Capítulo 2: Primer Día

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Madison's P.O.V

Me levanté como de costumbre a las 9:30 am, pero antes de levantarme de la cama vi mi celular y chequé todas mis redes sociales. Vi Instagram y me apareció un recuerdo en mis historias de hace un año. Era con mis mejores amigas en una casa de un lago a la que habíamos ido, fue demasiado divertido y a decir verdad, las extraño demasiado.

Después de un rato me levanté, acomodé mi cama y me metí a bañar. Me despojé de toda mi pijama y me metí a la ducha con el agua súper caliente. Me encanta ducharme, es una de mis actividades favoritas porque me relaja y me hace sentirme renovada.

Después de unos 20 minutos salí y enrollé una toalla en mi cuerpo y otra en mi cabeza.

Salí del baño y fui directo a mi armario para ver que me pondría. Obviamente no iría con un vestido o algo formal, pero tampoco quería ir en pants o algo tan desarreglado, así que tome un jeans negro, mis vans negros y una playera blanca con una frase pequeña que decía "Make it happen".

Básico, pero te saca de apuros.

Cepillé mi lacio cabello, no lo sequé ni planché ya que me gusta bastante tener el cabello mojado. Además, me eche polvos, máscara de pestañas y las doble. No soy de esas que se maquillan mucho, solo eso para no ir tan desarreglada.

Cuando finalmente estuve lista, eran como las 11:00 am así que bajé a desayunar. Cuando baje vi a mis dos hermanos casi listos para irnos, ya estaban cambiados y bañados, sólo les faltaba terminar de desayunar. Yo me serví un poco de cereal con leche y un vaso de jugo de naranja, me senté con ellos a comer y entre tanta platica tonta de niños se nos fue el tiempo hasta que el reloj marcó las 11:30 am.

— Niños vayan a cepillarse los dientes, debemos salir en 5 minutos — dijo mamá mientras terminaba de bajar las escaleras.

Los tres hicimos caso y subimos a cepillarnos los dientes. Cuando terminamos de hacerlo bajamos para irnos. Nos subimos al carro y nos dirigimos a la casa de la señora Darrow. Para llegar a su casa eran unos 15 o 20 minutos, íbamos en buen tiempo ya que eran las 11:37 am.

Me enoja la gente que es impuntual, por eso siempre trato de llegar lo más puntual posible.

— Madison... ¿Nerviosa por tu primer día de trabajo? — dijo mientras reía.

— Mamá — dije mientras reía — Cuidaré una niña más, no será nada del otro mundo.

Finalmente llegamos entre risas y cantos. La casa a decir verdad era bastante bonita, todos nos bajamos y mamá tocó el timbre. Finalmente nos abrió la puerta un chico bastante alto, con ojos un poco grandes, pelo castaño y lentes.

— ¡Hola! — sonrió — Pasen, mi mamá está allá adentro esperándolos — dijo mientras se hacía a un lado para que nosotros pasáramos.

— Tú eres Aiden ¿cierto? — dijo mamá muy sonriente.

— ¡Así es! — dijo él sin dejar de sonreír. Ese chico se miraba bastante agradable, se miraba muy amigable y eso me gusta porque haría que mi estadía aquí no sea incómoda.

Cuando entramos lo primero que vi fue dos lindos perritos correteando por toda la casa hasta que una reconocible voz me distrajo.

— ¡Bienvenidos! — dijo Cassidy mientras bajaba las escaleras — Él es Owen — dijo mientras señalaba al perrito blanco — Y él es Taco, el más travieso — dijo señalando al perro con manchas cafés.

— ¡Quiero un perrito! — exclamó Chase.

— Ni lo pienses — dijo mi mamá inmediatamente haciendo que todos riéramos.

— Madison, te presentare a Adeline, verás que se llevarán súper bien — dijo y luego de eso llamó a Adeline.

Inmediatamente se oyeron unos pequeños pasos corriendo y bajando las escaleras. Adeline se veía como una niña muy tierna, era una niña con el pelo castaño que se veía muy delgadito y suave, un poco largo y unos enormes, pero lindos ojos cafés con unas grandes pestañas que era lo que más llamaba la atención de ella.

— Adeline, ella es Madison, será la que te cuidará, pórtate bien ¿Si? — dijo mientras arreglaba el cuello del vestido de Adeline.

— Bien Adeline, ellos son Chase e Isabelle, pasarán mucho tiempo juntos — le dijo a Adeline y volteo a ver a Chase y a Isabelle — Ustedes chicos siéntanse como en casa, agarren los juguetes que quieran, la comida que quieran, esta es su casa.

— Gracia, Cass — dijo mi mamá.

— No hay problema — dijo sonriendo — ¿Alguna quiere café? — preguntó a lo que yo rápidamente respondí que sí quería.

— Yo ya me tengo que ir Cass, pero muchas gracias — dijo mi mamá mientras se despedía de todos.

— Vámonos juntas — dijo Cassidy — Madison, ahí está el café, sírvete con toda confianza y no te preocupes de estar encima de los niños, solo si necesitan algo, cuando estén jugando o algo así puedes ver televisión o lo que quieras.

— Gracias — respondí con una sonrisa en mi rostro.

— ¡Chicos ya me voy! ¡Aiden dale la contraseña del internet a Madison y sean amables! — gritó Cassidy mientras agarraba su bolso.

Las dos se fueron e inmediatamente Adeline, Isabelle y Chase subieron corriendo al cuarto de Adeline así que no me preocupe, pero para ser sincera, me empecé a sentir incómoda porque no sabía qué hacer.

Se oyeron pasos bajando las escaleras y era el chico que nos había abierto la puerta.

— Ni te preocupes por ellos, están jugando y estarán entretenidos por un buen rato — me dedicó una amigable sonrisa.

Okay... — dije mientras reía con un poco de pena.

— ¿Quieres un café? — dijo mientras señalaba la cocina a lo que yo solo asentí.

Caminamos hasta la cocina, la casa era muy bonita y más que una casa parecía un parque de juegos para niños adictos a los videojuegos. Tenían de todo tipo de consolas.

Aiden me dio mi café y se sentó para él también tomarse el suyo.

— ¿Qué tanto te gustan los videojuegos? — preguntó muy repentinamente Aiden.

Me quedé sorprendida por su pregunta tan random.

— Mi papá es gerente en una empresa de videojuegos así que... bastante — dije riendo un poco.

— Bien, entonces al rato jugamos — dijo dándole un sorbo a su café — ¿O te da miedo? — dijo a lo que los dos reímos.

— No le tengo miedo a nadie — respondí — No en cuánto se trata de videojuegos — Aiden río.

Terminamos nuestro café entre pláticas y bromas, Aiden realmente era muy agradable.

Cuando terminamos nuestro café él subió a hacer a su habitación algo que tenía pendiente y yo subí a ver como estaban los niños porque estaba aquí para cuidarlos.

Estaban muy contentos jugando con blocks.

— Chicos... — abrí la puerta de la habitación — ¿Necesitan algo? — pregunté adentrándome en la habitación de Adeline.

— ¿Puedes traernos agua de Jamaica? — preguntó Adeline muy amablemente.

— Claro, ya mismo se las traigo.

Bajé las gradas y empecé a oír unos gritos, no sabía de dónde venían, pero se oían como de una pelea de pareja.

¿Qué pareja? No tengo ni idea.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora