Tal para cuál

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Aparca la moto; mas bien, la tira.

Viene hecho una furia hacía mi. Tiene los ojos rojos. La vena de su cuello puede verse desde donde estoy.

-Riley ¿¡Qué mierda haces!? Está muy furioso. Sus gritos por muy cotidianos que sean, siempre me retumbarán.

-No compré nada. Miento.

-No te creo Riley, no te creo, no te creo. Dice débilmente. Apunto de desbordarse. Está agotado. De mí.

-Riley donde lo tienes. Se sienta en la acera y se frota la frente con los dedos, como si fuese un método para no perder totalmente los papeles conmigo.

-Andy no tengo nada. Me siento a su lado. -Andy no tengo nada. Me derrumbo.

-Riley sé que lo tienes. Se derrumba.

-¿Quieres?. Le ofrezco.

-Sí. Acepta.

IlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora