15.1

39 7 1
                                    

Entré en mi habitación totalmente frustrado, Ozpin me había asignado tarea de vigilancia y protección, así que nada cambiaba realmente.

—¿De verdad tengo que encargarme de esto? —me pregunté mientras miraba el techo recostado en mi cama.

"Mi plan para reconciliarme con las chicas no va a avanzar si sigo encargandome de vigilar Beacon", di un par de vueltas en la cama sin decidirme a pararme.

No pensaba levantarme hasta después de un par de horas, sin embargo un mensaje entró a mi scroll. Era de Pyhrra, ella quería verme en la azotea, y sin pensarlo mucho me dirigí hacia allí.

Caminé un par de minutos en silencio, los pasillos eran un descontrol de alumnos, todos ocupados con la preparación del baile, llevando telas, manteles, haciendo planes para el vestuario, la comida, y demás. Verlos me irritó muchísimo, no quería dar vueltas por el instituto todas las noches.

Llegué a la azotea tras un par de minutos, la pelirroja estaba sola, mirando al horizonte, y apenas sintió mi presencia dirigió su mirada hacia mí.

—¿Qué tal Zack? —sus palabras eran un tanto suaves, como si no me quisiera lastimar con ellas.

Estaba algo confundido, pero de todas formas me acerqué al barandal, apoyándome contra éste—Ozpin quiere que haga guardia durante el baile, pero ya estoy cansado de eso —expresé mi queja aunque sabía que ella no podía hacer nada para ayudarme.

—Ya veo... —su voz sonaba rara, era como si estuviera insegura, algo que no me parecía posible en una chica tan fuerte y habilidosa como ella.

—¿Qué sucede Phyrra? —la pelirroja me miró algo nerviosa, pero luego de tomar una gran bocanada de aire la vi más segura.

—Quiero saber que es lo que te pasó, ¿por qué The Grimm es un asesino?, ¿cuál es tu verdadero objetivo?, ¿de dónde vienes?, todo lo relacionado a tu álter ego —la avalancha de preguntas me dejó congelado, sin embargo podía entender perfectamente su curiosidad.

Tras unos segundos de pensarlo, decidí responder a sus preguntas con delicadeza, y comenzar contándole mi historia, para luego ser específico —... The Grimm no es un asesino, o al menos no al inicio, solo quería usar mis habilidades para ganar un par de monedas.

—Tu objetivo queda más que claro, buscas vengar la muerte de tus padres —asentí, esperando que continuará hablando —. Entonces, ¿por qué comenzaste a asesinar personas, si lo que buscabas era justicia?

Sonreí ligeramente al pensar en eso —Roman Torchwick, es por él que comencé a asesinar a otros —suspiré al recordar aquello —. Hace unos años estaba desmantelando una operación del White Fang, pero Torchwick y su secuaz, Neopolitan, me detuvieron —solté un suspiro mientras recordaba aquél día —. Fue un momento confuso...

—Así que The Grimm no es tan fuerte como pensábamos —el hombre de cabello anaranjado reía victorioso mientras jugaba con mi revolver.

—Ni siquiera te mostré cuales son mis habilidades, tuvieron suerte de tomarme por sorpresa —susurré mirándolo con una ira inmensa desde el suelo.

—¿Todavía quieres más? —preguntó su compañera pelirrosa con una pequeña sonrisa.

Ni siquiera comenzamos —cerré mis ojos tomando una gran bocanada de aire —, estoy apenas calentando.

Mi concentración absoluta se activó cuando solté todo el aire de mis pulmones y rápidamente me moví detrás de la congelada mujer preparado para apuñalar su espalda. Sin embargo al momento en que estaba por hacerlo el tiempo comenzó a volver a la normalidad, permitiéndole esquivar mi ataque.

—¡¿Qué fue eso?! —gritó Roman apuntando con el arma en mi dirección.

Volví a tomar aire y cerrar mis ojos, esta vez solo aumentando mi percepción —Solo uno de mis trucos —, el primer disparo del revólver fue muy obvio, por lo que pude esquivarlo sin ningún problema, al igual que los siguientes dos.

Solo al cuarto disparo consiguió rozar mi brazo derecho, provocando que me desestabilizara un segundo para que la mujer pudiera darme un golpe directo al pecho.

—¿Eso es lo mejor que tienes? —dijeron al mismo tiempo para provocarme.

Yo simplemente negué con la cabeza desenfundando la espada de mi padre —Son los primeros en mucho tiempo que me obligan a usar esta espada —reabrí mis ojos, volviendo a entrar en la Concentración Absoluta, y sin siquiera dudarlo, le di un corte limpio en el costado a Roman.

El tiempo volvió a correr, junto a este cayó el hombre de cabello anaranjado y yo lo seguí a los pocos segundos.

Mi cuerpo dejó de responder, sentía mis músculos gritando por un poco de descanso, por suerte había matado a uno, y eso era suficiente para no morir en vano.

O eso creí, ya que el cuerpo de Roman desapareció, y frente a mí se hallaban ambos personajes algo perplejos.

—Eres mejor de lo que esperaba, si no fuera por mi compañera ya estaría muerto —de repente una sonrisa se formó en los labios de Roman —¿qué te parece un trato?

Sabía perfectamente que era lo que él quería, contratarme como cazarrecompensas, algo que no estaba tan alejado de lo que ya hacía.

Al no poder levantarme miré a Roman desde el suelo, y sin expresión alguna pronuncié dos simples palabras —¿cuando empezamos?

Phyrra me miraba con un semblante deductivo, como si intentara comprender toda la historia que le estaba contando.

Sin embargo sus preguntas cesaron, al menos por un tiempo, y decidió que era hora de irse. Yo por mi parte la salude, decidiendo quedarme mirando como el sol se ocultaba en el horizonte.

—Todo va a ser muy aburrido hasta que llegue el baile —solté un suspiro antes de darme la vuelta, colocando la capucha sobre mi cabeza y la máscara en mi rostro —. Ya es hora de la ronda nocturna.

Path Of A Hero | RWBY Fan-FicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora