11

4 2 0
                                    

— Espero que hayas visto la nota que dejé en tu puerta.

— ¡Maldición!, entonces te has dedicado a seguirme.

— No pienses mal, solo quería saber más de ti por mi propia cuenta.

— No quiero que vuelvas a acercárteme.

— No seas exagerada.

No puedo creer que el idiota de Ricardo haya estado siguiéndome. Con mucha dificultad llego hacia donde esta Kendal, deseo irme a casa.

— Amiga ya me voy a casa, tú también debes hacer lo mismo.

— ¿Qué pasa?

— Solo estoy cansada, y sabes que no te dejaré sola aquí.

— Está bien.

— Necesito que manejes con mucho cuidado y no utilices el celular.

— Ok mamá.

— Solo me preocupo por ti, no olvides escribir.

— Tranquila.

Al salir de la disco pude comprobarlo todo, el mismo auto blanco que venía siguiéndome está estacionado fuera. Para no molestar a Kendal decido tomar un taxi, Ricardo se acerca corriendo a mí.

— Oye si quieres puedo llevarte, sin compromiso.

— No gracias.

— ¿Por qué eres así?

Lo dejo con la palabra en la boca y me subo al auto. Minutos después veo un carro que viene muy cerca de nosotros, no puedo creer que este imbécil este siguiéndome otra vez. El taxi se detiene frente a casa y el otro auto se estaciona detrás.

— Escucha solo quería asegurarme de que llegaras bien a casa.

— Todo un superhéroe, gracias pero no era necesario.

— ¿Podemos hablar?

— Ricardo solo mira la hora que es por Dios.

— Entonces me das tu número para hablarnos.

— Tengo novio Ricardo, al menos eso creo. Pasa buenas noches.

Busco mis llaves y no las encuentro, genial. Ricardo se queda estacionado, esperando que entre a casa, abro la puerta y se marcha. De repente siento a alguien salir del patio trasero.

— Muy ocupada para contestarme.

— ¿Qué diablos haces aquí a estas horas?

— ¿Por qué no contestas mis llamadas?

— Sabes, fui a tu casa hoy, y creo que no es necesario detallarte nada porque has de saberlo muy bien.

— ¡Dios!, no puedes actuar así, déjame explicarte.

— Jackson todo está bastante claro, ahora mejor vete a casa y sigue en tus cuentos de hadas con Emily.

— ¿Quién es ese tipo?

— Necesito que te vayas.

— Pero...

— Lárgate.

Subo rápido a mi habitación, me tumbo en la cama y pienso en como las cosas han cambiado tanto con rapidez. Me pregunto si hubiese sido mejor que el amor de Jackson existiera en mis pensamientos. Pueda ser que pierda su amor y lo peor de todo es que si eso pasa su amistad la perderé para siempre.

Por más que lo intente no puedo dormir, son las 4:15 a.m. tomo mi teléfono y voy a la galería de fotos para ver las fotografías que me hice con Jackson la última vez que salimos a cenar. Las lágrimas caen de mis ojos como lluvia. Lluvias de esas que caen sin parar, mis ojos están irritados de tanto llorar.

Aprieto fuerte mi almohada, aun desprenden el olor del perfume de Jackson, imagino que todo está bien con él. Recibo un mensaje de Kendal, gracias a Dios llegó bien a casa. Cierro mis ojos y al fin duermo.

Alguien está tocando la puerta, son las 10:00 a.m. ni dormir se puede en esta casa. La claridad del sol me está enloqueciendo, mi cabeza está a punto de estallar. Abro la puerta con furia y un hombre de baja estatura me mira y me pregunta.

— ¿Usted es Sascha?

— Si, ¿Qué sucede?

— Firme aquí, esto es para usted. Que tenga buen día.

Un arreglo de flores, las subo a mi habitación y en seguida las pongo en agua. Encontré una tarjeta que dice:

"Cuando la luna esconda su incomparable belleza, ese día tal vez deje de buscarte". Jackson.

También hay un sobre, sí que se esmeró. Lo abro con mucho cuidado, y tiene una pequeña nota dentro.

"La vida nos coloca muchos obstáculos a diario que difícilmente podemos manejar, cuando empecé a sentir más que amistad por ti fue difícil para mí. Quiero que sepas que no soy un hombre perfecto, tampoco el más romántico, pero debes saber que estoy dispuesto hacer lo que sea para verte feliz y solo tengo ojos para ti. Simplemente estoy tratando de cerrar por completo un capítulo de mi vida, para poder vivir el nuestro sin interrupción alguna". Te quiero.

Suspiro de forma profunda, mi alma inicia a sentir un poco de paz y no puedo evitar sonreír. Tomo mi teléfono para marcarle a Jackson, estoy tan nerviosa que mis manos inician a sudar. Hasta que al fin contesta, sin decir ni siquiera un hola declara:

— Abre la puerta, estoy aquí.

Otra realidad en la imaginaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora