Reflexión, Revelación y Duelo

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Día 4

El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte cuando Izuku Midoriya despertó en el almacén. A pesar de haber dormido pocas horas, su mente estaba más clara que en días anteriores. La batalla interna que había librado la noche anterior, aunque agotadora, le había dejado con una nueva sensación de propósito. Sabía que su lucha contra la figura misteriosa estaba lejos de terminar, pero también sabía que había algo más esperándolo, algo que las sombras en su mente le habían insinuado.

Izuku se levantó lentamente, sus músculos protestando por el esfuerzo acumulado. Miró a su alrededor en el almacén vacío, la fría luz de la mañana se filtraba a través de las ventanas rotas. Kapiushon aún no había llegado, lo que le daba a Izuku un momento para reflexionar sobre los eventos recientes. Mientras se preparaba para el día, no podía evitar pensar en las sombras que habían observado su batalla mental. ¿Quiénes eran? ¿Qué querían de él? Y, más importante, ¿cómo se relacionaban con el One For All?

La puerta del almacén se abrió con un crujido, interrumpiendo sus pensamientos. Kapiushon entró, su expresión tan imperturbable como siempre. Sin decir una palabra, se acercó a Izuku y lo evaluó con una mirada rápida.

 —Hoy no entrenaremos en el almacén.

Izuku levantó la vista, sorprendido. Había esperado otra sesión agotadora de entrenamiento físico o mental, pero la expresión de Oliver indicaba algo diferente.

 —¿Dónde iremos?

Kapiushon hizo un gesto para que lo siguiera, y ambos salieron del almacén. El aire de la mañana era fresco, y el cielo se teñía de tonos dorados mientras caminaban en silencio por las calles desiertas. Izuku no preguntó a dónde iban; confiaba en que tenía un propósito claro.

Caminaron durante lo que pareció una eternidad, hasta que finalmente llegaron a un lugar que Izuku no reconoció al principio. Era un acantilado que daba al mar, las olas rompiendo contra las rocas abajo, enviando salpicaduras de agua hacia el aire. La vista era impresionante, pero lo que más llamó la atención de Izuku fue la calma del lugar. No había ruido de la ciudad, ni distracciones. Solo el sonido del mar y el viento.

—Este es uno de los pocos lugares donde puedo encontrar paz. —Kapiushon habló con una voz más suave de lo habitual, casi reflexiva—. A veces, necesitamos alejarnos del ruido para ver con claridad.

Izuku asintió, aunque no estaba seguro de a dónde se dirigía esta conversación. Se sentó en el borde del acantilado, siguiendo el ejemplo de Kapiushon, quien se había sentado junto a él.

—Has estado luchando mucho, Izuku. No solo físicamente, sino también en tu mente. Lo veo en tu forma de moverte, en la manera en que te enfrentas a cada día. Estás cargando con más peso del que cualquier persona debería soportar sola.

Las palabras de Kapiushon, aunque duras, no estaban cargadas de juicio. Eran una simple observación, una verdad que Izuku no podía negar.

—No tengo otra opción. Si quiero cumplir mi promesa, necesito ser más fuerte. No puedo permitirme fallar.

Kapiushon observó el horizonte, donde el sol empezaba a elevarse por completo, iluminando el mar con destellos de luz.

—Lo entiendo. He estado allí. He perdido personas que amaba, he cometido errores que casi me destruyen. La venganza, el deseo de ser fuerte, de no fallar... todo eso puede consumir a una persona. Y al final, si no tienes cuidado, te pierdes a ti mismo en el proceso.

Izuku escuchó en silencio, sintiendo que cada palabra resonaba en lo más profundo de su ser. Pensó en su madre, en All Might, en sus compañeros, y en la figura misteriosa que intentaba corromperlo desde dentro. Todo parecía conectarse, como si estuviera al borde de una revelación que aún no podía comprender del todo.

Superior DekuWhere stories live. Discover now