VACACIONES, LO MEJOR DEL AÑO, pero no todo es color de rosa. Ella sabe que no puede seguir en la casa de su padre por el tonto acuerdo que él y su madre tienen, así que tendrá en esas vacaciones qué ir a la ciudad de su madre a quedarse por todas la...
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Anya P.O.V.
Cuando era niña, recuerdo cuando mamá y yo preparábamos una tarta de manzana en un día soleado; no era nada extraño. Mamá amaba que hiciéramos tarta de manzana, y amaba ayudarla. La luz del sol atravesaba las ventanas, e iluminaba la cocina, mamá cantaba una canción que yo no sabía que donde era, y sigo sin saber de donde es, pero la recordaba de memoria. Me acuerdo que la canción comenzaba “I was listening to the ocean, I saw a face in the sand”, mamá la cantaba relajada, con una sonrisa en el rostro, siempre lo hacía, siempre me la cantaba cuando me sentía triste, y me acuerdo que ese día, yo estaba triste.
Dos niñas del vecindario se habían burlado de mi, me acuerdo que lloré tanto en la cera de la calle, y cuando mamá llegó con las bolsas del supermercado, me pidió que la ayudara a hacer la tarta de manzana. Por alguna extraña razón, estoy recordando eso, en este momento.
También recuerdo el horror que puede venir después de un día lleno de tranquilidad; recuerdo como mamá estaba contra la mesa, mientras yo me escondía dentro del armario donde mamá guardaba la comida. Ella me miraba, o mejor dicho, miraba el armario con lágrimas en los ojos, y yo, solo cerré los ojos llorando al ver el rostro de mamá, al ver lo que era expuesta.
Aunque en ese entonces, no entendía lo grave del asunto, solo me dejaba guiar por las emociones que mamá expresaba.
«I saw a piece of heaven, waiting, impatient, for me... And I was running far away, would I run off the world someday? Nobody knows.» Mamá cantaba esa canción aquel momento, sabía que lo hacía, porque pude ver como articulaba con sus labios la canción. Y aquí estoy, haciendo lo mismo que ella, recuerdo como eso hizo que mamá y papá tuvieran problemas después en su matrimonio, llegando a tal punto de divorciarse.
Sentí el frío suelo en mi espalda, y el dolor en todo mi cuerpo, pero más en mi cuero cabelludo, al sentir ser jalada con fuerza, siendo arrastrada por el suelo. Mis manos agarraban las manos de aquel hombre que había puesto una mano encima mío, entonces sentí ser golpeada fuertemente al ser lanzada hacia alguna parte de una de las habitación, oscuridad era todo lo que podía ver hasta que abrí los ojos, y me encontre con los ojos de Matt, quien se encontraba golpeado del rostro.
Tenía un corte en su ceja izquierda, el cual sangraba, hematomas en su rostro, y su ojo se encontraba todo morado, y de sus labios corría sangre. Lleve mi mano a su rostro, entonces él me abrazo, y yo solo ignoré el dolor de mi cuerpo para corresponder su brazo, lloré con fuerza, del mismo modo en el que lloré aquella vez en el ataque que recibió mi madre.
—Anya... —llamó Matt, acarició mi cabello con lentitud, mientras yo solo podía llorar, oculte mi rostro entre el hueco que había entre su cuello y su hombro, sintiéndome miserable, había sido humillada horriblemente, pero sabía que debía seguir luchando con fuerza, con firmeza—. Tenemos que salir, Any...
