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—Es emocionante —dijo Tess.

— ¿Subirás a la montaña rusa Grace? —me preguntó Edward.

—No lo sé, es am... yo...

—Es divertido, Emma lo amaba.

¿Había un momento en que no la recordáramos? Comencé a sentirme mal de estar afuera intentando divertirme cuando ella no podía hacerlo ya. Theo Smith había desaparecido alegando que debía hacer unas llamadas y de inmediato el humor negativo de Ed cambio a positivo.

—Vamos, sube conmigo.

—No sé...

—Anda Grace.

—Ve Grace, iré a buscar a Kate.

Me decidí, Ed compró un par de boletos y juntos subimos a la famosa montaña rusa. Era enorme. El cochecillo comenzó a subir y mis piernas comenzaron a temblar.

— ¡Creo que esto no fue una buena idea! —grite para que él pudiera escucharme.

—¡ Toma mi mano!

Lo hice, pero mi mano sudaba a causa de mis nervios y de pronto recordé lo que la enfermera dijo. Quizá ahora si iba a morir.

No supe lo que paso hasta que el cochecillo se detuvo pues cerré mis ojos y me aferre a la mano de Edward.

— ¿Estas bien?, te ves pálida.

— Si, bien... creo que de verdad no debí hacer eso, verás —intente recobrar el aliento—. La enfermera me dijo que evitará que mis nervios se dispararán pues tengo anemia y...

— ¿Anemia? ¿Cómo?

—Solo necesito descansar.

—Te llevaré a tu casa.

—Avisaré a Tess.

—No, le mandas un mensaje vamos, de verdad no luces nada bien.

Me condujo apoyada en su brazo hasta su auto.

—Demonios —se quejó—. Olvide que le di a Tess mis llaves para que las guardará, la llamaré.

Y así lo hizo.

—Me las va a traer.

—No es necesario, puedo ir en taxi.

Intente zafar mi brazo del suyo pero casi caigo cuando lo hice, Edward me sujeto con su otro brazo la espalda hasta atraerme a él. De pronto me sentí muy incómoda pues su rostro estaba muy cerca del mío.

— ¿Estas bien?

—Si...

—Grace... me preocupas.

—De verdad estoy bien.

Intenté apartarme de él pero no me dejo.

—Ed, puedes soltarme ya.

—No quiero volver a perderte.

Era él, pero no sonaba como él. Antes de que pudiera reaccionar él ya estaba intentado besarme.

— ¡Basta no Edward no hagas esto!

Lo empujé sacando fuerzas de no sé dónde.

—Grace yo.

—Debes dejar esto.

—La extraño Grace y me enferma que tú me recuerdas mucho a ella.

— ¡Pero yo no soy ella, tú la amabas a ella yo por ti jamás podré sentir nada más que un gran cariño por haber querido tanto a Emma pero ya!

—Grace...

Intentó acercarse a mí pero me aparte.

—Ed, yo creo que hasta que no entiendas esto tu y yo no deberíamos de hablarnos.

—No...No, no, no ¡No!

Se lanzó contra mi abrazándome el abdomen y colocando su cabeza en mi cuello.

—Edward.

— ¡No me hagas una cosa así Grace no!

—Oye, déjala tranquila.

Theo apareció casi de la nada.

—No tu lárgate.

—No me hagas perder la paciencia Eduardo.

—Edward, solo déjame ir.

—Yo iba a llevarte a casa.

—Sera mejor que no Ed por favor me estas lastimando.

Él se alejó de mí por fin, Tess apareció y sin poder decir nada Edward le arrebató las llaves y se fue de inmediato en su auto.

— ¿Que rayos fue eso? —preguntó Tess confundida.

—¿Estas bien?

Asentí y de inmediato respondí.

—Si.

—Ok, te llevaré a tu casa vamos.

— ¿Grace?

Era Tess.

— ¿Estarás bien?

—Si Tess, descuida.

Ella me sonrió mientras me alejaba hacia el auto de Theo. Él por alguna razón que desconocía parecía molesto... más de lo normal.

— ¿Qué te pasa?

—Nada —respondió tajante.

—Hum, parece como si estuvieras furioso.

— ¡No, no parece lo estoy!

— ¿Por qué?

—Ese tipo... ¿Qué fue lo que te hizo?

—Solo esta lastimado y extraña mucho a Emma.

— ¡No lo justifiques!

—Deja de gritarme, además perdona que te lo diga pero no es de tu incumbencia lo que me pase o deje de pasar.

Ya habíamos llegado a mi casa. Él me miró molesto.

—Tienes razón...ahora baja de mi auto que ya quiero irme.

Lo hice, y entre a mi casa con lágrimas en mis ojos de nuevo. Fui arriba pero en lugar de ir a mi cuarto fui al de Emma, me recosté en su cama y como siempre olía a ella. No quise estropearla así que me quede más cómoda en el sofá cubierta únicamente por una de sus mantas.

—Te necesito —dije a la nada y al mismo tiempo a ella—. ¿Por qué te fuiste y me déjate así? ¿No te das cuenta del daño que me hiciste no solo a mí sino a Ed? Te amo Emma por favor no me dejes.

La persona equivocada 1©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora