10

8 2 0
                                    

Mejor voy a dormir, mañana los chicos vendrán a concluir la tarea.

Con los ojos entre abiertos miro el reloj, increíble ya son las 12:35 p.m. escribo a mis amigos para coordinar el horario de encuentro y quedamos a las 4:00 p.m. me aseo para preparar el almuerzo y ordenar un poco la casa. Reviso mis mensajes y es raro que Jackson no me haya enviado un mensaje de buenos días, decido llamarlo para saber si todo está bien con él y al parecer su teléfono está apagado.

Convierto mi sala en un salón de estudios, voy al supermercado para comprar unos refrescos y otras chucherías. De camino a casa me encuentro a los chicos y nos vamos juntos.

— Carlos y Luis encárguense de la parte final del trabajo, Emma tú y yo nos encargamos del inicio.

— Empecemos.

A las 6:00 p.m. concluimos. Decidimos ver una película, hablamos y comimos hasta las 8:30 p.m. fue muy divertido. Acabo de recordar que no he revisado mi teléfono hace horas y al fin apareció Jackson, pero mejor le contesto cuando mis amigos se vayan, no quiero que nadie sepa de nosotros, no es bueno apresurarse.

Carlos y Luis van de salida, los despido con un fuerte abrazo.

— Oye al parecer te llegó un recibo.

— De seguro es el teléfono, adiós los quiero.

Un sobre blanco al cual no le di la mínima importancia, lo dejé en la cocina para revisarlo después. Emma llamó a sus padres para informarle que se quedará a dormir en mi casa esta noche, por suerte le contestaron con un sí.

— Emma, ¿Qué de la vida de Marcos?

— Últimamente el trabajo le roba mucho tiempo, es estresante.

— Entiendo, ¿no está yendo a tu casa?

— Sí, pero no tan frecuente, sé que a veces soy intensa pero una visita de vez en cuando no es suficiente para mí.

— Lo entiendo. Iré a la cocina por una cerveza, ¿Te traigo una?

— Claro eso no debes ni preguntarlo.

— Ja, ja, ja.

Saco las cervezas del refrigerador y allí está el sobre como si estuviese invitándome a abrirlo, lo rompo con cuidado, tiene una nota dentro que dice:

"Perdóname hermosa".

Seguro los chicos lo pusieron en la puerta sin que lo note, rompo el papel y lo echo al zafacón. Vuelvo a la habitación, bebimos y nos fuimos al mundo de los sueños. Despierto y Emma no está en casa, madrugó y se marchó sin despedirse. Le escribo a Jackson para aclararle el porqué de mi pequeña desaparición, no pienso preguntarle en dónde estaba ayer, tal vez me lo diga él mismo.

Almuerzo temprano porque quiero darle una pequeña sorpresa a Jackson, hoy es su día libre, iré a visitarlo sin avisarle. Ilusionada camino hacia su casa, solo pienso en el momento que nos veamos, tengo tantos deseos de abrazarlo y besarlo que no veo el momento de llegar.

Entro despacio para que no me escuche, por suerte sus padres no están en casa. La puerta de su habitación está entreabierta aprovecho cuidadosamente para echar un vistazo. Lo que mis ojos acaban de ver es inaudito, Emily está sentada en su cama y él se encuentra sentado a su lado.

Lentamente salgo de allí, de inmediato mis ojos se nublan, mi alma escapa de mi cuerpo abandonándome en esta enorme tristeza. Seco mis lágrimas antes de que corran por mis mejillas, respiro profundo y miro al cielo por varios minutos. Camino muy despacio ignorando mis pensamientos los cuales solo me indican que corra.

Llego a casa y me tumbo en la cama, de repente pienso en Kendal una amiga muy especial que conocí en la escuela. Le dejo un mensaje invitándola a salir esta noche, me inventó miles de excusas, pero finalmente terminó aceptando. Abro las puertas del closet y analizo toda mi ropa para ver que usaré esta noche, quiero algo sencillo, negro, que al mismo tiempo sea sexi. Después de tardar una hora al fin me decidí por el vestuario. La noche ha llegado y es hora de que inicie a prepararme.

Mi teléfono suena, es una llamada de Jackson, obviamente no quiero hablar con él. Llamo a Kendal para saber cómo va, viene camino a mi casa para irnos juntas. Me doy los últimos retoques mientras mi amiga llega. La escucho gritar y abro la puerta.

— ¡Dios! Amiga cuanto tiempo.

— Kendal, ¿Cómo has estado?

— Hay muchas cosas que contar pero será en otra ocasión.

— Estás muy hermosa.

— Tú también lo estás.

— Ahora debemos decidir a cuál disco iremos.

— ¡Bien!.

Kendal vino en su auto, espero poder sobrevivir esta noche. Después de manejar por casi una hora al fin nos decidimos por un lugar, entramos y el ambiente está súper cómodo porque no hay muchas personas. Bebimos tanto como si no existiese un mañana, estoy tan ebria que con solo ver a cara de Kendal muero de risa.

Varios chicos me invitaron a bailar, pero mi respuesta siempre fue no.

— Oye Sascha viniste a divertirte ¿o qué?

— No tengo que bailar con nadie para divertirme.

— Que aburrida eres.

Miro cada esquina del lugar y hay muchos chicos guapos, no sé si estoy envejeciendo pero realmente no busco un rostro bonito, tampoco quiero invertir mi tiempo en algo que no irá a ningún lado. He perdido la cuenta de cuántos chicos han pedido mi número de teléfono, es increíble.

Mi amiga ha bailado todas las canciones, es impresionante. Lleva un largo rato en la pista bailando, al menos ella sí que sabe disfrutar. Me animo un poco y me pongo de pie para bailar, de repente siento unos brazos que me toman de la cintura, me doy vuelta de prisa, no puede ser lo que estoy viendo.

— ¿Qué rayos haces aquí?

Otra realidad en la imaginaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora