Caja de sorpresas

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A Senia casi le falta el aire en donde estaba.

Aparecieron en la cima de una montaña muy alta, por ende el lugar favorito del amante del negro, Nico.

-Abre los ojos Senia, ya puedes soltarme.

-Oh, lo siento.-acomodó la chaqueta de Nico mientras se detenía a observar cuán degastada estaba.

Nico se puso nervioso por la cercanía y se alejó de ella.

-Ven, quiero mostrarte algo.

La guió por un estrecho camino de tierra ascendente. Senia pensó que ya era la hora de comer.

"No me importa, estoy con él."Pensó.

Él la guió hasta una puerta de metal, giró la gran manija y sacó una llave de su bolsillo para abrir la cerradura interna.

-¿Dónde esta...

-Shhh.-la interrumpió concentrado.-Ya está.

Y abrió la puerta.

Entraron y se encontró con una espaciosa sala llena de vidrios donde podías apreciar un hermoso paisaje.

Un mirador.

A Senia le brotaron las lágrimas mientras veía a un Nico sonriente con grandes ojeras con los brazos abiertos mostrándole la hermosura de la vista. Más tarde le reprocharía por no dormir.

Se acercó al vidrio más cercano y se encontró en su casa.

Cuando era pequeña su madre le había preparado un maletín para guardar las cosas que comprasen en su viaje. Ella arrancó el auto y Senia se colocó el cinturón. Durante el viaje cantaban canciones de  marineros y sirenas, Senia no se daba cuenta que la susurraba y Nico la escuchaba a su lado. Su madre lucía feliz y ella tenía los pelos al viento. Tiempo después ambas contemplaban un gran paisaje como ese comiendo helado. Nico la abrazó aunque no sabía por qué. La vista era espectacular y la pequeña Senia se sentía como un pájaro, observaba el agua a lo lejos y contempló el mar. Allí se había prometido que algún día lo tocaría. 

Unas lágrimas recorrieron su cara y Nico la observó mientras volvía a la realidad. Ahora Senia se encontraba en los brazos de un chico a quien tal vez quería.

Se secó algunas lágrimas y dijo:

-Eres una caja de sorpresas.

Él rió, le gustaba que ella fuera feliz. Sabía internamente que haría lo que fuera por ella. 

Recorrieron tomados de la mano todo el mirador. Ninguno se sentía incómodo o nervioso, eran ellos mismos. Senia le contó sus recuerdos y él hizo una mueca, no había pensado que ocurriría eso. El sol se extinguía cada vez más y ellos seguían charlando y observando.

La noche vino y las estrellas eran hermosísimas, todas las ellas brillaban para ellos y se distinguían algunas que otras constelaciones. Entonces ambos se acostaron en el piso y contemplaron el cielo.

-Me quedaría aquí para siempre si tuviera comida como en el campamento.-dijo Senia.

Él sonrió.

-Yo también.

-Nos haríamos una casa y todos los días podríamos tener la hermosa vista...

"Nos" Pensó el azabache.

-Alejados de todos los problemas...-agregó Nico.

-Las guerras...

"De él."Pensó mentalmente.

-Juntos.-susurró ella.

Nico la observó, la había escuchado. Senia no lo miraba, su cara estaba iluminada por la luna y lucía bellísima. Él se pegó más a ella y estaban lado a lado en sus propios pensamientos. Se tomaron las manos y dejaron que el silencio dominara el momento.

"Te quiero."Pensó Nico amorosamente.

"Te quiero."Pensó Senia amistosamente.

El tiempo consumía el silencio y Nico pensó en la hora que sería.

 -Creo que es tiempo de volver.-sugirió el azabache.

Ambos se levantaron y Senia se limpió el polvo.

Él se acercó a ella y la tomó por la cintura y ella lo abrazó. Ya se estaba volviendo costumbre.

-Gracias Nico.-dijo ella en la entrada del comedor. Nico estaba mareado pero sintió su mejilla arder.

Di Angelo estaba un poco rojo pero entró en el comedor después de Senia y encontró a Jason mirándolo con una cara de "después hablamos". Pidió unas hamburguesas y quemó una parte en ofrenda a su padre, el rey del inframundo.

Realmente se había sentido relajado y feliz con ella, le causaba algo extraño en su ser. Tal vez no era "wow" pero aún así la quería y pensó que podrían, no sé... Él no era el chico que tal vez querrías de primera instancia, tal vez no era lo suficientemente...no sé. Pero cuando tenía algo en mente lo cumplía, y a ella la tenía en mente.

"Lo prometo."Pensó.

Pero Will era su otro amigo y él le llevaba ventaja. 

Sí, Will, el chico de la enfermería, un hijo de Apolo.

Todo lo contrario a él.

Will y ella eran amigos pero confiaba en que Senia no lo considerara algo más.

Apartó esos pensamientos y comió rápido.

Esa noche durmió bien.

Unos extraños sentimientos (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora