Capitulo 1.- Biblioteca de corazones rotos

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Decía cada cosa que se le venía a la mente, si... solo era capaz de eso, él no era capaz de detenerse, le dolía, su corazón se oprimía cada vez más.

Vives.

Conoces.

Te enamoras.

Se separan, se termina, no queda más, tu corazón estalla. Eso le sucedió a Cho Kyuhyun, sí, era lamentable.

Conoció a Victoria en una feria escolar, ella sonreía de una manera única, y Cho solo podía observarla, claro, hasta que la vio por segunda vez e inevitablemente le habló, a ella se le notaba en el rostro que esperaba con ansias a que aquel chico de tez clara y mirada penetrante se le acercara a preguntar su nombre... es como si hubiesen estado destinados a encontrarse, claro que ese pensamiento cambio repentinamente al momento que se separaron 3 meses después, todo eso del destino se fue a la mierda y Cho solo maldecía, por sus finos labios salían improperios que nunca creyó que diría...

Luego de su desafortunado amorío comenzó a encerrarse más en su propio mundo, en la biblioteca, en su departamento, en su taza de café al medio día, en su mente...

Miró con desinterés hacia el cielo desde la empañada ventana de la biblioteca, era una de las tres únicas personas que se encontraban ahí dentro, volvió su mirada al libro que tenía entre manos y ubicó rápidamente su vista en la frase que había quedado, de la página número 412. Era un día aburrido y no se le ocurrió nada mejor que ir a encerrarse nuevamente a la biblioteca y comenzar un nuevo libro, escogió uno de suspenso y Dios sabrá como terminó tan pronto, o al menos, cómo estaba a punto de terminar...

-Es el final más estúpido que he visto en un libro -escuchó decir, era una voz masculina, tan grave y suave a la vez... se le erizó la piel y cerró el libro con cierta decepción... levantó levemente la mirada para observar a quien se había atrevido a arruinarle su tan esperado final, pero sus ojos no lograron visualizar a nadie... "Algún día te encontraré, y me las pagaras maldito imbécil", pronunció inútilmente con irritación.

Llegó a su departamento y lanzó las llaves hacia algún lugar en el suelo, luego, al otro día, se encargaría de buscarlas nuevamente. Se sacó su pesado abrigo de cordero negro y lo colgó en el perchero que se encontraba a la entrada del living, lanzo un leve suspiro al observar lo solitario que se veía, el frío recorrió su espalda y caminó hasta la cocina para prepararse un café, con eso era feliz, no necesitaba a nadie, solo una taza de café, eso bastaba para que su inútil existencia no lo hiciera pudrirse más en su abandono...

Miró la hora desde la pantalla de su celular y se levantó con desgano, se preparó un café cargado y cuando termino de beberlo se cambió el pijama por algo decente. Se cubrió con su cordero negro y luego de encontrar sus llaves salió de aquel sombrío lugar al que él llamaba hogar... Llego a la entrada de la biblioteca y su mirada se cruzó con la de un hombre bajo, de contextura delgada, con unos labios delgados y perfectamente formados, con unos ojos profundos pero a la vez dulces... O demonios, ese hombre era la perfección pura, Cho trago saliva y decidió ignorarlo, atravesando las puertas de su destino, ya despejaría su mente en algún libro nuevo...

Esta vez leería algo de acción, pero había tanto por escoger que no lograba decidirse, o tal vez aquel hombre ocupaba demasiado su cabeza como para dejarlo continuar con su rutina, ¿desde cuándo a Cho le interesaban los hombres?, ni él mismo Cho lo sabía...

-Yo te recomiendo que leas algo de ciencia ficción, ¿no crees que el día de hoy es perfecto para eso? -Cho no se podía creer que aquel hombre se encontrara ahí, de pie junto a él, recomendándole libros...

-... Pues, supongo que tiene razón -respondió titubeante, nervioso, ansioso, y comenzó a caminar a la sección de ciencia ficción, no tenía idea de porqué le había hecho caso, pero ahí estaba, sacando un libro del estante recomendado...

-demasiado anticuado, te he visto elegir libros mejores -habló de nuevo, Cho lo miró sin saber que responder, ¿él ya lo había visto antes?- ten, te recomiendo este, estoy seguro que será de tu agrado -y le tendió a Cho un libro completamente negro con una portada enigmática, Cho observo el rectángulo negro y grueso y aun dudoso lo tomó y agradeció para luego ir y sentarse en el mismo asiento de todos los días, aquel hombre se sentó frente a Cho.

-Odio este día -pronunció con su voz única, Cho lo observó, quería preguntar, pero no se atrevía- has visto la fecha? -pregunto luego de notar la incógnita en la mirada de Cho, negó con la cabeza y sacó su celular para averiguar... era 15 de julio, la fecha en que Victoria le dijo que solo había jugado con él, ese día fue el momento en que decidió apartarse de la sociedad...

-por qué usted...?

-digamos que Victoria es mi prometida...

Tengo una pequeña duda {Kyumin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora