Perseguidos

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Me arregle como de costumbre muy temprano. Había olvidado que Theo Smith pasaría por mí. Él había dicho "Gané algo mejor". ¿Qué rayos significaba eso?

Gina insistió en el desayuno de nuevo y lo rechacé. Mi mamá seguía dormida cuando llegó la hora de irme. Theo tocó a la puerta y Gina abrió, justo cuando se disponía a avisar que ya había llegado a quien esperaba aparecí yo.

— ¿Nos vamos? —preguntó sonriente.

Asentí. Luego pensé unos instantes y respondí.

—Si vamos.

Él se río de mí y luego salimos hacia la escuela.

— ¿Cuál es tu problema con negar y asentir con la cabeza? —pregunté mientras íbamos en camino.

—Una persona que niega y asiente con la cabeza es una persona poco segura de sí misma

—Oh ahora eres psicólogo.

—Quisiera, pero tengo otros planes en mente.

Era tan inteligente que hasta mataba mi sarcasmo.

— ¿Que clase tienes ahorita?

—Educación física por desgracia.

—Igual, aunque no lo considero una desgracia, solo quizá por el hecho de que debemos llevar patéticos uniformes deportivos.

—Antes no era así, pero algunas chicas les gustaba usar short tres veces menos su talla y eso hizo que la escuela hiciera uniformes.

— ¿Qué pasó con la libre expresión?

—Murió cuando no respetaron a nuestro sentido visual.

Él se río. Declarado, me agradaba su risa y sonrisa y eso me hacía odiarlo.

—Gracias por traerme.

—Solo cumplo mis apuestas —dijo serio.

—Claro.

Camine pero luego él dijo;

—Gracias por dejarme traerte.

No me gire para verlo pues Tess ya me esperaba en la entrada de la puerta con seguramente miles de preguntas. Caminamos juntas hasta los vestidores.

—Saliste y con un chico que apenas conoces.

—Me salvo la vida —dije usando la misma excusa que ella me había dado.

— ¿Quién eres?

— ¿Grace Hale?

La profesora de educación física era bastante obesa como para cuestionarme si de algo servía todo el ejercicio que nos ponía a hacer. Cuando comenzamos a correr en círculos fue cuando me di cuenta de que algo no andaba bien, comencé a sentirme mareada y a odiarme por no haber desayunado. Él aire comenzó a faltarme, me aleje un poco de todos.

— ¡Grace hay que correr si quieres una buena calificación! —me gritó la entrenadora.

Intenté volver pero antes de poder hacerlo y al dar el siguiente pasó caí al suelo y solo escuché el barullo de todos y sentí a alguien cargándome en brazos después no supe nada más.

Desperté en la enfermería de la escuela.

—Dígame señorita Hale que no debo de preocuparme por un embarazo —dijo la enfermera.

— ¿Qué? no

— ¿Se siente mejor?

—Algo mareada ¿Cómo llegué aquí?

La persona equivocada 1©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora