Capitulo 1.

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Otra fría mañana en Canadá, la nieve caía tediosa al otro lado de la ventana, lograba filtrarse por los pequeños huecos de su techo como agua, debido a que en la casa que habitaban sus padre y el se había construido varios años atrás, pasando por muchas heladas, que penetraban la madera, y la llenaban de moho, logrando que se formen notorias grietas en el.

Coloco el agua en un heridor y se dirigió al baño, para poder bañarse, esa mañana noto algo distinto, un presentimiento de angustia enorme, aunque no era algo muy distinto a todos los días en su vida.

Era un pequeño Omega, de ojos azules y piel que en algún momento fue dorada, perdiendo su color por las malas condiciones de vida, frágil e indefenso, sabia que no había sido del agrado de su padre que haya nacido. Un Alfa territorial y ambicioso, el cuál ya había presenciado los anteriores partos de su Omega, viendo nacer a sus tres hijos Alfas y una Omega preciosa de facciones similares a una muñeca de porcelana. 

Ellos ya habían salido de aquel maltrecho lugar al que llamaba casa, eran exitosos en sus negocios, llegando a tener una compañía familiar, la cuál bien sabia Louis que no tenia mucho futuro, ya que los tres eran ambiciosos, y no llegarían lejos sin formar discordia entre ellos, haciendo que su empresa caiga a pedazos.

Luego esta la Omega, que fue vendida por su padre, una noche de vodka y avaricia, donde quiso mostrar que tan fuerte y decidido era, llegando a un acuerdo con un Alfa gordo, mafioso que solo buscaba niñas para diversión. La omega solo tenia 15 años cuando fue vendida, sin arrepentimientos por parte de su padre.

El mismo era un adicto a las apuestas, por ello habían perdido todas su comodidades, llegando a la banca rota, viviendo bajo una casa que se caía a pedazos y temblaba con cada ventisca que provocaba el mal clima afuera. Lo único que lo retenía en aquella casa era el anhelo que tenía por querer ayudar a su madre, que por mas que se caiga a pedazos siempre le daba una sonrisa cada vez que se miraban, una triste y apagada, pero ahí estaba, de pie ante todos los problemas, y eso era un ejemplo para el. 

Sentía que la culpa de su depresión era el, haber tenido un chico Omega no era algo para presumir, ni mucho menos algo para sacar provecho, pero a pesar de ello, le mostraba que lo amaba, y que era muy especial, aunque el no lo sentía así.

Desnudo ante la ducha, sintió una brisa rodear todo su cuerpo, proveniente de una pequeña ventana de ventilación, la cuál cerro maldiciendo para si mismo que debería estar cerrada en todo el maldito invierno. Abrió la corriente caliente y sintió el agua helada fluir por todo su brazo, lo cuál hizo que tiritara del frío, inmediatamente se movió hacia atrás, chocando con la dura pared mohosa del baño, pensando seriamente que tendría que limpiar aquella repugnante sustancia verde que formaba un olor asqueroso en aquella habitación...y en todas las demás.

salió del agua, y se dirigió corriendo hacía el hervidor que se había olvidado que estaba calentando agua. Cuando llego a la cocina diviso a su padre, parado con una taza con café en la mano, obviamente preparado con su agua. 

Este se dio vuelta llevando su mirada hacía Louis, que estaba parado en el marco de la puerta, instantáneamente se sintió diminuto bajo su mirada penetrante, sentía que podría traspasarlo. 

-No te diste cuenta que podrías ocasionar un accidente dejando esto en el fuego? -señalo el pequeño hervidor que estaba sobre una de las hornallas.

-Lo si-siento, no me di cuenta -Su padre tenia la habilidad de siempre que quisiera hacerlo sentir un inútil, podría lograrlo.

-Como siempre, no se porque te empeñas en aprender cosas de casa, cuando ni siquiera para eso sirves, deja a tu madre, que este es su lugar. -Paso por su lado chocando su hombro. Algún día se iba a largar de aquella casa.

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