Sustos

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Ella caminaba lentamente por el bosque, le había tomado confianza, por lo que ya resultaba más hermoso y menos intrigante que la primera vez. Rozó con su mano los árboles y tarareó una canción. Se topó de repente con un pequeño lago y allí se quedó un rato pensando, sentada en la orilla.

Sentía que el agua la llamaba, no sabía por qué.

Nico caminaba despreocupado, con la manos en sus bolsillos y una ramita en la boca, silbando una canción que Bianca le había cantado. Todavía la recordaba, así se olvidaba de su alrededor.

Senia se acercó lentamente al agua y la tocó. Estaba fría.

Y su mano seca.

Introdujo su brazo entero y tocó el fondo, ya que no era profundo agarró un poco de arena húmeda y la extrajo de la laguna.

Nico dejó de silbar quedándose petrificado en su sitio. Había escuchado agua moviéndose. 

Tocó con sus manos la tierra húmeda. Era hermosa. La depositó a su lado y comenzó a desatarse las zapatillas.

Pero una mano en su hombro la detuvo. Estaba más fría que el agua.

Sintió una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo y se estremeció al verlo.

-Está maldita.-la miró serio, dejando las palabras suspendidas en el aire.

Senia tuvo miedo pero como no quería mostrarse débil hizo caso omiso a su emisor.

-No me importa.-replicó metiendo una pierna en el agua.

Él la miró desaprobatoriamente.

-Pues, no es mi problema.-dijo y se fue el hijo de Hades.

Aunque tenía algunas sorpresas para la chica.

Nico se disolvió entre las sombras y agarró algunas piedritas. Subió a un árbol cerca de la laguna para poder verla y arrojó cerca de ella una piedra asustando a la chica.

El silencio irrumpió en el momento.

-¿Hola?

Él trataba de contener la risa.

Buscó un esqueleto y lo elevó del suelo haciendo a Senia reprimir un grito y saltar de la emoción del momento. Nico lo hizo moverse en su dirección, pero para su sorpresa, ella lo esquivó y no se notaba que estaba asustada. Tiró unas cuantas piedras más el chico.

"Juguemos más sucio."Pensó y movió sus manos hacia arriba, levantando dos esqueletos más.

Le comenzó a doler la panza pero ver a Senia luchar era todo un espectáculo.

Derrotó a un esqueleto con la piedra que Nico le arrojó y él decidió hacer algo más.

Bajó del árbol sin hacer ruido mientras la lucha se desataba y se acercó para estar detrás de ella. Finalmente acercó su boca al oído de Senia y susurró:

-Vete...-era gélida su voz, para su sorpresa.

Rápidamente se apartó de su camino mientras observaba a Senia correr. Rió y enterró de nuevo a los esqueletos como una mano, como si fuera lo más normal del mundo, y viajó por las sombras para verla correr.

Ella ya no tenía ganas de luchar y a pesar de saber de quién procedían esos esqueletos y esa voz no quiso pegarle una bofetada al hijo de Hades cuando se le acercó. Senia corría pero no lucía aterrorizada como el chico pensaba, pero en realidad lo estaba. Quería irse con su madre de nuevo y no verlo nunca más. Él se adelantó y quedó visible en frente de ella mientras corría hacia él.

Cuando pasó a su lado lo ignoró y Nico gruñó.

-¡Senia!

Ella se dio media vuelta y encontró a Nico con una sonrisa burlona. A ella no le causaba ninguna gracia. Caminó hacia él y se colocó en frente.

-Eres un imbécil.-tocó con su dedo la chaqueta de Nico-No sabes lo que me causó...yo estaba...

Súbitamente lágrimas brotaron de su cara y se aferró a Nico abrazándolo y enterrando su cabeza en su pecho. 

-Ya, ya niña...tranquila.-la consoló el hijo de Hades palmeando su espalda-Ven conmigo, aléjate de la laguna.-dijo sarcásticamente y sonrió sin que ella lo notara y él tampoco.

¿Qué le sucedía?

Se mantuvieron abrazados por u largo tiempo, tanto que Nico se rindió y ella apoyó su cabeza en su hombro, sintiendo su calor. Él estaba frío, como siempre pero eso no le importaba a Senia, necesitaba abrazar a alguien. Nico se sintió culpable pero no dijo nada.

La caracola sonó.

Caminaron juntos al comedor mientras él la rodeaba con su brazo su cintura y ella se mantenía pegada a él. No fue consciente de lo que hacía hasta que se fue a su cabaña. Antes de llegar al comedor Nico se separó de ella y secó sus lágrimas.

Respiró profundo.

-Perdóname, lo siento.-la miró suplicante-No se lo comentes a nadie.-le ordenó.

Senia asintió, no tenía ganas de preguntar el por qué, pero tal vez era para mantener su fama de ser el chico frío y solitario de siempre. Lo abrazó por última vez y le agradeció con la mirada, aunque él fue el causante de todo.

Ninguno de los campistas los vio porque Nico los hizo a ambos disolverse entre las sombras hasta que ella se separó de él y quedaron visibles. Porque era extraño ver al hijo de Hades dejarse tocar. 

Fueron a sus respectivas mesas. Nico estaba contento de alguna forma, lo cual era extraño viniendo de él.

Quemó su comida y volvió a su mesa.

"Bah, ¿qué no es extraño ahora?."Pensó.

Comió poco y de vez en cuando observaba a Senia meditabunda comiendo su pescado. Ella lucía impasible, como lo suponía. Sonrió y pensó que se vería bonita con él de negro.

"¿Qué he hecho? Yo no pienso en las chicas."Se reprochó.

Unos extraños sentimientos (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora