Capítulo 2

377 15 0
                                    

Nos fuimos acercando a la barra, todos con caras largas. Parecemos completos fantasmas, y no era para menos ya que en cuestión de horas de seguro nos quedaremos sin empleo.

— Hola muchachos. — Dice Erick lo más tranquilo que la situación le permite. — Seguramente los rumores ya han llegado a sus oídos, sólo quiero confirmarles la noticia. No sé aún quién será el nuevo propietario ni qué pasará con nosotros, pero les digo que me siento muy orgulloso del trabajo que hemos hecho, y si nos vamos que sea haciendo lo que mejor sabemos hacer; así que a trabajar. — Su voz pasa de tranquilidad a nostalgia. Como gerente hay que temerle, pero es una gran persona.

Cada quien comenzó a hacer sus deberes. La gente está empezando a llegar, claro es «la hora pico».

Tony me cubre en la barra en lo que yo voy  a tomar la orden de los clientes.

Llego a la mesa en donde está una chica hablando por teléfono. Es muy linda, de seguro de mi misma edad, se ve que es de dinero.

— Sí capitán, ya lo sé. No tienes que gritarme. Le responde algo frustrada — Sí sí, yo me cuido. Hasta luego. — Deja el móvil y me da una mirada de desesperación.

— Hola — Le digo lo más cortés que debo.

— Hola — Responde con una sonrisa. Se ve que es muy amable y educada.

— ¿Puedo tomarle la orden? — Pregunto.

— Sólo voy a tomar un café. Te agradecería que fuera rápido porque mi día está hecho un desastre. — Me dice con las manos en la cabeza.

— Enseguida se lo traigo. — Con tremenda conversación, de seguro que el jefe la trae cortita.

Como la orden es un café lo preparo yo misma. Cuando se lo estoy llevando la escucho de nuevo en el teléfono. No es que sea entrometida, pero es imposible no oírla.

— Escuche, señora, yo sé que no hice una cita, pero en realidad necesito un organizador de eventos. Le pagaré el doble. — Sí que debe de necesitar uno. — ¿Cómo? No es posible. ¡Son unos incompetentes! Oiga no, no me cuelgue... Maldita vieja — Dice con fastidio.

Lía, sé lo que estás planeando. No lo hagas, tu cerebro siempre crea ideas que no resultan bien, me dice la entrometida voz de mi conciencia. La ignoro, la obediencia nunca ha sido parte de mí.

— Oye, disculpa por haber escuchado tu conversación, pero creo que yo puedo ayudarte. — Le digo de los más emocionada por la idea.

— ¿Sí, y cómo? A menos de que tengas algún contacto, no creo que puedas. — Me responde mientras teclea un mensaje en el móvil.

— Bueno, yo estudié durante dos años esa carrera, y tengo experiencia. Trabajé para una agencia antes de venirme a NY. — Parece que ahora sí tengo su total atención.

— ¿En serio? ¡Me has salvado la vida! ¿Pero crees que puedas organizar un aniversario de bodas en menos de veinte días? — Me pregunta nerviosa por lo que yo pueda responder.

— ¡Claro que sí! — La verdad es que no es nada del otro mundo.

— ¡Genial! Te pagaré el triple de lo que cobra una agencia de eventos, ¿vale? — ¿El triple? Me ha dejado con el ojo triangular.

— Después que lo termine y si queda bien, hablamos de eso. — Suena ilógico ya que necesito el dinero, pero mis padres siempre me han enseñando a ser así.

Sonríe feliz.

— Me caes bien. ¿Cuál es tu nombre?

Claro, hasta ahora me acuerdo de las formalidades.

— Soy Analía Vásquez — Le devuelvo la sonrisa mientras le extiendo la mano a modo de saludo. — Mucho gusto.

— Qué nombre más lindo. Yo soy Sophia.  — Me sorprende al ver que se levanta y me abraza con toda la confianza que existe. — ¿Y en qué lugar trabajaste? — Pregunta algo impaciente.

— En Eveny Top, en Madrid. — Le sonrío.

— ¡Wow! Es una de las mejores de España. Que de seguro eres una artista. — La verdad es que sí se me da, pero solo llevé dos años de curso. — Yo soy diseñadora de interiores. — Me dice con satisfacción.

— ¡Sorprendente! Yo también llevé un par de clases y no es tan fácil como parece.  — La verdad es que es una profesión que requiere precisión y mucha imaginación.

— Bueno, ya tengo que irme. Te espero mañana a las nueve en punto para que empieces cuanto antes. Esta es la dirección. Cuando llegues pregunta por Kenny Weethford. Le avisaré que tú te harás cargo del aniversario. — Dice mientras saca el dinero para pagar.

— ¿No trataré los asuntos contigo? — Pregunto no muy contenta.

— Sí, pero no. Estaré fuera de la ciudad una semana por asuntos de mi trabajo. Me voy pasado mañana. Kenny te indicará el lugar en donde se llevará a cabo el evento, y yo los alcanzaré luego. Tú tratarás con él cualquier detalle, y si necesitas mi ayuda en algo házmelo saber. 

Si no hay otro remedio. Sólo espero que el señor Weethford no se porte grosero, porque yo sí lo pongo en su lugar.

— De acuerdo. — Digo tratando de convencer a mi «te lo dije».

— Bien, nos vemos mañana. Gracias por ser mi salvación. — La escucho decir mientras  sale del lugar.

TU MIRADA: MI PERDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora