Enrique tiraba piedras al balcón de Luisito. Este, cansado, se asomó.
- ¿Qué quieres Kike?
- Ven a la calle a jugar.
- ¡¡Pero que pesado!!Enrique lo miró extrañado.
- No puedo. Y tú tampoco, hay un virus
malvado.
- Que no, que no, que todo se ha acabado, con él han terminado.
- Perdona pero estás equivocado. Ha vuelto, más grande y más feo. De un hospital se ha escapado.
- Ese es otro. Es distinto. Si no le das espacio en tu corazón, se desvanece para siempre, ya sea Mayo o Septiembre.
- No me lo creo.
- Baja y te lo enseño.Luis dudó un momento, todo le parecía un cuento.
Una vez en la calle vio que ya no habían mascarillas, ni guantes, ni Orcos, ni Gigantes. Volvió un mundo lleno de juego. Al día siguiente quedaron de nuevo. Y al otro les acompañó Rubén y Marisa y...¡¡su calle se llenó de risa!!
Al final nunca más se habló de ningún virus, ni monstruo, ni nada por el estilo. Dándole amor a su propio miedo, definitivamente, entre todos, lo habían vencido.
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RELATOS DE UN MICROMUNDO
Short StoryHistorias cortas, breves, de un mundo imaginario tan real como la propia ficción