Seis

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El olor a sangre, el eco del una ambulancia, el vaivén del transporte, los gritos, las ruedas de la camilla a toda velocidad por un pasillo enorme, sólo recordaba las luces y los pitidos de algún tipo de máquina.

Pero lo que se le había grabado en la mente eran los gritos de Lance, nunca lo había visto dar un grito así de desesperado, no lo había visto llorar así.

Todo pasaba como una maldita broma por delante de su cara, se sentía raro, como flotando, pero a la vez estaba ahí.

Sonidos, olores, el dolor de los pinchazos y del cuello, notaba como su corazón se podría salir por ahí, pero no notaba el calor de su sangre saliendo de su cuerpo, ni las succiones desesperadas de Lance.

Había parado, se había controlado, lo recordaba, estaba seguro, había visto ese mar que tenía por ojos de un color carmesí, aguados al verlo, chupando y lamiendo su cuello para cortar la hemorragia.

Todo se había vuelto negro por momentos, recordaba algunas cosas, pero sobre todo el frío y el estar solo en un vacío infinito, no era como morir, se imaginaba que morir sería de otra forma, que su padre estaría ahí.

Luego algo cálido, una mano, una mano estaba cogiendo la suya, no era la de su madre, ni de coña la de su hermano, tampoco la de la señora McClain.

-Todo esto pasó por mi culpa,_Lance no soltaba la mano de Keith, no se había alejado de él.

-Ya te he dicho que no lo es,_Shiro le pasó el brazo por encima,_no tenías ni idea de que James fuera el que atacó hace años atrás, además, se pondrá bien, Allura se hizo cargo de él, en nada despertará,_claro que el mayor lo había pasado mal, pero Lance jamás habría matado a su hermano.

-Traigo algo de café, para ti chocolate, porque odias las cosas amargas,_Krolia le dio un besito en la frente y otro en la mejilla a su pequeñito después de entregar los vasos a sus otros dos niños,_quita esa cara de pena, ya te he dicho que no es tu culpa, Keith no te iba a dejar morir, y tú no dejaste morir a Keith,_lo consolaba la mayor.

-No, pero casi..,_el cubanito suspiró,_Krolia, no quiero que castiguen a Keith por dejarme beber, asumiré todos los castigos por los dos, busqué y puedo hacerlo,_informó el vampiro, mezclando los dedos pálidos del azabache con los suyos más morenos.

-Veo que has estudiado bien las posibles represalias,_le dijo con una sonrisa, mientras le apartaba el pelito de la cara a su hijo menor,_pero hay ciertos momentos de necesidad en los que se pueden saltar esas normas, no os van a poner ningún castigo, pero querer afrontarlo tú sólo dice mucho de ti,_la mayor lo miró, ese era el Lance que conocía.

El Lance que le daba la manita a Keith porque era más pequeño, el que siempre decía que su protector no podía tomar cosas con lactosa, que hasta lo ayudaba a peinarse y vestirse, que eran así de adorables hasta que Lance decidió que quería tomar otro camino.

-¿Cómo conseguiste parar?,_le preguntó Shiro,_le he visto las heridas del cuello, sé que no te paró él, además de que la hemorragia estaba cortada.

Krolia también lo miraba curiosa, la sed de sangre es incontrolable la primera vez, por eso esperaban a ser mayores de edad, porque la sangre más adictiva era el de los protegidos.

-B-Bueno, me da vergüenza pero.., cuando empecé a beber, todo se empezó a curar, lo notaba desde dentro hacia afuera, ni siquiera me dejó cicatriz,_dijo moviendo su camiseta que estaba hecha jirones, que no se había preocupado ni por cambiarse,_luego todos mis sentidos se agudizaron aún más, note un gran poder fluir desde dentro.., también la voz de Keith, me intentaba apartar, pero la sed podía conmigo, entonces me vi la muñeca, me había hecho una pulsera.., me la puse, todos los años me regala algo así, algo que hace él, pero esta era especial y al verla, simplemente paré,_les explicaba el cubanito, apretando un pelin más el agarre de su mano con el azabache.

-Le expliqué que cuando fuera más grande podía hacerte esa pulsera, hizo varios intentos en casa, supongo que para que no sospechases nada,_Krolia se aguantó la risita tonta,_por favor, mi niño, despierta,_le perfiló la mejilla al menor de sus hijos.

