º

620 62 2
                                    

Capítulo Trece

¿Una pieza más?
...


El encierro de Camile mantenía inquietos a todos los sirvientes, las órdenes de Claude fueron claras,debia permanecer en su habitación todo el dia, sólo podrían llevarle el desayuno, y almuerzo.

-Dios santo, ¿Qué pretende ese hombre que haga aquí encerrada?- Camile miraba a Chiara deseando alguna idea.

- Camile, podrías comenzar leyendo los libros- Chiara sugirió con modestia.

-Los he leído hace tiempo.- Camile dio un sonoro bostezo.- Dios, me dormiré si no encuentro algo entretenido.

Chiara regresó a sus labores, Camile se encontraba en su cama, miraba el techo de piedra sobre si.

Habían pasado cinco días desde la discusión con el ministro, durante las cenas sólo comían en silencio, ninguno tocaba el tema, y rara vez se miraban. Había resultado más difícil de lo que Camile esperaba, anhelaba salir, sentir los rayos de sol en su rostro y juguetear con el viento.

Una idea cruzó su mente, estaba encerrada en la habitación, y no había nadie para hacerle compañía, lo que significaba que podría fugarse por unas horas y luego regresar antes de que Chiara le visitará.

Improviso un señuelo con almohadas y sábanas, tomo la gran capa negra que solía usar. Hecho una última mirada a su habitación y salió por el balcón.

Por minutos pensó en donde podría ir, miro una torre en la esquina del palacio, era perfecta para despejar su mente. Camino con rápidez entre los techos, no sin antes mirar con detalle cada parte de su camino para no olvidar como regresar. Una vez llego a la torre miro con ligera decepción, subir no era nada fácil, la construcción carecía de salientes, en perfecta simetría. Resignada miro el cielo en París, se preguntaba que estaría pasando por las calles.

¿Estaría Maurizio metiendose en problemas?

¿Flavio trataría de defender a Maurizio?

Lo más probable era que si, a donde fuera Maurizio, Flavio le seguía, siempre cuidando de su andar, procurando su bienestar. Algunas veces Leonardo y Camile bromeaban sobre ambos, tachando a Maurizio como una mujer celosa que busca seguir el paso de su amado.

...

Tonterías!, ¡Es demasiado idiota para soportar!- Flavio respondía con indignación.

-Ya quisiera ese zoquete salir con alguien como yo- Maurizio miraba con superioridad a Flavio.

Las risas de Camile y Leonardo sonaban por los inmensos jardines de Florencia llamando la atención de las personas.

Irritados, Flavio y Maurizio dieron media vuelta aún con los brazos cruzados.

- No tienen porque ofenderse de ese modo-Camile hablo mientras contenía algunas risas.

- La Occhipinti tiene razón- Leonardo defendía a Camile- siempre que Flavio sale, Maurizio no se le despega.

-¿Y eso que?- Maurizio hablo con molestia- Nunca te apartas de Camile, Leonardo. ¿No será que ustedes dos salen?

Ahora los lugares cambiaban,Camile y Leonardo miraron sorprendidos a Maurizio.

-¡No estamos saliendo!- Ambos respondieron dando un grito, después volvieron a reír.

LA CODICIA DEL MINISTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora