Capítulo 9: Felices días

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Hace 5 años...

***Oliver***

La alarma me despertó a las seis de la mañana. Medio atontado me levanté, pensando en la madrugada. ¡Había conocido a Tannia! Aquella chica con esa energía tan interesante. Aunque estuviera cansado por no dormir, me mantenía positivo ante una nueva amistad.

Desperté a como de costumbre, sin intentar despertar a mi padre durmiendo en el sillón, ni tropezar con las botellas vacías de cerveza. No tendría tiempo de desayunar, y mi apetito no se abriría gracias a las malas costumbres de nunca hacerlo.

Tenía que ir a casa de Hady pronto, para que fuéramos juntos al colegio en nuestras bicicletas. Ella vivía un poco lejos de mi hogar, pero valía la pena recorrer un poco más. Aparte de hacer ejercicio, tenía la oportunidad de hablar con ella en las mañanas.

Llevaba puesto mi suéter negro, mi favorito... y unos jeans. Este año nos graduaríamos, así que podíamos ir vestidos como deseáramos mientras no irrumpiera demasiado con lo establecido, con lo estándar.

•—Empezar Música—•

Conocí a Hady en mi infancia, de hecho, llegó uno de los días antes de que mi mejor amigo, Sonnet, se fuera a la Ciudad Onírica. Ella se mudó cuando apenas estábamos en la escuela, y de inmediato hicimos buena química.

Hady era alguien en quien siempre podría confiar, alguien leal y de buen corazón. Le encantaban los animales, el color amarillo y escuchar pop en otros idiomas. Entre menos entendiera la letra, más le gustaba. Ella tenía excelentes calificaciones en todas las lecciones, y me ayudaba con las tareas, a cambio de que yo le acompañara por las mañanas... desde ese entonces, se me hizo costumbre.

Una vez que llegamos al colegio, conocimos a Chrystel Thundering, una chica tres años mayor que nosotros. Ella siempre quiso estudiar para ser modelo, y lo logró. Gracias a su altura, belleza natural y carisma logró una beca en una de las universidades más prestigiosas de la Ciudad Evocativa, así alcanzando su sueño.

Luego de cierto tiempo empezó a estar más y más ocupada. No manteníamos tanto contacto como antes, pero siempre la veíamos en sus redes sociales... brillando como siempre, y eso nos llenaba de orgullo a ambos. Chrystel a veces nos llevaba a pasear en su auto deportivo de último modelo, del cual seguía pagando cuotas y había tenido que restringir otros gustos.

Logré llegar al fin a casa de Hady. Toqué la campanilla de mi bicicleta, y de inmediato salió ella, con una tostada aún en la boca y el cabello mojado.

—¡Voy! —gritó, tragando un trozo de la comida—. Ay, que siempre vienes más temprano de lo usual.

—Vengo a la misma hora todos los días, no te desesperes, no vamos tarde. —Le quito la tostada de la boca y le doy un mordisco—. ¿Vamos?

—¡Hola Oliver! ¡Pasen un lindo día! —gritó la madre de Hady por la ventana.

—¡Igualmente! —exclamé.

—Ya queda poco para graduarnos... ¡Increíble! Cada vez quedan menos mañanas de levantarme temprano. —Empezamos a pedalear.

—Cada vez menos tarea, cada vez menos de todo. —Respiré relajado—. Diablos, han sido unos años algo duros.

—Lo sé, no te angusties por el futuro, igual seguiremos juntos por siempre. —Hady soltó la manivela de la bicicleta—. Como siempre.

—¡Ja! Cuidado te quedas sin dientes por estar jugando. Pero sí, no me preocupa tanto el futuro, a decir verdad —declaré.

—Disculpa por no haber contestado el mensaje de ayer, estaba dormida. ¿Sucedió algo? Con tus padres, imagino... —Hady sabía totalmente la situación.

—Sí... pelearon de nuevo. ¿A los cuántos días de fingir que no me importa hace efecto? —cuestiono cansado.

—A los... nunca. —Ella sentenció—. No hay que fingir nada.

—Como sea, vieras lo que sucedió en la madrugada —comenté con suspenso.

—¿Te jalaron las patas en la noche? —Hady se rio—. O... ¡viste al asesino de la leyenda urbana, el "Asesino Astral"!

—¡Jaja! No, y eso no es una leyenda urbana, Hady... eso sí sucedió. Pero bueno, no viene al caso. La cosa es que fui al parque muy tarde en la noche, así como para esperar a que alguien me acuchillara en la espalda o algo. —Hady prestaba atención, asintiendo.

—¿Y qué? ¿Te encontraste a la llorona? —preguntó.

—No... bueno... sí, pero no —corregí.

—¡Escúpelo! Quiero saber. —Estábamos casi por la mitad del camino.

—Estaba con mi libreta escribiendo, cuando una chica apareció. Su nombre es Tannia y es misteriosa —dije—. Es como, no sé... original.

—¿Original? Pues sí, estar en un parque en la noche es bastante original... ¿o no? No sé, no soy tan tonta. ¿Y qué pasó? ¿Se besaron? —Hady reía.

—No. No pasó nada, simplemente hablamos... a ella le encanta la esgrima y va a competencias y todo eso —comenté—. No sé, puede ser alguien interesante de conocer.

—Sí, suena interesante. ¿Vive cerca de tu casa? —pregunta.

—Hmm... supongo, no le pregunté. —Levanté los hombros.

—¡Ay, tonto! Uno siempre pregunta eso... pero bueno, supongo que se verán de nuevo... ¿le pediste el número al menos? —Ella levantó las cejas.

—Mierda... no. —Me tapé la cara con una mano, sin perder el equilibrio—. ¿Y ahora qué?

—Seguro que ella dijo "bueno, este idiota no está interesado, ya que". No lo sé... nunca fuiste diestro con las mujeres, Oliver. —Hady me pegó un manotazo en la cabeza.

—Supongo que tendré que ir al parque esta noche de nuevo. ¿Será que estará ahí? —pregunto con interés.

—Puede que sí, puede que no. Puede que traiga a su banda para sacarte los órganos y venderlos en la Deep Web. ¡Misteriosos son los caminos del destino! —Su cabello castaño resaltaba con sus ojos verdes, y sus pecas en la nariz.

—¡Ya llegamos! Luego veremos lo que traerá el destino —grité sonriendo, mientras veía a la gente llegar al colegio junto a nosotros. ¡Qué felices eran aquellos días!

Qué felices... eran aquellos días... Hady...

Hospital psiquiátrico Lunezca (#2.5 ¡Ya disponible!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora