Capítulo 35

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- ¡Oh dios! Daniel, esto es, esto es increíble enserio, no me lo creo. -Dijo Patricia mientras le abrazaba.

-Ejemm, ¿entramos? -Dije con una sonrisa falsa.

Cuando entramos todo, absolutamente todo, era grande. Un recibidor gigante con una lámpara de cristal en el medio del techo.

-¿Esto no es mucha fantasía? -Dije yo.

-Lo es, pero te encanta. -Dijo Jesús.

-¡Pues claro! -Dije entusiasmada mientras subía por las escaleras en caracol. Dejé mis maletas en la habitación que había escogido, era blanca con tonos cálidos, muebles blancos y edredón en naranja y el mismo tono que la habitación. Era bastante agradable. Mi habitación daba vistas al mar. Me apoyé en la ventana a mirar el precioso paisaje que se veía, me fijé en que había niños pequeños jugando en la arena. ¿Qué hacían allí?

Noté una cálida llegada de alguien por atrás, era Jesús. Se apoyó en la ventana de mi cuarto junto a mí, y miró al horizonte.

-Oye, ¿qué te parece todo esto? -Dijo.

-Por ahora está genial, tengo que decir que me has sorprendido jajajaja. Pensaba que cuando me llevaste al coche, querías raptarme o algo por el estilo...

-¿Qué? Jajaja ¡nooo! No soy tan cruel.

-Jesús, ¿cuánto tiempo estaremos aquí?

-No sé, hasta que Dani esté mejor.

-Esque, Alberto no sabe nada y debe de estar preocupado... -Le decía mientras me sentaba en la cama.

-Toma. -Dijo. Me extendió la mano con algo dentro de un bolso de mano blanco.

-Gracias, gracias, enserio. -Dije aliviada mientras abrazaba a Jesús. Era mi móvil, mi cartera, todas mis cosas. Cogí mi móvil e inmediatamente llamé a Alberto.

*** CONVERSACIÓN TELEFÓNICA ***

-¿Hola? ¿Helena? ¡Dónde estás!

-¡Alberto!

-¿Qué pasa? ¡Dónde estás!

-Tranquilo, no pasa nada, estoy bien.

-Helena por favor, ¿dónde estás? Te llevo buscando horas.

-Estoy con Jesús.

-¿Qué Jesús?

-Oviedo.

-¡Qué haces con él!

-Sólo le estoy ayudando con su hermano, Daniel está mal y le estoy ayudando sólo es eso. Volveré pronto.

-Helena, más te vale.

*** FIN DE LA CONVERSACIÓN ***

Dejé el móvil en la cama y me fui al baño. Me miré en el espejo y me solté el pelo. Lo dejé libre.

-Así estás más guapa, al natural. -Alguien se asomaba por la puerta. Me limité a sonreír y me di la vuelta para abrazarle.

-Jesús, te quieero. -Le susurré al oído. Él se fue y yo me tiré en la cama.

¡QUÉ! ¿Porqué acabo de decirle a Jesús eso? ¡Noo!

Fui corriendo al baño a lavarme la cara, necesitaba despejarme. ¿Qué raro no?

Después bajé abajo, me senté en el salón a ver la televisión para descansar del viaje, pero me quedé dormida en un profundo sueño...

~ SUEÑO ~

¡PUMM! Una bala se escuchó caer al suelo en un sucio callejón.

-¡Porqué lo has hecho, porqué! -Decía una chica llorando.

-Había que hacerlo, era un traidor. -Decía el chico con la arma en la mano. La chica fue corriendo junto al chico que se estaba muriendo en el suelo.

-Todo saldrá bien. -Dijo ella con su voz entrecortada. El chico del suelo le agarró la mano para no sentir tan fuerte el dolor que le causaba la bala.

-Te quiero... -Dijo el apunto de morir. Ella se puso a llorar otra vez desconsoladamente encima de su cuerpo sin vida.

El otro hombre estaba apoyado en una farola.

-Nerea, preciosa, ¿nos vamos? -Dijo él esperándola. Entre los dos cogieron el cuerpo y se escondieron en un contenedor hasta esperar a la luz de un coche negro que pasaba por allí.

Salieron, con el cuerpo en una mochila y lo metieron en el maletero. Los dos entraron en el coche. Lo conducía otra mujer, ésta de cabellos rubios y ojos azules.

-Ella no puede enterarse de esto ¡entendido! -Dijo él.

-Entendido. -Dijo la mujer de cabellos rubios.

-¿Y tú? -Dijo él.

La chica seguía llorando.

-Recuerda bonita, que tú también lo has matado, y tienes las pruebas en tus manos. ¿Nadie querrá enterarse de esto verdad? -Le dijo él.

La chica se miró las manos ensangrentadas.

-En-enten-did-o... -Dijo entrecortada por el pánico.

~ FIN DEL SUEÑO ~

-¡Qué! -Dije despertandome sobresaltada. ¿Qué ha pasado? Tengo que proteger a Jesús. Daniel no le hará nada.

Me fui corriendo a buscar a Jesús, que estaba en la playa. Bajé por el camino de arena que había hasta la playa y vi a Jesús sentado en unas dunas. Me senté a su lado.

-Bonito paisaje, enserio. -Le dije.

-Ya me lo has contado, jajaja.

-Jesús...

-Dime.

-He tenido una pesadilla. Y me ha asustado bastante.

-¿Enserio? -Dijo en gesto burlón.

-¡Paraaa! No hace gracia. -Decía mientras intentaba contener la risa.

-Pueees, para compensarlo, ¿qué te parece si mañana por la mañana desayunamos aquí, en la playa? -Levantó su ceja y me guiñó el ojo.

-Vaalee. -Le abracé y le di un beso en la mejilla.

Pasamos toda la tarde mirando el atardecer de color naranja que salía por el horizonte del mar. Me di cuenta, de que era como un hermano para mí.

Pequeños Recuerdos「JD」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora