III - Preparativos

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Año 378 del Calendario del Imperio Humano (CIH)

(17 de marzo)

Pensar en todo el esfuerzo que le puse a ser espadachín me pone nostálgica. Avancé mucho desde que inicié, mi maestro no era el mejor de todos pero me enseñó lo esencial. Aún no le puedo ganar en combate, pero ya solo falta la prueba final para convertirme en espadachín e ir a la Catedral Central.

- Ojalá pudieras ir conmigo a la Catedral Central, Eugeo - le dije viéndolo terminar su trabajo de la mañana.

- Sabes que no puedo abandonar mi Tarea Sagrada, Alice - me respondió un poco nervioso.

- Lo sé, pero debería haber alguna forma - dije mientras pensaba alguna manera de hacerlo.

- Jajajaja - rió Eugeo.

- ¿Qué es tan gracioso? - pregunté.

- Es que me recuerdas a Kirito pensando en formas de romper las reglas sin romperlas - dijo para seguir riendo.

- ¿Tu crees? - pregunté levemente sonrojada - Bueno, ese no es el punto, debería haber algo con lo que romper ese árbol, algo más fuerte que el hacha - dije tratando de buscar una solución.

- Eso es imposible, Alice - dijo Eugeo - solo las armas de los Caballeros de la Integridad superan mi hacha...a no ser que utilicemos eso - reflexionó.

- ¿Eso? - pregunté sin entender a lo que se refería.

- Si, ya sabes eso. La espada de la cueva, Blue Rose Sword - dijo citando el nombre que le pusimos a la espada.

- Ciertamente, podría funcionar - dije acordándome de que el verano pasado la trajimos, bueno yo la traje, Eugeo no podía levantarla - Teniendo en cuenta que está hecha de algún material divino - expliqué.

- Voy por ella, esperáme - dijo Eugeo

- Un momento - lo interrumpí - No has terminado tu trabajo de la mañana ni has comido el almuerzo que traje - dije - tú termina y come, yo voy por la espada - ordené.

- Pero Alice, tú también tienes que comer - refutó.

- Sin peros, yo voy por la espada - dije dando la vuelta, yendo de regreso a la Aldea.

Mientras caminaba por la Aldea, me encontraba con las demás personas, quienes me saludaban y yo también los saludaba. En el camino me topé con Jink, mala suerte la mía...

- Hola Alice-chan - me saludó.

- Hola Jink...que sorpresa verte por aquí, pensé que estarías entrenando - dije intentando sonar amable.

- Paseaba por la ciudad, tú? - preguntó

- Cosas, nada importante...bueno, tengo que irme - dije cortando la conversación, no me agrada mucho Jink teniendo en cuenta que es mi rival en la prueba de mañana.

- Adiós Alice-chan, suerte mañana - se despidió con tono engreído.

Cuando me libré de ese sujeto, volví a lo mío y me concentre en llegar a la casa de Orick, el padre Eugeo. Fui pensando en si Eugeo sería capaz de usar la espada o tendría que enseñarle. También me puse a pensar en la prueba de mañana, tendría que hacer una demostración de un movimiento creado por mí, esa era la prueba. Por supuesto que ya tengo el movimiento hecho y ensayado, pero me preocupaba ¿qué tipo de movimiento iba a hacer mi rival? Se veía muy confiado como para tomarlo a la ligera. Finalmente llegué a la granja del Señor Orick.

- ¡Señor Orick! - grité tocando la puerta, no hubo respuesta -¡Señor Orick, soy Alice! - volví a gritar, nadie respondió.

Es bastante raro que el Señor Orick no esté en casa, decidí abrir la puerta sin más dilación. No encontré a nadie. Fui rápido a la habitación de Eugeo, pensando que ahí debería estar la espada. Revisé cada rincón de su habitación, no estaba la espada. Creo que encontré algo que no debía encontrar...Como sea, voy a ver si está en el cobertizo. El cobertizo de la casa de Eugeo estaba un poco viejo, la madera estaba con moho y le faltaba durabilidad, ya lo arreglaríamos al volver con Kirito. Abrí el cobertizo y vi como varias herramientas me caían encima.

Debería haber sido yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora