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— Suéltame humano. — dijo ronco y con voz distorsionada el Klanbus, sus ojos brillaron peligrosamente, no hubo necesidad de volverlo a repetir porque un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Taehyung haciendo que se separa del ser en menos de lo pensado.

Taehyung se puso blanco como una hoja y Jimin lo abrazó protectoramente, necesitaban salir de allí, ahora, inmediatamente.

Taehyung estaba temblando, tenía miedo, demasiado a decir verdad y eso era un sentimiento muy poco conocido para su mente y para su alocado corazón.

Jimin los veía furioso aunque él mismo estuviera muriendo de miedo en esos instantes, joder, estar frente a esos entes ya era un peligro, pero tocarlos, eso era un pase directo a Kagi.

Y nadie desea ir a parar a ese mundo, ese mundo era muy espeluznante.

— Lo si-sien- lo siento. —  Taehyung susurró en un vano intento por calmarse.

Taehyung no sabía cómo explicar ese sentimiento que lo abrumó en tan sólo unos segundos, se sintió horrible, espeluznante y con unas enormes ganas de llorar, Taehyung había visto su propia muerte y eso no fue nada bonito de ver.

Taehyung estaba destrozado, aún podía sentir como la sangre caliente caía desde su frente y se colaba por todo su cuerpo y cómo poco a poco sentía su cuerpo cubrirse de la nieve y de un helado frío.

Taehyung sollozó y Jimin no sabía qué demonios había pasado, él estaba perdiendo su caebza y aún más sus nervios.

— ¿Qu-qué le hicieron? Díganme, por favor — suplicó Jimin aguantándose las ganas de llorar.

— Su castigo, humano — dijo el Buiklant indiferente viendo como el pobre humano pelirrojo se aferraba a su amigo en un intento por olvidar la mala jugada de su muerte.

La bestia estaba más que sorprendida y con la intención de saber la razón del por qué ese niño se había puesto en ese estado decidió preguntarle a su jefe.

El sentimiento de peligro y terror le calaron cada uno de los huesos y él, cómo el ser sensato que era, retrocedió lentamente, alejándose de su jefe.

Suga estaba más que malditamente furioso y sus ojos junto a su mandíbula tensa daban fe a ello.

— Me quiero ir — susurró Taehyung sintiendo su boca seca con un sabor agrio. Jimin asintió pero los dos seres no lo permitirían.

— No, ustedes morirán hoy — dijo con voz melodiosamente diabólica el Buiklant.

Los humanos se tensaron y la bestia pudo ver cómo todo se fue al demonio en menos de tres segundos.

En el momento en que el Buiklant hizo aparecer una especie de lanza con diseños de hoz, resplandeciente y plateada, los humanos cerraron los ojos en espera de su final.

Suga apareció frente a los entes y con un sólo chasquido de dedos hizo que ambos seres quedaran atrapados, sujetos y firmes en la pared sucia de la habitación.

Las dos sombras de luz se veían claramente irritados y cabreados, Suga sonrió.

— Es un gusto volver a verlos — dijo con sorna el demonio.

— Tú, maldito. —  insultó con voz rasposa el Klanblus en un vano intento por escapar.

— Eres una desgracia para el universo. — esta vez fue el Buiklant mientras de su boca salía un humo engañosamente rosado.

— ¿Maldito? Ustedes son los malditos, matar a unos humanos sólo porque están en su camino no es muy profesional de su parte, no sienten una pizca de culpa — se burló Suga soltando una risa nasal, cínica y fría, horriblemente peligrosa.

— Eso debería de decir yo, ¿no siente alguna culpa, demonio? — Suga rió negando, cabreando por completo al Klanblus que hasta ese momento había permanecido en silencio.

— No lo siento porque nunca he asesinado a inocentes.

— No mientas Suga, es la mentira más grande que he escuchado en mis eternidades.

— Y será la última.

Tras unas palabras que sonaban tipo ritual por parte de Suga y tras un pequeño movimiento de mano acompañado con un último susurro, el Klanbus y el Buiklant se convirtieron en polvo de estrellas. Suga los había asesinado y eso le daría más razones para estar en la lista negra de los dioses.

Suga asintió hacía la nada y en una niebla espesa la bestia apareció, miró con detenimiento a Jimin y a Taehyung y asintió, Suga apenas y los vio por el hombro antes de desaparecer.

— Los llevaré a casa. — y sin más, tanto Jimin como Taehyung se encontraban en el departamento del menor.

— Por hoy, no salgan. — la bestia desapareció tras soltar esas palabras y tanto Jimin como Taehyung soltaron el aire retenido.

Jimin abrió los ojos sorprendidos sin creer que el ser más demoníaco les haya salvado la vida, Taehyung, Taehyung por alguna extraña razón estaba feliz y consternado.

Feliz porque al fin podía apreciar con sus preciosos ojos al amor de su vida y consternado porque el amor de su vida se parecía en demasiado a su primo Kim SeokJin.

— No puede ser él. — fue el susurro de Taehyung antes de caer desmayo en los brazos de Jimin.

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