-Mamá, los médicos han dicho que está bien y estable, Allura lo supervisa, dale tiempo,_Shiro se acercó a su madre, abrazándola que él también estaba desesperado,_venga siéntate, se te va a enfriar el café.

Krolia le hizo caso a su hijo, se sentó en la silla que estaba vacía y bebió algo, necesitaba estar centrada y despierta, no le quedaba otra, que con ella y la incertidumbre estaban dos críos más.

La noche se había convertido en amanecer, y con los primeros rayos del Sol el azabache despertó.

Los otros tres estaban envueltos en una conversación, un poco enfrascados para matar esas horas de espera tan tediosas, la mano cálida de Lance seguía enganchada a la suya, tan dulce como cuando tenían diez años.

-No digas eso de tu hermano, ya sabes que no le gusta llevarlo corto,_lo medio regañó Krolia.

-Pero se lo tiene que cortar, lo dice el reglamento,_Shiro intentaba aguantarse las carcajadas.

-Siempre lleva la marca expuesta, así que no importa, se lo recoge y se ve,_le dijo con una sonrisa Lance, apretándole un poquito la manita.

Y esa vez Keith también la apretó, Lance repitió la operación, y el de tez clarita la apretó un poco más fuerte.

El cubanito lo miró, estampo sus desesperados ojos azules contra ese par de ventanas hacia galaxias de otro mundo.

-Keith,_apenas murmuró antes de abrazarlo con desesperación y volver a llorar como un crío.

-Lance, para, suelta, que estoy bien,_respondía el azabache con una voz débil.

-Mi bebé,_Krolia se acercó y lo estrujó en cuanto el ojiazul lo soltó,_estás bien, mi niño, mi pequeñito,_la mayor le llenó la carita de besitos y se apartó dejando sitio a Shiro.

-Para una vez que te da por salir de fiesta, no vas a salir de fiesta sin mi nunca más,_el mayor lo abrazó con esa complicidad de hermanos de siempre,_me has dado un buen susto, joder,_Shiro le revolvió un poco el pelito y se alejó.

-Calma todos, me encuentro bien, pero vosotros.., tenéis una pinta horrible, Lance, tienes ojeras, mamá esa camiseta la tiene del revés y Shiro, tu pelo esta raro,_el menor reía desde la camilla, se había incorporado un poco para observarlos bien.

-Si no fuera tu madre te daba un golpe,_Krolia le pellizco la mejilla,_tus pintas no son mejores, voy a avisar a Allura, le diré que te haga una analítica,_amenazó la mayor.

-Noo, no la necesito, he perdido sangre, se supone que no necesito perder aún más,_Keith la miro con carita de pena antes de que cerrase la puerta de la habitación.

-Tengo que avisar a la familia McClain de que estás bien y a los entrenadores, además tenéis cosas de las que hablar, Lance, cuida de mi hermano,_Shiro le lanzó una de esas miraditas a Keith,_y no tengo el pelo raro, otro comentario y te lo cortas.

El menor aguantó la risa y se centró en Lance, el chico de ojos azules, el de sonrisa imborrable, el único chico que estaba en su mente todo el día.

-¿De verdad tengo ojeras?,_le preguntó el cubanito para romper el hielo, odiaba lo que esa venda en su cuello significaba.

-Si, y una pinta horrible, ¿el estilo de camiseta para hacer trapos es por solidarizarte conmigo o quieres probar algo nuevo?,_le preguntó con una sonrisa tranquila, ese era su Lance de siempre.

-Capullo, no me he cambiado, me has dado un susto de muerte, lo siento, yo.., Keith, ¿y si no hubiera logrado parar?,_le preguntó con miedo.

-¿Y si sí?, sabía que podías hacerlo, te conozco, ya te lo dije,_el azabache se sentó en la cama, atrajo al cubanito y lo abrazó,_ya pasó, estamos bien.

Después de ese abrazo le toco sacarse sangre, Lance le cogía la manita y se aguantaba la risa, ¿cómo demonios le podía dar tanto miedo una aguja?

Estuvieron toda la tarde entre risas y cachondeo hasta que le dieron el alta, alta acompañada de reposo, más del que le hubiera gustado.

James había dejado una amenaza clara, lo que había pasado no era más que el principio, debían estar preparados para el comienzo de otra guerra.

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