-Narra Selena-
A primera hora tuve matemáticas. Para que mentiros, odio esa asignatura, nunca me entero de nada y estudiarla para mi es un suplicio. La profesora, Semma, siempre intenta que me guste y me anima para indagar en ella pero nunca hay resultado. Siempre me siento con Angus; el típico niño que le encanta las matemáticas y todos les pide los deberes. Semma fue la que me sentó con él para ver si así le podría coger el tranquillo a las matemáticas. He de decir que hubo un cambio; pequeño pero un cambio.
Al principio no estaba muy convencida de compartir asiento con aquel chico. Nunca hablaba y si lo hacía era para poder corregir un ejercicio o hasta a la misma profesora. Cuándo me asigno el sitio recuerdo lo colorado que se puso y hasta se apartó disimuladamente de mí. Era un tipo muy maniático y reservado, pero después de unas semanas en silencio y ver nada más que su cogote ya que se giraba para no tener ni un solo contacto conmigo, Semma mandó un trabajo individual dónde cada uno tenía un problema diferente a demás y el primero que entregase el suyo y estuviese correcto, le sumaba a la nota como positivo. Os repito, las matemáticas se me dan fatal, me puse súper nerviosa además no había tenido una semana muy buena por lo que no entendía ni la primera frase del enunciado. No me quiero imaginar lo nerviosa que tuve que estar como para que un chico cómo Angus se girase hacía a mí y me ayudase con el problema.
A partir de ahí, nuestras conversaciones eran aún más largas, nuestra confianza aumentaba y así hasta tener una amistad cómo la que tenemos.
Angus es un chico americano, vino a Inglaterra al fallecer su padre en un accidente de coche dónde él también iba. Su madre al cabo de unos meses conoció a un hombre, Tom. Angus me contó que después de la tragedia de su padre, venía mucho a casa supuestamente para escuchar y consolar a su madre. Cada vez su visita era más continua y más le incordiaba a Angus. Una vez, Angus estaba en su habitación cuándo decidió bajar para cenar y vio como aquel hombre besaba a su madre. Para el eso le suponía una falta de respeto grandísima a su padre, por lo que nunca aceptó aquella relación. Para Angus todo ya era demasiado difícil y más lo fue cuándo la madre le dijo que se iban a mudar a Londres, con Tom.
Se negó rotundamente por semanas y tuvo bronca gordísimas con su madre que por ese entonces estaba embarazada. Rossa, la madre de Angus, agotada por la negación y peleas de su hijo, le propuso que si no quería ir con ellos a Inglaterra podría quedarse en Chicago mientras se buscase un trabajo en el que pudiese mantener. El aceptó ya fuese por el encabezonamiento de que no quería vivir con aquel tipo o por que no quería abandonar su vida, la casa que le vio crecer y lo más importante para él, dónde vivió con su padre. Su madre se fue con su pareja a Londres asegurándose de que Angus podría sobrevivir solo. Tom le consiguió un puesto en su editorial cómo secretario. La editorial central se encontraba en Londres pero tenía una recién funcionando cerca de donde vivía Angus. Dejó los estudios pero nunca se lo contó a su madre, que hablaba con ella todos los días por Skype y hasta veces se unía Tom. Es verdad que estuvo unas semanas sin conectarse a raíz de que su madre le contase por videollamada que estaba embarazada. Pasó una temporada muy mala dónde no le iba bien en el trabajo pero Tom le dio muchísimas oportunidades. Comía solo congelados y comida precocinada. Nunca le faltó el dinero pero si las ganas de seguir luchando por algo que no tenía sentido. Nunca le gustó la literatura y no aguantaba la soledad que le perseguía todos los días. Finalmente, recuperó la relación su madre y poco a poco, la amistad con Tom. Angus, decidió mudarse cuándo su nueva y única hermana, Laura, nació. Consiguió un billete con el poco ahorro que tenía del tiempo que estuvo trabajando en la editorial y se fue a empezar una nueva vida en Londres. La economía en su nueva familia siempre ha ido bien hasta la relación con Tom y su nueva hermana también. Vive en una casa medianamente grande, con un jardín extenso y una habitación donde pasaba la mayoría del tiempo. Llegó un día en el que decidió que esto no podía seguir así. Decidió registrarse en un nuevo instituto y acabar el último año que le quedaba. A él, cómo a su padre le encanta todo lo que tenga que ver con las matemáticas, por lo que decidió hacer ciencias. Sabía a lo que se afrontaba, lo mal que se le daba relacionarse a la gente y las secuelas que tenía después del infierno que vivió por meses.
Pero después de todo, lo superó. Le sigue costando relacionarse y hacer amigos, pero os prometo, que no hay algo que me alegre más que verlo feliz al hacer algo tan simple cómo unos ejercicios de matemáticas o explicarme algo que no me quedó claro.
-¿Que clases tienes ahora?- Me pregunta Angus agarrando con las dos manos los tirantes de la mochila y con una sonrisa de oreja a oreja.
-Música. Oye, ¿Por qué estas tan feliz? No me digas, ¿Los apuntes de la profesora están mal?- Bromeo haciéndole muecas. Me encanta verlo así.
-Mucho mejor, me han concedido la beca para ir a cualquier universidad.-
-¿Por qué no me has dicho nada hasta ahora?- Me lanzo hacia él y lo rodeo con los brazos.
En ese momento, me doy cuenta que Andy está en la puerta del instituto. Está quieto mirando el móvil, tiene unas gafas de sol puestas.
Me suelto de Angus, -Nos vemos en la salida ¿vale?- Me despido de él y decido de ir hacía Andy.
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Ily
RomanceSiempre serás las cuerdas de la guitarra que nunca te dejé tocar con mis dedos. Siempre serás la melodía que hará mi corazón vibrar. _____________________________________ No todo es como queremos o imaginamos. A veces los estereotipos, lo que pensa...