Capítulo 7

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-Narra Selena-

A tocado la última sirena del día y sigo sin saber que ha pasado. Se fue dejándome ahí plantada sin más. Recogí las cosas lo más rápido que pude y me fui pitando a clases de música. No puedo creer que me haya dejado sola y encima en mi cara. Quise detenerle pero estaba discutiendo con alguien por teléfono. El profesor, me preguntó como es evidente por Andy y por el trabajo. Le tuve que contar una trola de que se nos había olvidado en casa y que el estaba enfermo. No tenía fe de que me creyese pero me equivoqué.

-¿Quién era el chico de antes?- Me pregunta Angus mientras vamos de camino a casa.

-Andy, es mi compañero de música. Una puta pesadilla.- Vuelvo los ojos.

-Pues está buenísimo.- Dice Angus seguro de sí y me quedo sorprendida al oír eso.

-¿Qué?- Digo mirándolo con los ojos como platos.

-A ver que tampoco lo he visto bien, pero es buen partido. Ya sabes, así alto, con pinta de chico malo.

-Angus, ¿Qué me pretendes decir?-

-Lo que quiero decir es que para una noche o para una aventura así corta no está nada mal. Date cuenta que los intensitos después son los que mejores follan.-

No puedo dejar de reírme con las tonterías que suelta Angus por la boca.

-Por cierto, ¿vas a ir a la fiesta?-

-¿Que fiesta?-

-Vaya, nunca te enteras de nada. La fiesta del sábado que viene. La hace el instituto para recaudar no se qué para no se qué.-

No sabía nada de ninguna fiesta. La verdad que estos días no han sido las mejores y no he prestado atención a nada más que a mi madre. Hace dos semanas, recibimos una carta. Hace un año de que mis padres se divorciaron y desde ahí intento ayudar a mi madre como puedo. Pero nunca estuve al tanto de facturas y de más. Hasta que me di cuenta que estamos endeudados hasta arriba. Mi padre vive a dos manzanas de mi con la mujer que engañó a mi madre y los dos hijos de ella. Desde ahí mi madre no es la misma y yo tampoco. Siempre fue ama de casa y su preparación es escasa. Intenté mil veces convencerla para poder trabajar pero su respuesta siempre es un no. No quiere que deje los estudios y es normal pero siendo sinceros, mi madre nunca trabajo y quisiera tener esperanzas de que eso cambiase pero no va a ser así. Se casó con mi padre a los dieciséis años y me tuvo a los dieciocho. Dejo los estudios muy jovencita para cuidar la casa de la que ahora querríamos deshacernos y mi padre trabajó al igual que ella, muy joven para poder mantener la casa de la que ahora nos deja mil facturas de las que no pagó con anterioridad. Las cosas en casa no iban bien y yo desde pequeña estaba al tanto de ello. Todo empezó cuándo mandaron a mi hermano Lukas a un reformatorio. No os creáis, mantengo relación con él. Voy a verlo de vez en cuándo a escondidas de mi madre, pues fue ella la que peleó y peleó para que fuera allí. Desde ahí no quiere saber nada de él. Lukas es tres años pequeño que yo y desde que vino a nuestras vidas, hizo de ella un terremoto; para bien y para mal. Siempre hacíamos trastadas pero el continuó con ellas hasta el final. Hasta que las trastadas de un niño se convirtieron en gritos, llantos, porrazos. Hasta que las trastadas de un niño inocente escondía alcohol, drogas y de ahí hasta herir a tus familiares. Mi padre, por muy mal que lo pasase nunca estaba de acuerdo con llevar a mi hermano a un centro. Hasta que una noche, recuerdo que venía de una fiesta que la propia urbanización hizo. Cuánto más de acercaba a casa más miedo tenía, pues recuerdo que Lukas bebió, al igual que yo; pero al ser así, no sabía que tanto bebió. Entonces, mil luces bombardeaban el jardín provenientes de unos cuántos coches con sirena. La puerta estaba abierta y con ella unos cuántos hombres vestidos de uniforme. Efectivamente, mi madre había llamado a la policía. Había llamado a la policía para que se llevasen a mi hermano. Sigo maldiciendo el alcohol que me invadía haciendo que no hubiera podido ser consciente de lo que pasaba. Lukas, luchó a modo de gritos y pataleos. Era consciente que salía de un infierno para meterse en otro. Yo solo pude ser testigo de aquello como si de una película de terror tratase. No era consciente de ello. La voz de mi hermano pidiéndome auxilio me sigue invadiendo, al igual que los llantos de mi madre y los gritos y el portazo que dio al marcharse mi padre. A lo mejor nunca tuve culpa de ello o tal vez si al haber dejado ser la niña perfecta y la modelo a seguir dejando a mi hermano por detrás. Pero al igual que mi hermano, también viví el infierno y sigo pagando por ello.

-Bueno piénsatelo. Si no tienes nada que hacer el viernes me dices y voy contigo ¡Chao!-

-Narra Andy-

-¡Cabrón pásate la birra!-

-Cuándo me pases el culo de tu novia.- Dice Carlos, le da otro trago a la birra y le doy una patada a la botella haciendo que se le caiga la mayoría del liquido encima. Protesta, se quita la camiseta, la tira al suelo y vuelve a tirarse al sofá.

Han pasado cuatro horas desde la última llamada de Riley, le escribí mil mensaje pero ninguno le llega.

-Oye ¿Dónde decías que se te han olvidado las llaves?- Dice Marck que está en le otro lado del sofá.

-En la casa de una niña. Este no aguanta ni un día sin mojar la polla.- Dice Carlos.

-Ostia que huevos hay que tener para ponerle los cuernos a la loca de tu novia, ¿Te acuerdas cuándo vino de madrugada hasta el culo de coca preguntando por ti?-

-¡Os queréis callar la puta boca ya!- Riley sigue sin dar señales de vida y no sé cómo contactar con Selena, debía haberle dado mi teléfono. Necesito dar una vuelta, no aguanto más estar aquí. No sabes lo que es un hogar si vives en una pocilga con cuatro gilipollas.

-Me voy a dar una vuelta.- Me levanto del sofá, me pongo los cascos y salgo por la puerta.

-¡Tráete pizzas!- Escucho decir a Carlos desde el salón.

IlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora