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Capítulo Cuatro:

La figura de madera

...

-¡Giovanni!- Leonardo saludo al padre de Camile con entusiasmo.

-Leonardo, ¿Qué te trae hasta aqui?- Dijo caminando hasta él.

Al llegar a la sala miro a Camile sentada a un costado de  Leonardo, lo aparto de un empujón para abrazar a la joven.

-Hija, ¿Cómo has estado?, ¿Sucedió algo?- Dijo acariciando su rostro, miro a su hija con preocupación.

-Estoy bien padre, sólo vine de visita.- Calmó a su padre.

Leonardo se retiró al estudio, debía dar algunos retoques a las pinturas de la familia.

-Se que la última vez que discutimos te presione demasiado, quiero pedirte una disculpa, me aterra la idea de perder a mi única hija.

-Entiendo tus motivos padre- Abrazo a Giovanni dando un beso en su frente.

....

Las horas para Alonzo estaban contadas, cada segundo que pasaba podía sentir el acero en su piel, si no encontraba a la dama, podría perder su vida.

-¡Tú!- Señaló a uno de los mensajeros, este corrió hasta él.

-Quiero que envíes esta notificacion a las 10 familias reales de los alrededores- Entregó un aviso donde hacía constatar que solicitaba a todas las  mujeres de nombre Camile, con cabello rubio y ojos azules, presentarse a medio día.

Sólo le quedaba esperar el castigo de su señor, o bien que un milagro ocurriera. Y la dama apareciera.

...

Él ministro se encontraba en su habitación, tomaría el día libre,para poder centrar su atencion en la peticion que hizo a Alonzo, así que inspeccionó más a fondo aquel pañuelo blanco y ese guante.

La tela era suave y contenía aún parte de la fragancia de esa mujer, imaginar tenerla a su lado lo hacía enloquecer, deseaba con fuerza tenerla en sus brazos.

-¿Dónde estarás?, Camile-  Susurro mientras acariciaba con delicadeza aquella prenda.
....

-César no ha dejado de preguntar por ti, ¿Crees que sería un buen partido?- Geovanni pregunto con curiosidad a su hija mientras tomaban el desayuno.

-Padre, si me voy a comprometer, que al menos sea con quien yo decida.- Dijo dando un bocado a la pasta en su plato.

-¿Y ya has pensado en alguien?- Continuo cuestionando tratando de obtener alguna respuesta.

-No- Su padre sonrió, pues pudo notar duda en su respuesta.

-Hija, tienes 30 años, deberías de estar casada, ya debería ser abuelo de almenos un par de niños- Camile se atragantó con un trozo de pan al escuchar aquello, bebió un poco de vino para olvidar lo que dijo.

-Por favor no sigas- Terminó de desayunar.

Saldría a montar esta tarde, buscaría a Esmeralda, tenía dudas que quizá ella podría aclarar.

-Alisten a mi caballo Prometeo- ordenó a uno de los sirvientes. -¿En qué estas metido Frollo?.

LA CODICIA DEL MINISTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora