Dk: 01

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Para Jimin, Daegu era una ciudad grande, aunque no tanto como lo era su querida Busan, la cual definitivamente no extrañaba. Su madre y su padre controlaban su vida y cuidaban de cada paso que daba, así que mudarse a los suburbios de una ciudad tradicional le hacía sentir como una feliz y libre ave. Vivía en un buen vecindario, claro, si ignorábamos todas las peleas que sucedían en la esquina y el sonido de las sirenas sonando a las dos de la mañana; tal vez decir buen era una palabra intermedia, tal vez estaba mejor decente, aquel era un vecindario decente y que Jimin podía pagar.

Tenía mucho dinero en su cuenta bancaria, y sus padres cada fin de semana depositaban una cantidad esplendorosa, pero Jimin no solía tocar tal dinero al menos que fuera realmente una necesidad. A él le gustaba costear sus gastos con el dinero que ganaba vendiendo pinturas y en los shows de baile que solía presentar con su grupo de la universidad.

En cuanto se halló viviendo en aquella ciudad, lo primero que hizo fue buscar universidades. Encontró su tan amada academia de artes y sin esperarlo, había encontrado a los hermanos Min.

Claro que, muy pocos sabían que había una relación entre Min ShinJun y Min YoonGi. Puesto que compartir un lazo no era algo que los hermanos amaban, Jimin lo aprendió muy bien cuando Min ShinJun puso sus ojos en él y después de algunas charlas y una relación formal entre superior y alumno. ShinJun tuvo la suficiente confianza como para decirlo.

Todos conocían a Min Yoongi... sin saber que era Min Yoongi realmente. Su nombre no existía para nadie, él no era un Min, ni mucho menos Yoongi.

Cuando Jimin lo conoció. Había sentido como todo su mundo revolucionaba dentro de su cabeza.

Le decían Agust D, el chico malo, el rey de las palabras rápidas y el dueño de todo Daegu.

Botas militares, pantalones rotos y ajustados, una campera verde y una gorra blanca, era la vestimenta favorita de Agust, aunque secretamente, en su mente a Jimin le gustaba decirle Yoongi.

Min ShinJun era el director general de la Academia de Artes de Daegu, tenía bonitos autos y siempre vestía trajes elegantes, su cabello nunca estaba desordenado y esa sonrisa de dientes perlados jamás abandonaba su rostro. Era atractivo, de ojos gatunos y cuerpo delgado, pero más alto que el promedio, bastante parecido a Yoongi.

Jimin a veces no podía evitar compararlos a ambos.

A diferencia de Yoongi, ShinJun vivía en el piso más alto de un enorme edificio, con una vista que dejaba maravillado a cualquiera. Con puertas automáticas y miles de cámaras de seguridad.

En cambio, Jimin se reía internamente cada vez que Agust llegaba a su departamento (porque si, el chico rebelde vivía justo a cinco pasos de su puerta) y maldecía cuando la llave se quedaba atorada en la manija de la puerta.

A veces, sólo a veces (más veces de las que le gustaría en realidad) Jimin abriría su puerta, recargándose de brazos cruzados sobre el marco de su puerta. En algunas ocasiones sostenía una taza de café, otras simplemente comía un chocolate, pero en la última ocasión, la más reciente, Jimin sólo se había abrazado a si mismo mientras bostezaba, eran las dos de la mañana y el insomnio había hecho lo suyo así que así fue como termino restregando sus ojos mientras miraba como su chico malo, a quien tenía por vecino peleaba con su puerta una vez más.

—¿Crees que hoy también tengas espacio para este vagabundo?

Con una sonrisa coqueta, Jimin resopló—eres el vagabundo más guapo que he visto, supongo que si hay espacio para ti. Mi sofá te ama, no te voy a mentir.

—Yo también amo a tu sofá, siempre huele a galletas —susurró el rubio mientras frotaba sus manos, ambos hablaban y podían ver el vapor salir de sus bocas, era una noche bastante fría.

Daegu King [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora