-Narra Andy-
La cocaína recorre por todo mi cuerpo. Pierdo la noción del tiempo. La cabeza me da mil vueltas. Intento andar sin dar tambaleos pero es algo imposible. No sé porqué acepté. Mentira, si lo sé.
Estoy igual de destrozado que ella. Incluso más. Pienso que estar así me ayudará a sentir como está. O tal vez nos calmará a los dos. La gente me mira raro. Se esfuman. No consigo ver bien. Creo que es de noche. O está amaneciendo. Riley se fue antes que yo o eso creo. Siento como el efecto desvanece a medida que pasa el tiempo. Vuelvo a sentir poco a poco esa mano apretándome el cuello. Ahogándome pero sin matarme. Sufro pero no muero. Yo me mato, pero no sufro. Odio esto. Odio tener que recurrir a esto para aliviar a mis demonios. Combatiendo demonios con otro demonio superior. Los dos desean quitarme la vida, sim embargo, observo la partida. Mi cabeza o la sustancia que utilizo para combatirla. Para combatirme. Sé que este no soy yo. Es mi mente contra mi mente. Mi conciencia contra mis recuerdos. Mi impotencia contra el pasado. Contra el presente. La mano aprieta con más fuerza. Mierda. Están empate. Socorro. No puedo más. Estoy en medio de una lucha entre demonios internos. Mierda. Todo es una mierda. Sigue asfixiándome. No me mata. Eso es lo malo. Que no me mata.
Después de balanceándome por todas las calles del barrio. Después de tantas preguntas como ¿hijo estás bien?, después de tantas miradas juzgadoras sin auxilio ninguno; después de dedos apuntándome y de haberme bendecido mil veces. Me siento en un banco de madera. Siento como mi cuerpo se cae al vacío hasta que siento que estoy sentando. La cabeza me da mil vueltas y soy incapaz de mirar a un punto fijo.
-Narra Selena-
Me dirijo a mi habitación dejando atrás un portazo, a continuación, me siento apoyando la espalda en la puerta. Odio esta situación. La odio. Apurada, abro el bolso que hay colgado en el pomo. Cojo mi monedero y miro su interior que alguna esperanza. Diez euros. Diez euros. Medio mes por delante. Sin ingresos. No puedo más. Esta situación me esta llevando al límite. Bajo las escaleras con el monedero en la mano.
-¿A dónde vas?-. dice mi madre mirando la televisión apagada.
-A comprarme la cena, tengo hambre-. Me coloco la chaqueta que hay colgada en la entrada y abro la puerta. Ella, sin embargo, sigue de espaldas, sin mirarme.
-¿No te vale con lo que hay en la nevera?-
-No me vale con dos cervezas, un bote de mermelada y un yogurt. No me vale.-
Cierro nuevamente con un portazo y parto a llorar. No me puedo creer que este viviendo esta situación. Siento que no tengo a nadie. Nadie me protege. Solo yo. Me dejó mi padre. Me arrebataron a mi hermano. Mi madre optó por ser ausente a lo que el adjetivo dice.
-Narra Andy-
Miro la hora en el móvil. Son las diez de la noche. Debería volver a "mi casa". Estoy tan mareado que ni incorporarme puedo. De un momento a otro escucho como se acerca alguien, está llorando. Se quién es.
-Perdone, ¿podrías decirme que hora es?-. Se planta delante mía. Tiene puesta una sudadera gigante de color azul oscuro. Miro hacía arriba. Tiene los ojos hinchados. Seda cuenta de que la estoy mirando y se tapa disimuladamente a cara con la manga derecha.
-Cualquiera diría que te has fumado algo-. Digo riéndome- Me responde con otra risa floja. Saco el móvil aunque ya sabía que hora era y se la digo.
-¿Qué haces tan tarde aquí Andy?
-Me dejaste sin llaves, te repito. Las sigo esperando.
-Puedes acompañarme y te las daré si quieres.-. Está dolida. Eso no le causó gracia. ¿Todo el mundo está mal hoy?

ESTÁS LEYENDO
Ily
RomanceSiempre serás las cuerdas de la guitarra que nunca te dejé tocar con mis dedos. Siempre serás la melodía que hará mi corazón vibrar. _____________________________________ No todo es como queremos o imaginamos. A veces los estereotipos, lo que pensa...