19

2 1 0
                                    

Después de largas horas me encuentro en mi hogar, hoy no fue un día fácil. Llamo a Lorena para coordinar nuestro encuentro de esta noche y en seguida pongo en orden mis cosas para ducharme.

— ¡Cariño! ¿qué quieres cenar esta noche?

— Hoy no ceno en casa mamá, quedé con Lorena esta noche para cenar juntas.

— Pues yo también saldré con mis amigas.

— ¡Bien!, eso está genial, debo dejarte porque voy a prepararme.

— Solo ten cuidado por ahí.

— Si mamá.

Ato mi cabello y abro la ducha, siento como el agua cae por todo mi cuerpo relajándome más que cualquier otro día. Cierro los ojos y pienso en Jackson, deslizo mis manos por todo mi cuerpo imaginando que él está aquí conmigo amándome una vez más. Aprieto con mucha fuerza mis pezones por varios segundos, y luego llevo mis dedos al clítoris y me toco lentamente pensando en él.

Pero no he podido tener un orgasmo, salgo del baño completamente mojada, voy a mi habitación y busco en las gavetas un consolador que pedí hace meses por internet y nunca utilicé, creo que ha llegado el momento de pasar tiempo con el. Froto un poco de lubricante en el consolador, me recuesto en la cama y abro bien mis piernas, inicio a introducirme los dedos hasta mojarme por completo, con suavidad froto el consolador en mi clítoris y con cuidado lo penetro muy despacio.

Al fin lo conseguí ya está dentro de mí, se siente muy genial. Ahora solo debo pensar en Jackson y concentrarme totalmente, sentir que él está aquí haciéndome suya una vez más. Con mucho esfuerzo me creo la idea de que su pene está dentro de mí, cada minuto que pasa me excito más y más hasta que al fin pude tener un orgasmo.

Me quedo tumbada en la cama pensando, en ¿qué pasará conmigo?, ¿qué sucederá con Jackson?, a veces no sé qué hacer conmigo misma, es mejor que vaya a terminar de ducharme para arreglarme e ir con Lorena a cenar, espero poder pasar una noche agradable.

Una hora después estoy totalmente lista, llamo a Lorena para que pase por mí mientras elijo a que restaurante o bar iremos. Escucho la bocina del auto y salgo de inmediato. Con una hermosa e increíble sonrisa me saluda Lorena.

— ¡Hola, Sascha!, luces divina.

— ¡Hey!, no es para tanto, ja, ja, ja.

— Cuéntame, ¿cómo te fue en la universidad?

— Pues bien, fue un día agotador pero productivo.

— Me alegra hermosa, ¿dónde quieres ir?

— Bueno, te estacionas y te muestro lo que encontré.

— Ok preciosa.

Nos estacionamos en un parqueo de un supermercado que encontramos en el camino, elegimos un pequeño bar cercano y cómodo, nos pareció perfecto para ir y hablar un rato. Lorena me toma de las manos y me mira fijamente a los ojos y sonríe.

— Gracias por invitarme a salir.

— No me agradezcas, ya eres parte de la familia.

Lorena es una mujer de algunos 35 años, alta y muy guapa, sobre todo muy simpática. Lleva un corte de cabello muy bonito de color negro azulado, tiene ojos marrones decorados con unas largas pestañas. Siempre luce fresca y sencilla.

Llegamos al bar, nos sentamos y pedimos unos tragos, papá no dejó de enviarle mensajes a Lorena durante toda la noche, que intenso. Después de un par de horas pedimos la cena para irnos a casa.

— Me ha encantado salir contigo Sascha, espero que pronto se repita.

— Claro que se va a repetir, no tienes ni que decirlo.

— Quiero que seamos amigas, pero me gustaría que mi relación con tu padre no nos afecte sabes, no sé si entiendes lo que quiero decirte.

— Escucha podemos vivir miles de aventuras por ahí y por eso no tengo que ir a contárselas a papá, pero sabes que debes respetarlo porque no te perdono si lo lastimas.

— Ja, ja, ja, no eso no sucederá. Solo no quiero que si él y yo nos distanciamos en algún futuro lo hagas tú también, de verdad me agradas mucho.

— También me agradas, mucho.

Entre entretenidas conversaciones y risas locas comimos la cena, tomadas de la mano vamos al auto, y siento como si la conociera de toda la vida. A veces vivimos al lado de personas tan increíbles que si tienen mucho que ofrecer, pero no sé, algo nos encierra, algo nos bloquea de disfrutar de esas pequeñas cosas. O tal vez las abundantes decepciones y traiciones nos impiden volver a creer en alguien más, pero siempre vale la pena intentarlo una vez más.

— Llamaré a papá para decirle que ya me llevarás a casa, así calma esos nervios.

— Ja, ja, ja, tu padre es increíble, vamos por una pizza para él.

— ¡Bien!

Fuimos por la pizza y Lorena me dejó en casa, subo a mi habitación a ponerme cómoda, le dejo un mensaje a mi padre de buenas noches, también le escribo a Lorena para saber si llegó bien a casa y al parecer todo salió de maravilla. Es tarde y me siento muy agotada es mejor que me vaya a la cama.

Otra realidad en la imaginaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora