Voces en la Oscuridad

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El cuarto día de preparación para el festival cultural llegó con un aire de tensión contenida. La clase 1-A había logrado avances significativos en su presentación, pero todos sabían que el verdadero desafío aún estaba por delante. Las emociones de los estudiantes eran una mezcla de anticipación, cansancio y determinación.

Izuku Midoriya se levantó temprano, sintiendo el peso de la noche anterior todavía sobre sus hombros. Los sueños oscuros y las batallas internas con la figura misteriosa en su mente lo habían dejado agotado, pero también más resuelto. Sabía que debía seguir adelante, no solo por él mismo, sino por todos los que contaban con él.

Después de una ducha rápida, Izuku se vistió y se dirigió al comedor. A medida que caminaba por los pasillos, sus pensamientos estaban divididos entre la próxima sesión de ensayos y la extraña sensación de que algo en su interior estaba cambiando, algo que no lograba comprender del todo.

Al entrar al comedor, Izuku notó a sus compañeros reunidos en diferentes grupos, discutiendo con entusiasmo sobre los planes para el festival. Sin embargo, su atención se dirigió inmediatamente a Kyoka Jiro, quien estaba sentada sola en una esquina, revisando algunas partituras. Había una concentración intensa en su expresión, y aunque era evidente que estaba cansada, su determinación brillaba claramente.

Izuku tomó una bandeja con su desayuno y se acercó a Kyoka, quien alzó la vista y le dedicó una pequeña sonrisa al verlo.

—Buenos días, Midoriya. ¿Cómo estás hoy?

 —Buenos días, Jiro. Estoy... sobreviviendo, supongo. ¿Y tú? Parece que has estado trabajando sin parar.

 —He estado enfocada en mejorar algunas cosas para el ensayo de hoy. Sé que todos estamos agotados, pero creo que estamos empezando a encontrar nuestra sintonía.

Izuku asintió mientras tomaba asiento frente a ella. Había algo reconfortante en la rutina que habían establecido, una sensación de normalidad en medio de todo el caos. Kyoka era alguien en quien podía confiar, y aunque su relación aún estaba en una etapa inicial, sentía que había una conexión genuina entre ellos.

—Es cierto. Cada día estamos mejorando. Pero... he estado pensando en lo que dijiste ayer sobre transmitir nuestras emociones a través de la música. Es más difícil de lo que parece, especialmente cuando hay tantas cosas en mi mente.

Kyoka dejó las partituras a un lado y se inclinó ligeramente hacia él, mostrando interés en sus palabras.

 —¿Quieres hablar sobre eso? Sé que todos estamos lidiando con mucho, pero si hay algo que puedo hacer para ayudar...

Izuku dudó por un momento. Hablar de sus problemas no era algo que hiciera con facilidad, especialmente cuando sus luchas internas parecían tan complejas y oscuras. Pero había algo en la presencia tranquila de Kyoka que lo animó a abrirse un poco más.

—Últimamente, he estado teniendo sueños... pesadillas, en realidad. Hay algo... o alguien en mi mente que me atormenta, que me ofrece poder a cambio de rendirme a él. No sé exactamente qué es, pero siento que cada día es más fuerte.

Kyoka lo miró con seriedad, sintiendo la gravedad de sus palabras. Aunque no sabía exactamente a qué se refería, entendía lo que era luchar contra algo interno, algo que no se puede ver pero que se siente con cada fibra del cuerpo.

 —Eso suena aterrador, Midoriya. Pero lo importante es que no estás enfrentando esto solo. Tienes a todos aquí, a mí, para apoyarte. No tienes que cargar con esto por tu cuenta.

Izuku sintió un alivio inesperado al escuchar esas palabras. Había estado tan concentrado en sus propias luchas que había olvidado que no estaba solo en esta batalla. Aunque la figura misteriosa seguía acechando en su mente, el saber que tenía amigos dispuestos a apoyarlo le daba una nueva fuerza.

—Gracias, Jiro. Realmente significa mucho para mí saber que estás aquí. No sé qué haría sin ustedes.

 —No tienes que agradecerme. Somos compañeros de clase, pero más que eso, somos amigos. Y los amigos están para apoyarse, especialmente en momentos como este.

La conversación se desvaneció en un cómodo silencio mientras ambos continuaban con su desayuno. Había algo reconfortante en la compañía de Kyoka, algo que hacía que los problemas de Izuku parecieran un poco más manejables.

Después de terminar de comer, se dirigieron juntos al aula de música, donde los demás miembros de la clase ya estaban comenzando a reunirse para el ensayo. La energía en el aula era de anticipación, con todos los estudiantes enfocados en dar lo mejor de sí.

Kyoka, como de costumbre, tomó el liderazgo y comenzó a organizar a sus compañeros, ajustando los micrófonos, afinando los instrumentos y asegurándose de que todos estuvieran listos para comenzar. Izuku, por su parte, se encargó de los detalles técnicos, asegurándose de que el sonido fuera perfecto.

El ensayo comenzó con una energía renovada. A pesar del cansancio acumulado, todos estaban decididos a hacer que la banda sonara mejor que el día anterior. Había errores, por supuesto, pero también había una creciente sensación de unidad entre los estudiantes. Cada uno estaba dando lo mejor de sí, no solo por el festival, sino por el apoyo mutuo que sentían entre ellos.

Mientras la música llenaba el aula, Izuku no pudo evitar perderse en sus pensamientos. La conversación con Kyoka había despertado algo en su interior, un deseo de luchar no solo contra sus enemigos externos, sino también contra las sombras que amenazaban con consumirlo desde dentro.

 —No puedo dejar que estas sombras me controlen. Tengo que encontrar una manera de superarlas, de seguir adelante, por todos los que cuentan conmigo.

El ensayo continuó durante la mañana, y aunque hubo momentos de frustración, también hubo momentos de claridad y conexión. Kyoka, observando a sus compañeros, sintió una chispa de esperanza. A pesar de todo lo que habían pasado, estaban logrando algo especial, algo que reflejaba la fuerza de su unidad.

 —Estamos mejorando, chicos. No es solo una cuestión de técnica, es de corazón. Quiero que sigamos enfocándonos en eso, en transmitir lo que sentimos a través de la música. Este festival es nuestra forma de mostrar al mundo que, a pesar de todo, seguimos de pie.

Las palabras de Kyoka resonaron en todos, y los estudiantes, aunque cansados, se sintieron inspirados para seguir adelante. Izuku, observando la determinación en los ojos de sus compañeros, sintió que la oscuridad en su interior comenzaba a desvanecerse, al menos por el momento.

El ensayo terminó al mediodía, y Kyoka decidió darles un descanso. Mientras los estudiantes se dispersaban para relajarse, Izuku se quedó un momento más en el aula, reflexionando sobre lo que había aprendido ese día.

Más tarde, cuando llegó la noche, Izuku se preparó para dormir, sabiendo que las sombras en su mente regresarían. Pero esta vez, se sentía más preparado. Sabía que la lucha interna no terminaría pronto, pero también sabía que no estaba solo.

Y, efectivamente, cuando cerró los ojos, las sombras regresaron. Esta vez, la figura misteriosa era más clara, más definida, como si estuviera ganando poder a medida que Izuku se resistía.

 —No puedes escapar de mí, Midoriya. Soy parte de ti, y siempre lo seré.

 —No necesito tu poder. Tengo algo mucho más fuerte... tengo a mis amigos, y no me rendiré.

Como era de costumbre, no estaba solo en su mente. A lo lejos, en la penumbra, unas sombras observaban en silencio, analizando cada movimiento de Izuku.

Izuku, consciente de que la batalla estaba lejos de terminar, se preparó para lo que vendría. Sabía que tenía que seguir adelante, no solo por él mismo, sino por todos los que creían en él. Y con esa determinación, se sumergió en la lucha interna, sabiendo que, al final, la luz siempre prevalecería sobre la oscuridad.

¡Fin del capítulo!

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Nota de autor: En este capítulo decidi dejar lo de "Figura misteriosa" en vez de Superior, ya que como dice arriba cada vez toma mas claridad, asi que cuando sea completamente visible dire le volvere a decir superior o su verdadero nombre, todo puede pasar.

Superior DekuWhere stories live. Discover now