Obsesión MALDITA

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Capítulo #22

Es tan inevitable, quiero hacerlo, quiero vigilar sus pasos de nuevo, quiero saber lo que hace, si piensa en mí, si murmura mi nombre. ¿Con quién sale? ¿Dónde va? Todo lo quiero saber. Pero lo quería evitar, que tal si lo arruino todo, por mis impulsos.
Caminaba de un lado a otro, no podía concentrarme en mis consultas, no podía leer correctamente, estaba como si fuese a exponer un tema importante frente a un gran público, como si fuese esa vez que pensé que me atraparían. Todo este revuelo en mi estómago por ella. Entonces decidí visitarla, ir a ver su hermoso rostro y escuchar su dulce voz. Muchas dudas me torturaban, ¿será muy pronto?, ¿estará en casa?, ¿será mejor citarla? Y sobre todo, ¿qué excusa tendré para visitarla?
Me dije que en el camino o en el momento, algo se me ocurriría, pero lo importante era volver a estar con ella, quizás le confesaría mi amor, tenía miedo de hacerlo, pero sabía que necesitaba saber lo que ella sentía por mí.
La posibilidad de que me rechazara me perturbó, pero también sabía que el tiempo podría estar de mi lado, y estaba la opción de hacerla enamorarse de mí, cambiar ese sentimiento de gratitud por amor.
Me preparé, me vestí y pensé en mis palabras para la ocasión, pues no tenía ni idea qué decir como excusa de mi visita, pero mi misión principal sí debía tener el mensaje correcto.
A medida que me acercaba a su casa, el sudor y la ansiedad me consumía.
Estando frente a su casa respiré profundo, abrí la puerta del auto, tomé la botella de vodka que tenía en casa, y que fue un regalo de papá. Con paso firme me dirigí a su casa y toqué el timbre, esperé unos segundos, pero nadie atendía mi llamado, lo intenté un par de veces, y entonces supe que había nadie.
Decepcionado regresaba al auto, cuando vi a lo lejos, las luces de otro carro, pensé que era Elizabeth y nuevamente los nervios me torturaron, aunque la sonrisa en mi rostro apareció al instante y no se fue.
Efectivamente era ella, me cegó con las luces, mientras entraba, pero de inmediato se disculpó y me saludo, estaba sorprendida:

- ¡Eey! ¿Qué haces aquí? Casi te dejo ciego, discúlpame. (me dijo de forma jocosa)
Yo todavía afectado, restregando mis ojos, sonreí y le dije que no tenía de qué preocuparse, y que estaba ahí para pasar tiempo con ella. La noté un poco desorientada y le dije amable pero en todo decepcionado:
- Oye, si estás ocupada no hay problema, puede ser mañana o en otro momento.
- No, no, no, de ninguna manera te vas. ¡Pasa por favor! - extendió su mano, señalando la entrada, con una tierna sonrisa.
-¡Gracias! Las damas primero... - siendo honesto estaba aguantando mi risa de felicidad, mi máxima emoción en ese momento.
Entramos a su casa, donde prevalecen los colores terrosos, con pequeños toques de colores pastel en la alfombra o algún cojín. No podía creer estar ahí. Me sorprendí con una expresión notoria de felicidad, pero traté de disimular. No era lo mismo vigilar que estar al fin con ella ahí.
Fue una noche llena de sorpresas, supe que dejaría todo por ella. Ella me llevaría al cielo o al infierno.
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Instagram: carlyfernandez.oficial

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