Dishi era el dueño heredero de la empresa, eso me había sorprendido de sobremanera creí que solo era un inversionista con planes para su futuro, no un futuro todo poderoso, El señor Jin después de decirme esto me asigno un escritorio junto a la secretaria principal que parecía estar en una junta importante, tome asiento por primera vez y recorrí cada rincón del escritorio, quien diría que pasaría de ser una restauradora de cuadros a ser una secretaria casi de un paso, pero me mantendría firme, no me iba a dejar vencer ante esto, tome la tableta que el jefe me dio con anterioridad y note su nombre, estaba en chino... a pesar de no diferenciar rasgos, puedo deducir que realmente es Chino, digo la empresa es original de allá, el nombre, los rasgos sí tendría que ser, me recuerda a un pequeño perdido que tenía en la memoria, a quien me gustaría encontrar algún día.
Cambie la configuración y asigne el nombre en español para mi comprensión, "Jefe Dishi" sonaba demasiado formal, le quite "jefe" y guarde los cambios, la mayoría de las tareas se anotaban en el calendario así que hice por aprenderlas, escuche unos zapatos acercándose a mí.
- ¿Tú eres? – dijo una hermosa mujer, pero no parecía asiática, por su tono de voz me atrevo a decir que era de la ciudad.
-Soy Ania, la nueva asistente del Jefe
-No me mencionaron de esto –Se tomó un momento para ir a sentarse a su escritorio, parecía que estaba haciendo una rabieta –Soy Sonia, la secretaria principal. Llevémonos bien Ania –Su sonrisa encantaría a cualquiera
-Dime Any, ahorrara tiempo –Lo dije en modo de broma para romper el hielo y funciono casi al instante, ella se puso en su computadora a atender y registrar lo que sé que ella hiciera, pasados los minutos y ya terminando de ver los pendientes del mes del Jefe me llega la notificación de que el mismo me habla para presentarme en su oficina.
Abrí la puerta cuidadosamente, y pase, su mirada aún estaba en los papeles que organizaba.
- ¿Cómo te has sentido? –Levanto la vista y trato de beber de la taza que ya no tenía nada en absoluto
- ¿Me permite? – Tomé la taza y me dirigí a la cafetera que tenía en una mesa cercana –Todos han sido muy amables, la señorita Sonia ha sido buena al explicarme como se desenvuelve aquí y el Señor Jin parece muy... carismático- volví con la taza llena y con dos de azúcar
- ¿Cómo supiste cuanto ponerle? –me miro extrañado
-Ah, como fuimos al café, llegó poniéndole dos, supuse que era sí como le gustaba, después de todo no quisiera perder el trabajo por el café
Vi una mueca, tal vez dos segundos antes de que empezara a tomar el café. Recorrimos de principio a fin el calendario, las listas de empresarios y una leve posibilidad de cambios en la organización de las cosas, me fijaba en las mañas, preferencias y estados de ánimo, parecía muy fiel a las convicciones, pero era accesible también, por la tarde lo acompañe a alguna que otra junta y vimos el desempeño de los trabajadores, actualmente desarrollarían una línea de libros electrónicos para niños, parecía que realmente querían ayudar con sus sueños.
Revisamos atentamente las necesidades de los operadores y conocimos a los equipos más formalmente, justo cuando llegaron las 7 su alarma sonó y me dio la orden para retirarme, no se sí era por las horas extras o porque era muy estricto en el horario, pero parecía tener sentido que me dejara ir tan temprano, volví al escritorio y revise mi lugar una última vez, por mi mente paso una idea interesante, vi que Sonia también se retiraba y me acerque a ella.
-Oye, Sony, sabes sí de casualidad ¿me dejen pintar el escritorio?
Se sorprendió abrió los ojos de par en par y devolvió el gesto a uno pensativo, -nunca me lo pregunte, pero tampoco es que me lo prohibieran, quizá sí le preguntas al jefe, te de libertad después de todo eres su asistente. –razoné un momento y sonreí ante la idea- oye, ¿quieres ir a cenar conmigo?, me siento un poco sola después de la salida
Me alegre por fin una amiga en este loco mundo que acababa de empezar, nos fuimos a un pequeño restaurante al parecer era vegana su actitud lo demostraba demasiado bien, reímos y el día empezaba a acabar, para irme a casa tome un taxi y en el transcurso recordé el consejo de Sonia, abrí los mensajes y destine uno a Dishi.
"¿Señor, me daría el permiso de pintar mi escritorio?", sí no lo pensé mucho, espere una respuesta y resulto tardar más de lo esperado.
"¿Para qué quieres pintar un escritorio"
"Comodidad"
"Haz lo que quieras"
Parecía enojado, pero al menos podía hacerlo.

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Lluvia de estrellas
RomantizmUna chica encontró por primera vez unos ojos conocidos en un lugar desconocido. La vida de Ania esta en un punto clave, la han despedido de su trabajo y ahora se dedicara a algo totalmente diferente, será en ese momento cuando encuentra al mejor emp...