Tres

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Keith y Lance iban al cole, eran niños grandes, la suerte es que iban a la misma institución que Shiro y Adam, lo que era mucho más que genial.

-Sigo aún sin entenderlo,_se quejaba el cubanito, se supone que los vampiros eran inteligentes, pues bueno, según el ojiazul ese era otro mito.

-A ver, es que lo estás haciendo al revés Lance, esto es así,_el azabache lo corrigió con una sonrisa y se lo vivió a explicar.

Keith era listo, mucho, se callaba en clase y apenas contestaba a nada, solo si le preguntaban directamente, sacaba muy buenas notas y eso era un orgullo para Krolia.

-Vale, vale, ahora si lo entiendo,_el cubanito le dio un besito suave en la mejilla, a modo de agradecimiento,_eres el mejor de todos.

El ojivioleta se sonrojó, y al poco rato ambos volvieron a enfrascarse en sus ejercicios.

Siempre era así, compartían un amplio escritorio, estudiaban juntos, muchas veces Keith terminaba antes pero esperaba y ayudaba al cubanito.

Pero no todo era paz y armonía, conforme iban creciendo Lance empezó a tomar la fea costumbre de compararse con su guardián.

Keith estaba siempre en el cuadro de honor, igual que Shiro y Adam, era de los guardianes mejor capacitados de su generación, y eso a un Lance de casi 10 años no le hacía especial ilusión.

El ojivioleta era un fuera de serie.
Un increíble guardián.
Y se desvivía día y noche por proteger a Lance.
Por cuidarlo.
Por vigilar que no se metiera en líos y ayudarle a salir de alguno que otro.

Al igual que su hermano, el azabache pasaba largas temporadas sin su madre, por eso mismo la familia de Lance siempre celebraban el cumpleaños de Keith, le hacían pequeños detalles por sus buenas notas.

No olvidemos que era un niño, que era diminuto, que durante los primeros meses que estuvo con ellos iban semana si y semana también a comprobar que recuperaba su salud física.

Keith estaba, quitando a Shiro, prácticamente solo.
Y encima cuidaba de Lance a pesar de que lo puteaba a veces.

-Te juro que es imposible vivir con él, tan perfecto y tan todo, da igual lo que haga, siempre lo hará mejor,_Lance se quejaba a Hunk, uno de sus mejores amigos.

-Lance, Keith no es tan horrible, nunca lo he visto presumir de nada, ademas aprobaste ese examen porque te estuvo ayudando, ¿o me equivoco?,_el chico de pecas se sonrojó levemente, que esa semana tuvo que recibir ayuda de Keith, otra vez, como cuando eran críos, más que en ese momento.

-Lance, Lance, Lance, es solo un guardián, te debe obediencia, dile que no haga el examen o que lo haga mal,_ese no era ni más ni menos que James Griffin, a Hunk no le agradaba lo más mínimo.

-Sabes que está prohibido,_le recordó el vampiro de origen samoano, es que siempre que ese chico aparecía el ambiente se tornaba tenso, oscuro y macabro.

-Solo si te pillan, y Keith tiene pinta de ser bastante obediente,_James era una víbora y simpatizaba con la mentalidad Galra, aunque lo negase.

-Tiene sus límites,_le reconoció el cubano, que Keith no era tonto, no iba a dejar que lo pisoteasen, a fin de cuentas estudiaba en esa escuela a base de becas, Krolia se negaba a que otros pagasen su educación, por eso Shiro y Keith trabajaban tan duro.

-Bueno, si te sirve mi guardián es más leal, ponte conmigo para ese trabajo, lo pasaremos bien,_James sonrío con amabilidad, la suficiente como para convencer a Lance de hacer un cambio, siempre hacia sus trabajos con Keith.

A Pidge no le hizo ninguna gracia la noticia que le contó Hunk, odiaba la forma que tenía James de ver el mundo, era menor, pero no estúpida.

-Así que ha dejado tirado a Keith por el idiota de James, encima de que siempre termina haciendo su parte del trabajo, Lance está siendo muy injusto,_la italiana sabía de sobra que a Keith le gustaba un poco Lance, es que se le notaba.

-Exacto, además están haciéndose muy cercanos, Lance es muy susceptible, ya le ha hecho a Keith algunas jugarretas por culpa de Griffin,_el samoano estaba molesto con su amigo, adoraba a Lance, pero es que se estaba pasando con Keith.

-Lo vi entrenar algunas noches, ya me imagino que norma ha descubierto, ¿con quién se puso Keith al final?,_la castaña alzó la vista para ver a su guardián entrenar, era mayor que ella, pero se llevaban muy bien.

-Romelle, la chica nueva, su guardiana es un año mayor que ella, así que no tenia a nadie y Keith se ofreció al verla sola, más de uno quería ponerse con él, pero ya sabes..., la vio sola y prefirió ponerse con ella,_le explicó Hunk.

-A veces es demasiado bueno, espero que al menos se lleven bien, ya sabes hay algunos James por la colonia, espero que ella o su familia no sean así,_la menor deseo eso con todas sus fuerzas.

Lance a veces explotaba un poco a Keith, haciendo que cargara algunas cosas por él, que limpiase el cuarto por los dos.

Tonterías de niño pequeño.
Nada que calentase en exceso al azabache.
Pero eso de que tú protegido te diera de lado, pasara de ti y te usase solo en caso de necesidad extrema.., no es lo que tenía pensado.

La unión que tenían desde niños se fue rompiendo poco a poco, todo por el drama que el vampiro había formado en su mente.

-Oye Lance, ¿estás bien?,_era una de esas tantas noches en las que Keith despertaba, Lance no solía dormir mucho, no lo necesitaba realmente.

-Si lo estoy, solo no quiero dormir, déjame en paz y duerme,_ese tono tan frío le dolió al azabache, llevaba varias semanas tratándolo un poco bastante con la punta del pie.

-¿Seguro?,_en el fondo estaba preocupado, por si había hecho algo que hubiera herido a su protegido.

-Seguro, duérmete, bastante tengo con tener que soportarte de día,_Keith murmuro un lo siento, y Lance reconoció ese tontito de que le temblaba el labio, joder, James le dijo que fuera duro, pero es que tampoco quería hacerlo llorar.

Una parte de él quiso abrazarlo, pero otra escuchaba las palabras envenenadas de James, palabras que lo animaron a centrarse en el juego de su consola e ignorar lo que había provocado en el chico que dormía a unos metros de él.

Apenas se dirigía a Keith, actuaba como si no existiera, empezó a dejar de quedar con Hunk o con Pidge, asumiendo un rol de popularidad junto a James en cuanto comenzaron el instituto.

Básicamente, a los ojos de sus amigos de verdad.., se había convertido en un idiota.

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