N O C H E 3 [Parte 1]

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—Así que te la estás pasando bien— afirmo Dina desde el otro lado de la línea.

Mire a Dante, él me devolvió la mirada con una sonrisa ladina. Decir "bien" era un eufemismo enorme, anoche había sido algo maravilloso, todavía me dolía el cuerpo de lo mucho que le había exigido para probar un montón de posiciones y cosas deliciosas que definitivamente comenzaría a aplicar más seguido, no sabía que hablar durante el sexo era algo realmente posible o que el dolor podía llegar a ser tan excitante, había tenido que recurrir al maquillaje para cubrir las mordidas en mi cuello y usar una camiseta con sin escote para ocultar lo demás; estaba llena de moretones donde las manos y boca de Dante me habían enloquecido, tan solo recordar como fui poseída por él anoche encendía una chispa de excitación que se expandía por todo mi cuerpo con suma rapidez. Lo malo de todo esto es que lo había disfrutado mucho, demasiado a decir verdad y no solo a un nivel físico, realmente me agradaba su persona; las mariposas en el estómago me revoloteaban cuando conversaba con él, cuando sus ojos se posaban sobre mí llenos de intensiones secretas, con Dante era fácil reír, hablar, disfrutar, todo a decir verdad y me estaba costando dejar las cosas como estaban, quería seguir en contacto con él, sabía que no íbamos a poder vernos, pero eso no me importaba en lo más mínimo, era esa misma sensación la que me obligaba a mantenerme al margen, tenía que aprender que a veces las cosas y las personas son algo efímero.

—Más que bien— acabo respondiendo con un suspiro —. Es increíble, Dina, no quiero que esto se termine— me quejo.

—Así es la vida, preciosa, solo disfrútalo.

Hago una mueca que llama la atención de Dante, se acerca gateando, los ojos se me van a sus hombros fibrosos, a como los músculos se le tensan cuando avanzan.

—Créeme que lo he disfrutado.

Pongo un pie en el pecho de Dante, queriendo detener su avance, él lo toma con una de sus manos y lo eleva hasta su boca, comienza a repartir besos igual que ayer. Tendré que cambiar de estrategia si realmente quiero apartarlo.

—Se te escucha diferente— dice Dina y puedo imaginármela con el ceño fruncido, si estuviéramos frente a frente me habría lanzado una mirada astuta —, más feliz se podría decir.

Un rastro de besos hasta mi ingle me hace estremecer, niego con la cabeza hacia Dante, pero él ignora mi petición y se mete entre mis piernas con facilidad, aparto el celular de mí y tapo el micrófono para decirle que se detenga, Dante se me adelanta con un lengüetazo que pone todo mi cuerpo a temblar en segundos y me hace gemir.

—Me alegra mucho que te hayas ido, no porque no te extrañe, sino porque sé que era lo que necesitabas.

Mi mano cae sobre la frente de Dante para apartarlo, la idea cambia cuando su lengua se mete entre mis pliegues sin delicadeza, tiro de sus cabellos y me muerdo el labio, tratando de acallar los gemidos.

—Sí— el monosílabo perfectamente puede ir dirigido a Dina o Dante, no lo sé, pero el segundo se lo toma personal y sube su boca a bola de nervios para succionarla con ahínco —, te llamo— jadeo, el agarre sobre el teléfono se vuelve más fuerte —después.

Sin esperar respuestas por su parte corto la llamada, suelto el aparato para poder llevar mi mano a la de Dante que tratando de inmovilizarme la ha dejado sobre mi abdomen.

—Dios, sí.

Su boca chupa con alevosía y siento sus dedos abriéndose paso entre mis labios, embadurnándose de mi excitación, la cabeza me cuelga de la cama y me mareo un poco por lo que me apoyo en mis codos, mis ojos revolotean por toda la escena hasta que se enfocan en Dante, todo mi mundo se desdibuja cuando lo veo entre mis piernas, una imagen que definitivamente capaz seré de olvidar, está graba en mí de una manera física incluso. Raspa mis paredes haciéndome gemir y retorcerme, empujo las caderas contra su boca sin pudor, rogándole por más.

TentacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora