Capítulo 2

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Al pasar por la sala camino a mi cuarto encontré a mi madre con una botella de whisky vacía y otra a medio tomar, no vi cuando llego. De repente me mira mira lo que viene, sé que me va a golpear.

̶ Ahí estás mocoso.  ̶ Dados muy ebria. Camina hacia mí tambaleándose. Me tira al suelo y me da múltiples patadas.  ̶ Era una abominación, debí haberte abortado.

̶ ¡Mamá no, por favor! ̶  Lloro, siempre ha sido así, nunca me ha querido.

̶ Eres igual al desgraciado de tú padre, los dos no debían de haber nacido. Dice Me dice y me escupe. Dejando adolorido y llorando desconsoladamente en el suelo.

Me pongo en forma fetal, me repito una y otra vez que no soy un mocoso.

̶ No soy un mocoso, no, no lo soy. Balance Me balanceo hacia delante y hacia atrás.

                      ......................

Me pasó todo el día encerrado en mi habitación. No voy al colegio, no desde que papá se fue, a mi madre no le importa si voy y en realidad a mí tampoco. Siento hambre, pero no hay nada de comer en el refrigerador, ni en la despensa. Decido pasearme por el pueblo y al ver el supermercado entro, no tengo dinero para comprar nada y muero de hambre, me escondo pan, leche y golosinas debajo de la ropa, cuando corro un guardia me ve.

̶ ¡Oye chico! ¿Qué tienes ahí?  ̶ Grita.  ̶ Vuelve aquí.

Aunque me persigue no logra atraparme. Llego a un callejón donde me escondo, recupero el aire y disfruto lo que me robe.

De camino a casa me encuentro con ese grupo de niños que siempre me molestan.

̶ Shaun cuanto tiempo. ̶  Me agarra por el cuello del poloche.  ̶ ¿Qué ha estado haciendo?

̶ Nada.  ̶ Digo tartamudeando.

̶ ¿No quieres divertirte con nosotros? ̶  Me empuja y caigo al suelo.

-Tengo que irme a casa. Los odio, los odio con todo mi ser.

̶ Creo que no. ̶ Corro para que no me puedan hacer dañó, pero no es suficiente porque me atrapan.

Es un grupo de seis, tuvo problemas posteriores con ellos. Cuando me lograron alcanzarme tiraron al piso y me patearon muy fuerte en el estómago, me golpearon sin parar, intenté escapar, pero no lo conseguí. Estoy casi inconsciente por los golpes en la cabeza, sangra por todos los lados.

̶ Ya déjenlo es suficiente.  ̶ Dijo uno de ellos. Los demás lo escucharon al parecer es el líder de los seis. Me dieron un último golpe en el costado derecho y se marcharon dejándome tirado, sin poder moverme siquiera. Ahí pase la noche.

Sentí una luz algo molesta en mi rostro por lo que decido abrir los ojos, al parecer ya has amanecido. Trate de ponerme de pie, pero fue algo difícil ya que tengo dolor en todo el cuerpo, esos chicos tienen el doble de mi tamaño y solían ir al mismo colegio que yo. No me los he topado hasta ayer, no pensé que me reconocerían por los años. Esos son los mismos niños que todos los días me dejaban sin merienda en el colegio, pero nadie me creía, siempre era el niño estúpido, bobo y mentiroso.

Decido dirigirme a mi casa para poder descansar mejor. Mi camino fue un poco largo, pero a la hora que llego todas las puertas están cerradas, incluyendo la que conducía el patio. Decido quedarme sentado en la acera a esperar a que mi hermana llegue al colegio o mi mamá de trabajar.

Ver los autos pasar no es muy divertido, estar sentado tampoco lo es y la espera resulta ser algo agobiante. Hubiera sido mejor quedarme tirado en aquel lugar. Me siento sucio y algo adolorido. En eso veo llegar a Rebeca que al parecer no se sorprende con verme.

̶ Hasta que aparece mocoso.

̶ No me llames mocoso, por favor. Sabes que no me gusta.

̶ ¿Desde cuándo me importa lo que te guste mocoso?

Entonces abre la puerta y entra a la casa. La señal hasta llegar a la sala, el muelle de vista y mi dirijo a mi habitación. Lo primero que hago es quitarme toda la ropa y entrar en la ducha. Siento picazón en algunas partes de mi cuerpo, por lo que salgo rápido de la ducha. Antes de colocarme la ropa voy directo al espejo y puedo elegir una cortada en mi labio inferior, un moretón en mi pecho y otro en mi ojo derecho, mi cara se ve horrible, parezco un monstruo.

̶ No soy un mocoso, no soy un monstruo. Sé No sé en qué momento me tirado en el suelo a llorar. Mi vida es un desastre, todos me quieren ver mal y sufriendo. Luego de un buen rato voy al baño para lavarme la cara, ya que esta empapada de lágrimas y tengo los ojos algo rojos. Baje a la sala para saludar a mi mamá, ya que no la has visto desde ayer.

Hola mami.  ̶ No me presto ni un poquito de atención. Continúo tecleando en su teléfono.

̶ ¿Qué quieres?  ̶ Sonó algo irritada.

̶ Solo te quería saludar.

Pues Ah pues ya lo hiciste, te puedo ir que estoy haciendo algo importante.

No noto mis moretones, que no pase la noche en casa. Ella simplemente no nota nada de lo que me pasa, pero ya estoy acostumbrado.

̶ Ya está lista la cena.  ̶ Escucho decir a mi hermana. Voy rápidamente a la cocina y rápidamente en la isla, luego sé acerca de mi mamá y hace lo mismo. Mi hermana se acerca con los platos y cuando veo lo que está decidido pararme de la silla.

̶ ¿A dónde crees que vas?  ̶ Hasta que mi mamá decida notar mi presencia.

̶ No voy a comer eso.

Sienta Te sientas y te lo viene todo, no me hagas enojar.

̶ Pero es que yo ...

̶ ¡Te hable! Espero y te hemos tenido claro claro.

No quería más problemas, no me gusta que mi mamá se enoje conmigo. Decido sentarme para esperar a que ella y Rebeca terminarán de comer, para que se retire de la mesa y poder ponerme de pie.

Vindicta MinervaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora