¡ALGO SALIÓ MAL!

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CAPÍTULO #8

   Esperando el momento indicado para entregarlas, preferí escribir varias cartas, con la misma presición y cuidado en cada aspecto.
  Cuando las había terminado, las guardé herméticamente y proseguí con aquel detalle que debía dejar listo, pero con ello no tuve mucha suerte.
  Eso tan importante que tenía que hacer era deshacerme del arma homicida, primero la limpié pero cuando intentaba ponerla en un tipo de ácido y otras sustancias, escuché una voz:

- ¡¿Joven?!

  Exaltado me giré hacia la puerta donde estaba la persona y ahí descubrí que era la misma vecina que estaba de visita el día que sucedió todo con Willson. Ella tenía sorpresa en su rostro y comentó:

- Pero ¿Qué es todo esto? ¿Qué está haciendo?

   Puse rápidamente el arma en la mesa que estaba frente a mí y me quité los guantes:

- ¡Señora! Pero que inesperado, ¿Qué hace usted aquí?

   Caminé hacia ella apresurado y extendí mí mano para saludarla, cuando ella la tomó de manera nerviosa, le puse mi otra mano alrededor de su cuello y con una expresión felíz, dije:

- ¡QUE BUENO VERLA! Venga conmigo

   Cerré la puerta de inmediato con una sola mano, claro que sin seguro, porque necesitaba alejar a la mujer del laboratorio en ese mismo instante.
   La mujer mientras tanto, no podía dejar de ver hacia atrás, con un semblante incrédulo ante lo que había visto. Muda como si le faltara la lengua. Supongo que mis investigaciones que me llevaron a practicar algo de taxidermia, le impresionó un poco o tal vez había visto algo más, algo que pasé por alto. A pesar de mis nervios traté de controlarme, necesitaba saber que estaba pensando la señora y que podría hacer.

- Doña Claudia ¿Qué puedo hacer por usted?

- Se que la muchacha, hija del querido Willson, que Dios lo tenga en la gloria, vino en busca de usted, y quería agradecer por apoyarla, ella es una mujercita muy buena y educada.

   Noté como temblaba su voz por momentos, la señora Claudia, estaba muy nerviosa, movía mucho sus manos, las restregaba una sobre otras con ansiedad. Así que sonriendo, suspiré levemente y le dije:
 
- Ah! Si tuviese más tiempo, me encantaría apoyarla más. No entiendo cómo le pasan cosas tan malas a personas tan nobles.-
(Le había enviado un arreglo floral y una carta donde le ofrecía mi apoyo a la joven y mis condolencias, la carta anónima aún no me animaba a enviarsela)

- Sin duda es usted un joven muy ocupado, el consultorio y todas las cosas importantes que hace una persona como usted, seguro que no le deja mucho tiempo, pero...-
(Con una pequeña sonrisa nerviosa y sus manos enloqueciendo, continuó)-
Ví que hace cosas interesantes en esa bodega, ¿es un laboratorio o algo por el estilo?

   Con algo así de la señora Claudia, ella misma me dió a conocer sus sospechas con esas palabras.
Respondí a su pregunta rápida y de la manera más ingeniosa que pude...

- Usted misma lo ha dicho, soy un practicante y estudioso de la ciencia en mi profesión, y soy muy entregado en lo que me apasiona.

- Entiendo, pero he tratado a varios médicos, amigos de mi familia y honestamente, JAMÁS había visto algo de ese tipo.

- Seguramente porque sus conocidos, lo hacen de manera discreta, además de que nadie entra a su laboratorio inesperadamente, o simplemente con las prácticas de la facultad le son suficientes, porque no desean expandir sus conocimientos más allá de los libros y de lo enseñado en carrera.

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