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Capítulo Once

La prometida del Ministro
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El día de la presentación había llegado, esa mañana varias sirvientas despertaron y limpiaron a Camile, el baño la había relajado lo suficiente como para no querer salir.

-Mi señora, debe darse prisa, el señor ministro la espera en el desayuno- Una joven le indicó con educación lo que debía hacer.

Al llegar al comedor se sorprendió por lo enorme que era, estaba diseñado para más de 20 personas. Camino con elegancia y tomo asiento a un lado de Claude, que leía con atención un libro.

-Buenos días querida- Claude centro su atención en Camile.-¿Fue de tu agrado la habitación?

Claude dejo el libro a un lado, miraba con detenimiento cada detalle en su futura esposa, su cabello rubio y largo colgaba por sus hombros, la piel clara y tersa relucia como porcelana y  aquel vestido azul resaltaba sus ojos.

-Es preciosa, te agradezco por el gesto.- Camile sonrió con ternura, causando un sonrojo en el ministro.

El desayuno transcurrió en silencio, pero no era un silencio incómodo, de vez en cuando ambos se miraban, como dos jóvenes primerizos en el amor, temiendo arruinar el momento ninguno se atrevió a hablar.

Alonzo entro con sigilo, saludo con respeto a sus señores y espero el anuncio de Claude.

-Querida- Claude irrumpió a Camile, que estaba por tomar un poco de vino, con discreción Camile dejo la copa a un lado y se limpió los labios con una servilleta

-¿Sucede algo?- Camile pregunto con preocupación.

-Nada para preocuparse querida, él es Alonzo, mi asistente, él  te pondrá al tanto de los planes para esta noche- Alonzo hizo una reverencia, tomo con cuidado la mano de su señora y plantó un beso en ella.

Claude aclaro su garganta para llamar la atención de su asistente, haciendo que Alonzo se alejara de Camile un poco.

-Te ofrezco una disculpa, me hubiese gustado ser yo quien te acompañara Camile, pero, tengo algunos asuntos que atender- Claude dio una breve explicación sobre su trabajo.

- No tienes de que disculparte querido, entiendo tus asuntos- Camile sonrió comprensiva, a lo que Claude se acercó para darle un beso en la frente.

-Te vez hermosa con ese vestido, resalta tus ojos - Claude dijo aún sin apartar sus labios de Camile, se retiró con prisa hasta los juzgados.

Alonzo guió a Camile hasta la biblioteca, le explicaría los planes del ministro y como debían ser ejecutados.

- Alonzo- Camile detuvo su trayecto, mirando a Alonzo con curiosidad.

-¿Sucede algo mi señora?- Alonzo se detuvo, dio media vuelta para evitar darle la espalda a Camile.

-Usted conoce a mi padre, ¿no es así?

-En efecto, ¿Hay algo que la incomode?- Alonzo miraba con inquietud a Camile.

-Para nada, es sólo que aún no hemos  sido presentados como es debido - Camile extendió la mano- Camile D'Medicci, puede llamarme Camile.

LA CODICIA DEL MINISTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora