Capítulo 8: Los chicos no entienden indirectas

62 15 2
                                    

Madison's P.O.V

Ya han pasado varios días desde que no le hablo a Connor. Estuvo tras de mí varios días porque él realmente no tiene ni idea de qué hizo.

Por un lado, me parecía muy tierno, pero por otro lado sabía que se lo merecía. No soy una chica vengativa ni nada de eso, pero tampoco voy a dejar que me traten como su pendeja.

Para serles honesta, ayer sí me sentí bastante mal de la escena en la cocina. No me sentí mal en ese momento, si no más noche cuando Adeline me dijo que Connor estaba muy enojado porque lo había dejado ahí con mi helado favorito, que por cierto, él odia. Cuando me dijo que tenía helado de dulce de leche si sentí que fue algo muy tierno de su parte, pero no quería hablarle, tal vez también es parte de su "protocolo".

En fin, más noche cuando bajo a darme un sudadero porque estaba muerta de frío, le dije que hoy hablaríamos y realmente lo hice por dos razones:

1. Estaba harta de que estuviera encima de mí para ver que me sucedía.

2. Quería que él supiera porque estaba molesta para que me dejara en paz de una vez por todas.

No tenía ganas de hablarle, pero tampoco quería que siguiera tras de mí para ver qué me sucedía. Y para ser honesta, cuando me dió el sudadero realmente sentí que se preocupaba por mí, como si no fuera una más, pero no me podía hacer falsas ilusiones, yo lo había oído y eso me tenía que hacer marcar una distancia.

Sinceramente, su sudadero olía delicioso, la loción que él usa es bastante dulce, tal y como me encantan, no podía dejar de oler el mugroso sudadero, era como una droga para mí.

Ayer que me llevé el sudadero a mi casa decidí echarle un poco de mi perfume para juguetear un poco con él. Mi perfume también era dulce y mataba por completo su loción. Tampoco sabía cómo dárselo, así que esperaría a que él me hablara y ahí sé lo daría.

Todos estos pensamientos pasaban por mi cabeza mientras veía como Adeline coloreaba un libro para colorear de animales en el comedor de la casa. Hasta que oí unos pasos bajando las escaleras.

Comencé a ponerme bastante nerviosa, mis manos empezaron a sudar y se pusieron más frías de lo normal, mi corazón se aceleró y mis brazos se sentían pesados. Cuando los pasos terminaron de bajar las escaleras pude ver a un Connor recién bañado y al verlo parado frente a mí hizo que mis nervios aumentaran.

— Madison — se quedó callado unos segundos y subió su mano a su nuca para rascarla un poco — ¿Podemos hablar? — se oía muy nervioso.

— Claro — respondí no muy convencida, pero lo prometido es deuda pensé para luego dirigirme a Adeline — Cualquier cosa, me llamas pequeña — le guiñé un ojo para acto seguido levantarme de la silla, Connor dejó qué pasará delante de él para entrar a la cocina y él cerró la puerta.

Abundaba el silencio dentro de la habitación, no era totalmente incómodo, pero ambos sabíamos que había tensión entre nosotros.

— ¿Qué fue lo que sucedió? — esa pregunta hizo que mis ojos se despegarán del piso para ver directamente a los ojos a Connor.

Tomé un largo suspiro, no me sentía totalmente lista para hacerlo, pero debía hablarle.

Bien, aquí vamos...

— Connor, sé que por un lado lo que hice no estuvo bien, pero no lo hice queriendo, fue accidentalmente — su mirada fue de total confusión — Yo iba a entrar a la cocina y oí tu llamada con un amigo, definitivamente era una llamada que no debía oír ninguna de tus "chicas" — dije recordando y haciendo unas comillas con mis dedos.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora