un segundo.

Y ahora, con esa sensualidad con la que camina, con la que se comporta, su forma de acercarse a mí... me vuelve loco. No sé qué hacer.

Cuando la veo caminar por el pasillo, siento que todo mi autocontrol se desmorona. Sus movimientos son hipnóticos, y su mirada... esa mirada que alguna vez fue tímida y ahora está cargada de una confianza seductora, me desarma.

Es como si supiera exactamente lo que me hace sentir, y se deleitara en jugar con mis emociones.

Mientras estoy perdido en mis pensamientos, Sol entra furiosa. La miro y veo cómo me reclama.

𝘿𝙖𝙣𝙜𝙚𝙧𝙤𝙪𝙨 𝙒𝙤𝙢𝙖𝙣 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora